MAX FUND Y SU CUARTO II
Antonio
Campillo Ruiz
Equilibrios, Max Fund
En esta imagen de
la serie “El cuarto” Max Fund utiliza a
Henry Michel-Lévy, editor y pintor que expuso en el Salón desde 1868 a 1886, tal como lo
retrató Degas en “El artista en su taller”. Ambos pintores fueron amigos hasta que
Henry quiso vender dicho cuadro. Cuando el pintor de las alumnas de ballet lo
supo, le devolvió el que a él le había hecho dejándoselo a la puerta de su casa.
El personaje se sitúa, como en el cuadro original, desplazado del centro y en
un espacio entre sala de vistas y “meublé”.
En lugar de la paleta y los pinceles aparecen unas flores y una balanza de dos
platillos, cuyo correferente es la modelo anoréxica de pechos siliconados que sustituye
al maniquí de Degas. La composición no sugiere erotismo, al igual que la
estereotipada postal brasileña que preside la escena.
Alo extraño. complejo de comentar, pero a veces es así la vida misma.
ResponderEliminarUn abrazo
Maravilloso lo que escribis y las pinturas -Gracias por tu comentario tan lleno de luz
ResponderEliminarMil besos para vos
Perfectos comentarios. Me gusta tu análisis de las obras.
ResponderEliminarBesos
Seria curioso ver los originales colgados uno junto al otro y repasar de nuevo tus jugosos comentarios. Un abrazo rescatoso
ResponderEliminarCreo, como tú, Alicia, que existe en esa extraño cuarto de Max Fund un "no se qué" que atrae irremisiblemente.
ResponderEliminarSu imaginación se mezcla con la belleza de Degas y el resultado me parece una explosión inquietante de luz que cada espectador de la obra debe saber encender.
Un fuerte abrazo, querida Alicia.
Mi agradecimiento por tus palabras y contento por haber conseguido estar en comunicación con la belleza de ambas obras, la de Fund y Degas.
ResponderEliminarAmbos sabemos, Recomenzar, que la complejidad de tu texto requiere un análisis profundo. Si he logrado aportar una mínima estela de luz al mismo me satisface.
Creo, no obstante, que se debería ahondar en los pequeños vericuetos que nos han confundido siempre, con la frente alta y sin ningún camino preestablecido.
Un fuerte abrazo, querida Recomenzar.
Mi querida campeona de español, mi querida Gisa, gracias por tu apreciación.
ResponderEliminarTu traducción era muy buena y desentraña los errores que tenía y me confundían. Si además, te agrada mi punto de vista, mi satisfacción es doble.
Prometido que empiezo a estudiar tu idioma para leerte con la perfección que merecen tus publicaciones.
Un fuerte abrazo, querida Gisa.
¡Hombre, Mariano... sería ideal y lo que deberíamos hacer!
ResponderEliminarEs probable que la apreciación de la imaginación y belleza cambiase, para bien, al encontrarse una obra junto a la otra. Sería "una pasada".
No repasaríamos mi comentario. Tendríamos que escribir uno nuevo con la apreciación, abstracción y estilo, de cada uno de nosotros. El culmen sería unirlos en uno solo texto porque de él sí podrían los lectores obtener una satisfacción mejorada de la visión y peculiaridades apreciadas por ambos.
Un fuerte abrazo, Mariano.
La imagen es fascinadora y tus análisis me encantan, Antonio.
ResponderEliminarComo siempre descubro cosas nuevas y salgo de tu espacio con curiosidades y con ganas de búsquedas.
Gracias por compartir y gracias por tu presencia constante en mis letras. Tu atención es un honor para mí.
Un abrazo,
Clara
Merci très chère de ta visite et de ton commentaire sur Baudelaire!
ResponderEliminarJe regrette tellement de ne pas lire l'espagnol...
Je te souhaite une agréable soirée
Maestro, me has herido, sin querer, pero lo has hecho. Veinte minutos he estado con los cuadros y leyendo letra a letra tu artículo. Al final, si, solo al final, (qué torpe), me he dado cuenta de que el relato es genial.
ResponderEliminarEstoy que me salgo, maestro Campillo. Un abrazo
Vengo, miro, leo y aprendo. Es una delicia la Dactyliotheca.
ResponderEliminarSí que es extraño o, más bien, inquietante el cuadro de Max Fund. La modelo me da grima y el otro pobre allá, en una esquina, arrinconado, co o si hubiera sido castigado.
Un abrazo, querido Antonio.
Me agrada que te haya cautivado la obra de Fund. Sí, posee una fascinación atrayente y misteriosa.
ResponderEliminarMe sonrojas, Clara. Sólo describo lo que aprecio.
Mi agradecimiento sincero por tu interés y por compartir tus letras con nosotros, tus lectores, que nos acercamos a ti buscando lo que sabemos que compartes con alegría y entusiasmo.
Un fuerte abrazo, querida Clara.
Bonjour, ma amie Kenza: je te remercie ta courtesie.
ResponderEliminarMalgré mon oublie français, je te suis,
Je te souhaite une agréable soirée, ma amie. Á bientôt.
Enrique, que seamos amigos no te da derecho a sonrojarme. Sabes perfectamente que me alegro de que encuentres lo que tu enorme sensibilidad es capaz de captar más allá de lo representado.
ResponderEliminarCreo que te ha sucedido lo que me ocurrió a mí: no se quiere terminar de mirar, comparar, observar meticulosamente el mínimo detalle. Estoy de acuerdo contigo en la fascinante creatividad de Fund.
Un fuerte abrazo, Enrique.
Pues sí, Isabel. La inquietud de este conjunto de imágenes representativas de otras, cambiadas o no, es muy atrayente. Sucede como la malsana atracción que se siente cuando se abre la puerta de un tren en el que viajamos y miramos hipnóticamente la velocidad a la que se muestra el suelo.
ResponderEliminarPosiblemente el “tranquilo castigo”, percibido por ti, de la imagen principal, el hombre, reduzca la sensación anteriormente descrita.
Un fuerte abrazo, querida Isabel.