FRANCISCO CASCALES
María Luisa Arnaiz Sánchez
Velázquez Reflection
in Eyes, Rubén Belloso
Los padres del licenciado Cascales fueron
Leonor de Cascales y Mercader, del linaje de los Escarramad como cita su propio
hijo en “Discursos históricos”, y Luis de Ayllón, un judío converso relajado
por la Inquisición el 22 de mayo de 1564 en un auto de fe que tuvo
lugar en Murcia. Nuestro humanista fue una de las muchas víctimas de la
intransigencia moral de la época pues la coletilla con que acababan dichos
autos, “se declararon sus hijos, nietos y descendientes a ser inhábiles”, era
un estigma para las generaciones futuras. Si a esta infamia, que sañudamente
perpetuaba el Santo Oficio exponiendo los “sambenitos” con los
apellidos de quienes los habían llevado en los sitios más visibles de las
iglesias, se añade que se confiscaban los bienes de un relajado, sobreviniendo
la ruina familiar, se comprenderá el resentimiento de la carta que reproduzco.
Francisco Cascales, que optó por el apellido materno según la costumbre de
elegir entre los de los antecesores, se licenció en Artes y ganó la cátedra de
Gramática del colegio de San Fulgencio de Murcia en 1601.
Detalle: "Las meninas" en los ojos
“Admírase v. m., Señor Don Alonso…de que yo me haya venido a…Cartagena,
desnaturalizándome de Murcia, patria nuestra, cosa que no se esperaba de mí…Porque
estando aquí, ni a mí me falta Murcia, ni yo la hago en ella…gusto de privarme
de este regalo y favor, por no vivir pobre entre ricos, mal conocido entre
caballeros, olvidado entre deudos y extranjero en mi patria…dentro de mi fortuna
me recojo, y camino este natural viage (sic) con la vela de mi mediano estado.”
Carta enviada a su amigo Alonso Fajardo en 1598
Portada de su obra “Florilegium”
NOTA: Dice
en la obra citada el licenciado (ver ilustración): “Los Cascales tienen como
Armas nueve cabezas de adormideras en campo azul (sic)”. Del catalán
“cascall” viene el plural “cascales”, “amapolas”, cuyo jugo se daba hasta hace
poco en Murcia a los “meninos” llorones.
Gosto dos teus textos. O Santo Ofício foi uma mácula na História do Homem.
ResponderEliminarUm grande beijo
Cada vez que vengo a leerte salgo aprendiendo Un brindis por vos
ResponderEliminarPrecioso, Isabel. En mis tiempos, a los meninos llorones (que eran abundantes) se les daba una muñequilla empapada en anis dulce que producia un efecto sedante de similares caracteristicas que el papaver. Un abrazo
ResponderEliminarAhora nos persiguen otras inquisiciones, así que nadie está a salvo.
ResponderEliminarUn beso, Gisa.
Pues qué bien, Recomenzar, te acompaño en el brindis.
ResponderEliminarUn beso.
Parece que Cascales tenía orgullo, pero los sucedáneos actuales a su apellido no calman a los que berrean, así que ya me dirás.
ResponderEliminarBesos.