EL ADMINISTRADOR DE UN PARTIDO Y EL
CABALLERO
Antonio
Campillo Ruiz
Iain Faulkner
El elector goza del sagrado
privilegio de votar por un
candidato que eligieron otros.
Ambrose G. Bierce
El Administrador de un Partido le dijo a un Caballero, que estaba ocupándose de sus propios asuntos:
-¿Cuánto pagaría por tener
una Candidatura para un cargo público?
-Nada -replicó el
Caballero.
-Pero contribuiría con
algo de fondos a la campaña para apoyar su elección, ¿verdad? -preguntó el
Administrador del Partido, guiñando el ojo.
-Oh, no, claro que no
-dijo seriamente el Caballero-. Si el pueblo desea que trabaje para él debe emplearme
sin que yo lo solicite. Estoy muy cómodo sin ningún cargo público.
-Pero -lo urgió el
Administrador del Partido-, un nombramiento es algo deseable. Es un gran honor
ser un servidor del pueblo.
-Si el servicio del
pueblo es un gran honor -dijo el Caballero- sería indecente de mi parte
buscarlo; y si lo obtuviera por mi propio esfuerzo dejaría de ser un honor.
-Bueno -insistió el
Administrador del Partido-, espero que por lo menos apoyará la plataforma del
partido.
El Caballero replicó:
-Es improbable que sus
autores, sin haberme consultado hayan expresado fielmente mis puntos de vista y
opiniones; y si respaldase su trabajo sin estar de acuerdo con él, sería un
mentiroso.
-¡Usted es un
hipócrita detestable y un idiota! -gritó el Administrador del Partido.
-Ni siquiera su buena
opinión acerca de mi idoneidad -replicó el caballero- logrará convencerme.
Ambrose Bierce
En 1899 Ambrose
Gwinett Bierce publicó “Fantastic Fables”.
“El administrador de un partido y el
caballero” es una de las fábulas que compone esta colección que se ha editado
seleccionándolas por temas o atendiendo a otras peculiaridades. La importancia
de la historia de estos dos personajes no es la anécdota en sí misma, sino su
actualidad y, probablemente, el curriculum necesario para acceder, según
algunos, a cargos políticos que prestigian por estar en ellos. Hace ciento
quince años que Bierce publicó esta fábula. ¿Ha sido aleccionadora para la
sociedad actual?
Me haces una pregunta difícil, Antonio, porque no sé si ha sido aleccionadora. Los cargos públicos son necesarios y otra cosa es la honradez y la finalidad del candidato. Podemos concederle ese cargo al que aspiran, lo que no podemos ni deberíamos consentirles de ninguna de las maneras es la corrupción, la torpeza y el mal comportamiento.
ResponderEliminarPero no tenemos las herramientas necesarias para llevar a cabo tan ardua tarea porque ya se ocupan ellos de que no las tengamos.
Ha sido una entrada muy acertada y aleccionadora, Antonio, por la que te deberíamos estar agradecidos.
Buenos días, Antonio.
Hoy me desperté temprano y con tiempo.
Lo del honor de ser representante del pueblo queda muy bonito, pero todos sabemos que la mayoría viene a medrar. ¿Que méritos tienen los elegidos?. Como pueden ser idóneos para representarnos si nio conocemos su preparación, que normalmente es escasa. Al menos con listas abiertas eliminaríamos a los inutiles reincidentes. Luego ni ellos mismos respetan sus propuestas, y otra, como un personaje que aspira a ser Presidente, no sabe hablar ingles con fluidez.
ResponderEliminarLo dramático, por no decir trágico es que la anécdota sea de actualidad. Para reflexionar detenidamente, cosa que deberíamos hacer durante unos años antes de tomar ninguna decisión a ese respecto. claro que, para entonces a lo mejor ya no quedaba nada del solar. "Ni siquiera su buena opinión acerca de mi idoneidad -replicó el caballero- logrará convencerme." Muy bueno. Un abrazo, maestro.
ResponderEliminarLo de ser servidor del pueblo, deberían ser las mejores personas de la sociedad, los más probos, ecuánimes, los más cultos, la sociedad es realmente la mala porque es la que representa los valores: la codicia, la comodidad, olvidando el esfuerzo, el trabajo bien hecho, la ayuda a los demás, todas esas frases ! Ay que asco de vida ! ¿ Porque no tengo un coche mejor? ¿Es que acaso me merezo yo esto? por otro lado los mejores pienso que hoy en día no quieren estar en politica y claro por eso tenemos lo que tenemos mediocridad absoluta.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y agradeciendo infinitamente todo lo que sigo aprendiendo asi que... que nada te turbe ni te aleje de tu esencia, me siento más que sobrada !Gracias!
Ciertamente de gran actualidad, querido Antonio. La cita del comienzo del relato me ha parecido no solo actual sino el gran drama de la democracia española: nuestro único privilegio es votar por los candidatos que otros ya eligieron.
ResponderEliminarEl resto del fragmento no hace más que confirmar lo anterior, con una simpática pero amarga ironía.
Un fuerte abrazo.
Maestro, eres un maestro. Quizás debiéramos mandar estos cuentos a las escuelas, amigo Campillo, y no hablo de las de infantil o primaria. Un abrazo y feliz noche
ResponderEliminarComo siempre nos dejas pensando
ResponderEliminarun abrazo especial para VOS
Totalmente de actualidad. Es una pena la situación que atravesamos.
ResponderEliminarMagnífica la frase de presentación.
Genial esta entrada que, como todas las tuyas, es una satisfacción leer.
Un abrazo enorme.
Que te ofrezcan un cargo político, a pesar de ser rentable extraoficialmente, puede ser un regalo envenenado, pues los pol´`iticos se queman, su reputación mengua y está claro que es un puesto que los hombres y mujeres de pro no desean bajo ningún concepto. Si los políticos actuasen de buena fe en favor de la ciudadanía, estudiando lo mejor para la sociedad y sin llevarse un céntimo, sólo por amor a ésta, otro gallo nos cantaría, pues es probable que los mejores en cada una de las disciplinas en que se descompone el gobierno estaría dirgida por los mejores sabios y especialistas. Sin embargo, esto que digo es una utopía, como bien hemos podido comprobar.
ResponderEliminarUn saludo
Es curioso como ciento quince años después esta fábula esté de rabiosa actualidad, como dirían los medios de comunicación. Lo que demuestra que la condición humana, sigue siendo la misma en el siglo XIX que en el XXI.
ResponderEliminarDe todas formas tampoco creo en los que dicen hacer las cosas sólo por amor al arte. Los políticos deben recibir una retribución adecuada por su trabajo, si se dedica exclusivamente a ello. Lo malo es cuando el político en ciernes sucumbe a la tentación ofrecida por el "Administrador del partido" , entonces nos encontramos con la clase política que tenemos: corrompida y falta de principios y, aún peor, amnésica de los ideales que le llevó a servir al pueblo.
Un abrazo, querido Antonio.
P.D: Te envié un correo en respuesta a otro tuyo, del que no he recibido respuesta. Supongo que te cansaste de esperar, pero como ya te digo en él he andado un poco pachuchilla.
Parece que el tiempo se hubiera detenido: se confunden el pasado y el presente.¿O es que cada vez retrocedemos más?
ResponderEliminarMuy buena entrada, Antonio, me parece necesario tratar estos temas de una forma razonada como tú haces. La desconfianza en la clase política es generalizada; faltan líderes honrados que, con el apoyo de los ciudadanos, den jaque mate a los corruptos.
Un abrazo.