UNA IDEA GENIAL
Antonio Campillo Ruiz
Las palabras ocupaban
revoltosas sus lugares. Se saludaban, hacían corros para hablar de sus cosas y
el salón se iba llenando. Sonó un repiqueteo de martillo de madera en la
presidencia. Inspiración, que debía conducir la reunión, se había levantado y percutía sin cesar. Con la rapidez y
el atropello de la llamada las palabras fueron ocupando su orden alfabético
correcto.
- Inspiración:
Bien, ocupen su orden que vamos a
empezar. Hoy debemos relatar la historia de un artista.
-
Pintor:
Solicito que sea un artista que lleve mi
nombre.
-
Escultor,
arquitecto, fotógrafo, en tropel: Y, ¿por
qué? Ya narramos la historia de varios pintores. ¡Queremos que sea…!
-
Inspiración:
¡Silencio, por favor! No es elegible el
artista. Se trata de un escultor.
Escultor estaba
exultante y sonrió con malicia a sus amigas. Las palabras callaron porque
sabían que Inspiración ya había decidido quién iba a ser el protagonista.
-
Inspiración:
Sí, será un escultor y, como ya sabéis,
el principio es difícil. Se solicitan propuestas para ser la primera palabra.
-
Historia:
Creo que la primera debería ser yo puesto
que vamos a hablar de mí.
-
Inspiración:
Sí, pero debemos enlazarla con algún
adjetivo que dé sentido a la propuesta. ¡A ver, un adjetivo!
-
Esta:
Yo misma porque así con mi amigo el verbo
Ser podemos construir…
-
Inspiración:
De acuerdo. “Esta es la historia…” es el
principio. Creo que debemos indicar en qué tiempo y dónde se sitúa la historia.
-
Grecia:
Pues en mí. ¿No es un escultor? Pues los
mejores escultores han sido siempre míos.
-
Inspiración:
Puede ser, pero eso nos conduciría a
relatar una historia con unas características concretas. Creo que lo mejor es
dejarla indeterminada. Por ejemplo: tiempo y reino anterior.
-
Pretérito:
¿Anterior? Yo soy más culta y menos escrita.
-
Inspiración:
Bien, podría ser “… tiempos y reinos
pretéritos…”
-
Escultor:
¿Y cuándo aparezco yo?
La creación
asamblearia dirigida por Inspiración seguía su curso con pequeñas discusiones
sobre si el rey era un tirano por ser rey o por no haber sido elegido, por
tener un laberinto para extranjeros o por negar la palabra a los filósofos.
Náyade estaba orgullosa de que la encontrase el rey tan hermosa y perfecta,
además de ser la primera dama de una fuente de agua cristalina. De pronto
Sombra, que hasta entonces había estado en silencio, advirtió:
-
Sombra:
¿Y el rey matará también al gran escultor
como hizo con los filósofos?
Un silencio
temeroso se apoderó de todas las palabras. Nadie respondía. El tiempo pasaba
sin que ninguna palabra se pronunciase. Un golpe en la puerta hizo que se
abriera de pronto y El Autor entró con paso firme. Las palabras quedaron
sorprendidas al verle aparecer. Inspiración dijo con voz potente:
-
Inspiración:
Pero, ¡usted no puede asistir a esta reunión!
-
Autor:
¿Por qué? Me falta un final atractivo,
inteligente, y ustedes no saben qué hacer por más que discutan. A ver, ¿dónde
se encuentra Idea?
-
Idea:
Aquí - balbuceó.
-
Autor:
Venga usted a esta sala conmigo.
Cuando salieron un
rumor fue creciendo entre todas las asistentes. Inspiración, sin saber qué
hacer, quedó en silencio y se sentó en su sillón. Esperaron y esperaron durante
largo tiempo. Cuando se abrió la puerta, el autor, sin decir nada, salió a toda
prisa de la sala. Idea le siguió lentamente y le entregó a Inspiración una nota
garabateada con algunas de las palabras presentes. En silencio Inspiración leyó
lo escrito y lo entregó a Secretaria diciendo: Levante acta de la narración de
hoy y léala. Al poco tiempo se levantó Secretaria y con voz potente leyó:
Esta es una historia de tiempos y de reinos
pretéritos. El escultor paseaba con el tirano por los jardines del palacio. Más
allá del laberinto para los extranjeros ilustres, en el extremo de la alameda
de los filósofos decapitados, el escultor presentó su última obra: una náyade
que era una fuente. Mientras abundaba en explicaciones técnicas y disfrutaba de
la embriaguez del triunfo, el artista advirtió en el hermoso rostro de su
protector una sombra amenazadora. Comprendió la causa. “¿Cómo un ser tan
ínfimo” -sin duda estaba pensando el tirano- “es capaz de lo que yo, pastor de
pueblos, soy incapaz?” Entonces un pájaro, que bebía en la fuente, huyó
alborozado por el aire y el escultor discurrió la idea que lo salvaría. “Por humildes
que sean” -dijo indicando al pájaro- “hay que reconocer que vuelan mejor que
nosotros”.
Del relato: Adolfo Bioy
Casares
De la asamblea: Antonio Campillo Ruiz
Qué manera de jugar con el relato!
ResponderEliminarTodos participan para sacarlo adelante pero el autor puso orden y ya la obra fluyó sin problemas.
jajajaja es una IMAGINACIÓN extraordinaria.
Besos a los dos.
Mas que un relato.. lo leí como "muy" de Adolfo Bioy Casares, un escritor muy singular y único, para mi.
ResponderEliminarQue valga entonces , mi
interpretación de tu post !!!
Como todo un grande, porque se prestaría como tal? a un esfuerzo intenso, en el final de su vida..
para enfrentar una serie de interrogantes en variadas entrevistas. Para el innecesarias desde la humildad de un grande, pues la idea e inspiración, fueron propias desde sus comienzos.
Como tu, bien lo expresas: hombres como el, por humildes que sean, hay que reconocer que valen mejor que nosotros.
mil besitos , Amigo Antonio.
Ein Blog zeigt vieles was auf der Welt geschieht,
ResponderEliminarwie man hier in Deinem schönen Blog auch sieht.
Lieben Gruß und sonnigen Tag
CL
Siempre interesante. Lo he leído con agrado.
ResponderEliminarUn saludo
Una hermosa parábola, Sr. Antonio Ruiz!
ResponderEliminarUn buenísimo relato con mensaje...
ResponderEliminarUn placer leerte.
Saludos.
Qué delicia este texto tan intertextual de Bioy Casares.
ResponderEliminarComo habrás adivinado, lo he disfrutado mucho.
Un grandísimo abrazo, querido Antonio.
Siempre ideal, y este sobre todo reflexivo, me ha encantado.
ResponderEliminarBesitos Amigos.
Muchas gracias querido Antonio. La humildad...una cualidad tan importante como poco frecuente. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarUna interesante reflexión, amigo Antonio. Ya sabes, debiera publicarse en todas las escuelas. Gracias, amigo.
ResponderEliminarGenial tal relato! De uma imaginação extraordinária, imprescindível para os bons artistas e obras. Gostei demasiado!!!!!
ResponderEliminarFico muito satisfeita quando entro no seu blog, porque aqui se respira cultura, alegria e conhecimento. Sabedoria, eu diria ainda mais...
Beijo carinhoso.
Qué bueno!!! Me encantó...
ResponderEliminarOhma, el inicio de un relato puede ser similar a este pequeño grupo de palabras, un poco alocadas, que no encuentran una salida hasta que el autor dirige su atención hacia alguna de ellas.
ResponderEliminarBullendo todas en su mente, va ordenando en su lugar a cada una en una continuidad tan bien secuenciada que, ordenadas de forma distinta las mismas palabras, su significado global cambiaría la interpretación del lector.
Me alegro de que te haya gustado.
Un fuerte abrazo, querida Ohma.
Captas totalmente el sentido de este intertextual juego con uno de los autores más imaginativos de la Literatura.
ResponderEliminarBioy Casares, como dices, ËMy£iâ, fue un escritor sin la estúpida presuntuosidad que caracteriza a quienes se autodenominan escritores por poner una palabra tras otra, poseía una imaginación y serena pluma, una agudeza de pensamiento, que han sido siempre gratificantes a todos sus lectores.
Su obra es tan importante que jamás será olvidada.
Un fuerte abrazo, querida ËMy£iâ.
Así es Cloudy. En los blog creo que tratamos de transmitir a los amigos que los leen aquellos aspectos de nuestros gustos, ilusiones y creatividad, que nos muestran ante todos como somos.
ResponderEliminarSe consigue aprender mucho de todo lo que en ellos se expresa.
Me alegro que tengáis un poco de sol en este inicio del otoño. En tu país es de agradecer.
Un fuerte abrazo, amigo Cloudy.
Muy agradecido por tu visita y comentario, amiga Rosa.
ResponderEliminarEs muy agradable que resulte interesante esta intertextualidad libre sobre todo a ti, una escritora tan perspicaz como amena e imaginativa.
Un fuerte abrazo, amiga Rosa.
Amigo Cristian, así lo creo yo. Bioy Casares es un autor muy imaginativo y este relato es una parábola, como dices muy bien.
ResponderEliminarSiempre me alegra leerte y que tus comentarios sean tan perspicaces.
Un abrazo, amigo Cristian.
p.D.: En España, cuando eres amigo y se comparten ideas, siempre se dice la palabra "amigo". Nombrar por los apellidos y Sr. es para casos oficiales u otras relaciones que no entrañan amistad.
Cristian, llámame "amigo". Gracias.
Amiga Ysupais, cuanto me agrada tu visita. Leo tus dos blog que son magníficos. Me dividiré un poco más para poder comentar tus espléndidos poemas y tus estupendos vídeos.
ResponderEliminarMe he alegrado tanto de tu visita y, sobre todo de tu comentario, que me has hecho sonrojar. Muchas gracias Ysupais, te agradezco que seas tan condescendiente pero, como sabes, todo el mérito es de quien verdaderamente era un escritor eterno: Bioy Casares. Un autor con una imaginación y un poder sobre las palabras que fue quien inspiró esta pequeña trama. Sus escritos son imprescindibles.
Un fuerte abrazo, amiga Ysupais.
Gracias Isabel, porque sé que me aprecias te consiento los halagos. Pero, siempre existe un pero, como sabes, todo se debe al maestro Bioy Casares. Su prosa suelta y siempre imaginativa, con trasfondos complejos, fue el detonante para suponer cómo podría haberse gestado un relato en el que cada palabra ocupa su lugar exacto.
ResponderEliminarComo nos gusta a los dos, sabemos que es necesario beber de su eterna fuente.
Un fuerte abrazo, querida Isabel.
Querida Inma, me alegro, me alegro mucho de que te haya gustado este relato de Bioy Casares y su inmensa moraleja: cómo eludir al tirano asesino.
ResponderEliminarCreí que un relato tan magistral podría haber tenido un principio como el que relato en la pequeña lucha de las palabras por ocupar un sitio en él.
Un fuerte abrazo, querida Inma.
Así lo creo yo querida Mabel. El relato de Bioy Casares es tan aleccionador, tan importante, tan vivo e imaginativo, que no debe dejarse pasar. Su obra completa es necesaria.
ResponderEliminarEn tiempos de egoísmo y soberbia como los que atravesamos, es una lección magistral la obra de este maestro de las letras.
Un fuerte abrazo, querida Mabel.
Así es, amigo Enrique. Relatos como el de Bioy Casares yo lo incluiría, además de en Literatura, en esa asignatura tan cambiante y tan depreciada de "Educación Cívica", creo que se llamara así.
ResponderEliminarHay que aprender a leer, interpretar y opinar, sobre las elocuentes palabras de escritores sabios y poseedores de una pedagogía innata.
Un fuerte abrazo, amigo Enrique.
Amiga Teca, te agradezco mucho tus palabras pero, como sabes, todos aprendemos de todos y esta es la grata experiencia de poseer amigos en este ciberespacio que nos acoge.
ResponderEliminarTu "Sedimentos" es imprescindible por su inmensa sensibilidad y de él aprendemos todo lo que nos muestras con tu esfuerzo y pulcritud.
De Bioy Casares aprendemos a ser coherentes como seres humanos que pueden ser justos o injustos, ladinos o inteligentes, absurdamente soberbios o simplemente normales y humildes, sin ser por ello menospreciados.
Un encanto tu comentario, Teca.
Un fuerte abrazo, querida Teca.
Amiga Eva, es un relato en armonía con tu príncipe y su anecdotario. Tendríamos que haber comprado una "máquina del tiempo" para saber si el relato se gestó como expongo.
ResponderEliminarLa imaginación de Bioy Casares es portentosa y la de tu príncipe también.
Un fuerte abrazo, querida Eva.
Estimado amigo Antonio, gracias doblemente por hacerte seguidor de mi blog. Por la atención que no merezco a mi humilde obra y tambien porque gracias a ello me ha permitido descubrir este blog tuyo, tan intereante en el que con tu permiso me instalo. Un abrazo.
ResponderEliminarBioy... Un grande. Tengo una foto con él. Esas cosas de la casualidad o causalidad, no sé bien.
ResponderEliminarTenía pocos años, casi adolescente, fui a una charla que daba él en SAnta Fé, me cautivó de tal manera que jamás lo olvidaré. Como muchos, Borges por ejemplo. Un tema para desarrollar en otra entrada (La amistad de él con Borges) si quieres.
Abrazos.
...storia interessante...dove io penso, che è all'umiltà di un uomo, che l'ispirazione si rivolge con più semplicità, e dall'ispirazione nascono poi le idee migliori...ciao Antonio...
ResponderEliminarAmigo David, tus cuadros, que no fotografías, son excelentes y poseen alma propia. Tu punto de vista es espléndido cuando disparas y obtienes del objeto fotografiado ese lamento que no es visible, esa paz que serena, esa melancolía que los revive. Me he alegrado mucho de encontrar un trabajo tan serio y artístico.
ResponderEliminarSi a la vez, te ha gustado alguna de las publicaciones de este blog, aprenderemos mutuamente compartiendo lo que nos gusta.
Me he alegrado mucho al encontrarte.
Un gran saludo, amigo David.
¡Qué sorpresa, querida Alicia! ¡Vaya suerte la tuya! Y en ese momento, la adolescencia, en el que se absorbe todo lo bueno de los grandes escritores.
ResponderEliminarDebía de ser un orador excelente y mejor persona. Escritor de los grandes lo ha sido siempre.
Pues sí, sería muy interesante estudiar este aspecto de su vida: sus amigos, admiradores y posibles influencias de unos con otros. A pesar de que creo que Bioy era especialmente único en su estilo y dominio de las palabras, es un tema apasionante.
Un fuerte abrazo, querida Alicia.
Así lo creo yo, amigo Sergio. La inspiración, las ideas para poder relatar y acabar un texto son imprescindibles para un autor.
ResponderEliminarLa inteligencia y la humildad son un don especial de los humanos. Poseer ambas propicia la serena sabiduría.
Ciao, Sergio.
Antonio, como he disfrutado la originalidad y derroche de imaginación para hilar la historia con puntadas perfectas y concluir con una interesante reflexión.
ResponderEliminarIba a decirte que me encanta el momento de la llegada del autor pero, no, no puedo elegir porque tanto por partes como en su conjunto me parece una genialidad.
Un abrazo grande
Querida amiga Pilar, viniendo de ti me has sonrojado porque tus relatos están plenos de imaginación e ideas.
ResponderEliminarSí, sospecho que posiblemente yo habría elegido también ese momento en el que realidad y ficción se unen para poder llegar a una solución tan importante como es una reflexión.
Te agradezco tu comentario tanto como cuando te leo.
Un fuerte abrazo, querida Pilar.