Amores
Antonio Campillo Ruiz
Michael Creese
Cuando Amparo me
dijo que no me quería, después de seis meses de tenaz noviazgo, me recluí en
casa de mi tía Eredia por espacio de tres meses.
El amor de Luisina,
un año más tarde, vino a curar aquella herida que seguía sin cerrarse. Fue un
tiempo corto, eso sí, de felicidad e ilusiones. Entender la decisión de Luisina
de abandonar el mundo para profesar en las Esclavas me costó una úlcera de
duodeno. A mi natural melancolía se unió esa tristeza sin fondo que ni los auxilios
espirituales logran paliar.
Irene llegó a mi
vida en un baile de verano al que mi amigo Aurelio me llevó como quien dice a
punta de pistola. Que dos años más tarde aquella tierna seductora se fuese
precisamente con Aurelio, yugulando a un tiempo amor y amistad, fue lo que
provocó, en el abismo de la desgracia sentimental, mi hospitalización.
Antonia era una
enfermera compadecida que me sacó a flote usando todos los atributos que una
mujer puede poseer. El amor del enfermo es un amor sudoroso y lleno de pesares,
más frágil que ninguno. Cuando una tarde vi a Antonia y al doctor Simarro
besándose en el jardín me metí para el cuerpo un tubo de aspirinas. Gracias
como siempre a mi tía Eredia, culminé tras la crisis la desolada convalecencia
y, cuando definitivamente me sentí repuesto, comencé a considerar la
posibilidad de retirarme del mundo, habida cuenta de que mis convicciones
religiosas se habían fortalecido.
Fue entonces cuando
me escribió Amparo reclamando mi perdón y reconociendo la interpretación
errónea que había hecho de su amor por mí. Nos casamos en seguida y todo iba
bien hasta que Luisina, que colgó los hábitos, volvió para recuperar mi amor e
Irene y Antonia, bastante desgraciadas en sus respectivos derroteros
sentimentales, regresaron para restablecer aquella fidelidad herida,
convencidas, cada una por razones distintas, de que el único amor verdadero era
el mío.
Mi tía Eredia anda
la mujer muy preocupada, y yo, como dice mi amigo Gonzalo, sobrellevo con
astucia y aplomo desconocidos mi destino, trabajando en tantos frentes a la
vez. Y me voy convenciendo de que existe una rara justicia amorosa que nos hace
cobrar los abandonos, aunque su aplicación puede acabar resultando perjudicial
para la salud.
Luis Mateo Díez
PUBLICACIÓN PROGRAMADA.
Creo que tu único futuro esta en meterte monje cartujo.
ResponderEliminarPues sí, Marcos, porque es excelente estar en los brazos de una mujer pero no en sus manos... Y este pobre se encuentra en manos de cuatro, ¡cuatro!, mujeres.
EliminarUn abrazo, Marcos.
Jajajajaja...Antonio he ido de sobresalto en sobresalto, para terminar
ResponderEliminaren medio de un apoteosico castillo de fuegos artificiales,!jajaja,..,.
¡Delicioso, me ha encantado!
Un abrazo amigo
Sí, Indiasena, los fuegos artificiales del final debieron ser apoteósicos para este hombre sin demasiada suerte para conseguir novias estables. Claro que la vida se encargó de poner a cada cual es su lugar y a él enmedio... ¡Pobre!
EliminarUn cariñoso abrazo, amiga Indiasena.
Ese hombre va a necsitar ayuda para soportar tan pesada carga.
ResponderEliminarUn abrazo Antonio.
¡Y que lo digas, Jaal! Yo creo que la Naturaleza deberá establecer un calendario para sus "múltiples" ocupaciones...
EliminarUn abrazo, amigo Jaal.
Eso le pasa por andar en medio de tantas mujeres que no son de fiar. Menudo lío tiene metido el hombre.
ResponderEliminarPero, Tecla, ¡si la habían dado calabazas todas! ¿Qué encontrarían en sus vidas, elegidas por ellas solas? Ahora, a este pobre hombre le tenemos haciendo horas extra en amores y atenciones solo por ser una buena persona...
EliminarUn cariñoso abrazo, amiga Tecla.
La imagen, preciosa.
ResponderEliminarA mi me atrajo como si fuese verdaderamente la modelo real, cuando la vi por primera vez. Creese posee una obra muy bella, mezcla de dibujo y paleta o acrílico. Es cierto, es preciosa. Me alegro que te guste.
EliminarUn abrazo, Tecla.
El destino nos ilumina por el camino que menos piedras tiene, amigo Antonio. Quizás debiera reflexionar algún día sobre este contenido pero, seguramente, no me va a interesar, si, lo sé. Un abrazo.
ResponderEliminarLa belleza, la mujer, la ironía y la risa, siempre son necesarias, lo único necesario de este mundo, Enrique. ¡Dejará de interesarte estas aventuras y desventuras de quien tiene una vida tan "motivada"! ¡Aunque sea de boquilla...! Para el cafelito es una aventura de las que marcan época.
EliminarUn abrazo, amigo Enrique.
El amor es azaroso y lleno de requiebros. Donda las dan las toman diría el otro, o arrieros somos... En el amor nunca hay una última palabra. Un tema digno de estudio.
ResponderEliminarAsí es, Vpower, nunca se ha escrito una última palabra para el amor aunque se busca desesperadamente. Y porque es un relato, si fuese una historia verídica lo superaría con creces.
EliminarUn saludo, amigo Vpower.
Como ocurra así en cada caso de diversos noviazgos frustrados, no habrá desentelerañador que desentelarañe el entelerañado que va a preparar en el mundo mundial. Jajajajaja
ResponderEliminar¡Ja,ja,ja.ja! Amando, eres, como no un maestro de palabras. Me las guardo para algún entelerañado y divertido trabajo digno de un buen desentelerañador. Genial comentario.
EliminarUn abrazo, amigo Amando.
Qué bueno, Antonio, y divertido. Está claro que los grandes son los grandes y por algo lo son.
ResponderEliminarUn beso enorme, querido Antonio.
Los grandes sois vosotros, Isabel, que leéis, reís y comentáis, con una habilidad y genialidad dignas de este D. Juan a la fuerza. El autor ha puesto su fantasís perfecta para que le entendamos y riamos con su pequeño pero casi inhumano juego.
EliminarUn cariñosos abrazo, querida Isabel.
Ayyyyy Antonio como me has echo reir, jajajajajaja!!!!!!!, todavía no puedo frenar las carcajadas,jajajaja!!!!! pues si asi es la vida una veces "na de na" y otras uno no da a basto, que bueno, pero que bueno.
ResponderEliminarMil besos,jajajaja!!! Antonio
Así es, Amparo. ¿Quien le iba a decir a este pobre joven que, tras dolores agudos, úlceras y otros males, iba a ser Iznotud, el gran Visir que quería ser Pachá en lugar del Pachá Iznotud? Se encuentra de golpe con un harén y lista de espera. Ha debido comprar un aparatito de esos del puesto de la carne para tomar número... ¡Ja.ja.ja.ja! ¡No se ha visto en otra el pobre! ¿La suerte aprieta pero no ahoga!
EliminarUn cariñoso abrazo, amiga Amparo.
yo creo que mejor la Trapa, monje trapense,jajajajajaja!!!!!.
ResponderEliminar"Puss och Kram", que como seguro que sabes en sueco significa: "Besos y Abrazos", lo primero la salud,jajajajajaja!!!!!
Bueno, Amparo, quien mejor lo pasa, en el convento de monjas de clausura es el chico que se hace pasar por mudo y medio tonto... según Pier Paolo Passolini y su "Decamerón". Así que yo creo que ser trapense no debe de estar mal. Pero bueno, ¿sabes también sueco? ¡No se lo digas al protagonista que te enrolla! Me alegro mucho que te hayas reído y lo hayas pasado bien, Amparo.
EliminarUn beso, querida amiga.
Es verdad. Yo creo en la justicia divina y lo que se hace se paga
ResponderEliminarMe has hecho reir asi que un abrazo enorme
Es el mejor pago que me pueden hacer. Pero... a ver cuándo me sucede algo similar, solo similar, al protagonista de esta historia tan "atareada". Creo que tu justicia divina no me dejaría vivirla.
EliminarUn cariñoso abrazo, querida Mabel.
Los relatos de amor y de sentimientos ofrecen grandes reflexiones sobre nuestro propio mundo. Porque, ¿quién no se ha enamoraod alguna vez? Y no hay que caer en el sentimentalismo, ni el fatalismo. ¡Viva la ironía!
ResponderEliminarUn saludo
¡Que viva, Carmen! Creoq ue es lo mejor que podemos hacer para ser agradecidos y agradables para con los demás: proponer siempre aspectos que sean tan irónicos como divertidos. Si no se produce esta forma de comunicación siempre se llega a lo que expones como no querido: el fatalismo sentimentaloide. Que nada tiene que ver con los sentimientos puros ni con el amor. Este protagonista de hoy es un ser con suerte pero con problemas en un poco de tiempo... ¡seguro!
EliminarUn cariñoso abrazo, amiga Carmen.
Antonio, he pasado un rato ameno con este relato.Dicen que "el que siembra, recoge" y así ocurre aquí.Con un lenguaje fluido y desenfadado se nos presenta un insólito y secreto harem que se hace simpático. ¿"Cómo se pueden querer cuatro mujeres a la vez y no estar loco"?...Pues parece que sí.
ResponderEliminarSentido del humor y buena prosa.
Mi felicitación. Me ha gustado mucho.
Saludos.
Yo creo, Fanny, que todos estamos un poco locos. Quienes piensan en su locora se llaman filósofos y quien admite. como nuestro protagonista, remedios inmensos a pequeñas peticiones no está loco, es un suicida. Sin suerte inicialmente, se hace de un harem, como dices, en un plis plas. ¿Puede ser que las locas sean las cuatro mujeres? ¡Ah!, es una posibilidad que no se ha barajado suficientemente. Veremos qué sucede...
EliminarUn cariñoso abrazo, amiga Fanny.
Me siento transportada a un lugar...
Donde la cordialidad y el sentimiento de la amistad hacen la presencia de sus virtudes.
Me siento rodeada de amigos que lo demuestran a diario con el corazón!!
Me siento y me he sentido, altamente emocionada al recibir cada una de las caricias afectivas el día del cumpleaños y en este momento quiero hacértelo llegar a través del silencio y la estima de las palabras…
Besos y abrazos multicolores para ti, que has hecho posible que bailara mi corazón el vals de la alegría durante todo ese día y parte del otro…
¡¡Un bonito fin de semana para ti y familia!!
Atte.
María Del Carmen
Querida Gatita Coquetuela, siempre se recoge lo que se siembra. Tú tienes todos los amigos que existen y existirán porque tu sincera amistad lo llena todo con tu presencia. Como el protagonista de la historia que nos ocupa, tienes la suerte de ser querida con toda la intensidad de la sincera amistad. Que te haya agradado este relato es lo que más me satisface. Espero que siempre sea así.
EliminarUn cariñoso abrazo, amiga María Del Carmen.
Hace unas semanas intenté entrar en tu blog y no lo conseguí. Me he perdido varias de tus entradas. Me encanta este dibujo, por lo plasmado, pero también, incluso más, por la intensidad y color de la pintura y de sus trazos. Un saludo y me alegra poder estar de nuevo por aquí.
ResponderEliminarEs posible, Pilar, que algún día los electrones se enfaden conmigo pero vuelven a ser amigos con rapidez. Es posible que existiese una caida del servidor de la net. Me alegro mucho poder leerte y apreciar tu gusto común conmigo en pintura. Creese posee una gran diversidad de pinturas y técnicas muy interesantes para ser estudiadas. Este cuadro me atrajo con una mirada imantada y trataré de seleccionar más obras suyas. Gracias por tu presencia, Pilar.
EliminarUn cariñoso abrazo, amiga PIlar.
Uma imagem precioso e o texto... ufffffffffffff... que loucura de mulheres na vida deste homem! Que sina, que carma, que vida!!!
ResponderEliminarBeijos.
Sí, Teca, esta imagen me pareció tan expresiva, tan atractiva y tan personal que me encantó. Sí es una locura encontrarse con cuatro mujeres y con ticket cada una... ¡Pobre hombre! Tan alejado de ellas sin tener culpa alguna y con todas por quererlas a todas. Yo creo que algo debe influir el miedo a que una se vaya otra vez al convento, todavía le quedarían tres... Me alegro de que te hayas divertido con este estrafalario acaparador de mujeres.
EliminarUn cariñoso abrazo, amiga Teca.
El amor está lleno de sorpresas. Este es un delicioso relato con un gran sentido del humor.
ResponderEliminarEste hombre tiene una vida amorosa complicada...
Ha sido estupendo pasar por aquí.
Un fuerte abrazo,querido amigo.
Así es, Amalia, en este momento posee una vida demasiado complicada. Claro, que se le han curado todos los males, hasta la úlcera de estómago. Veremos que males le proporcionan estas cuatro mujeres tan solícitas y tan compañeras entre sí. Creo que deberá poner remedio antes de llegar a mayores...Ma alegro mucho que te hayas divertido con este relato.
EliminarUn cariñoso abrazo, amiga Amalia.
Me has hecho reir, mira de lo que eres capaz.
ResponderEliminarDentro de poco me enterarè que eres monje cartujo....
Excelente retrato.
Te deseo un feliz domingo amigo Antonio.
Que nunca es malo ser cartujo: se aprende a cantar. Claro que cantar, cabtar, no creo que sea precisamente lo que hace nuestro protagonista con tanto trabajo y la agenda llena de citas admitidas y consensuadas... Todo se aprende y este pobre novio eterno ha pasado a ser el galán por excelencia de estas cuatro ¿novias, amantes, solo mujeres...? Menudo lío se le ha planteado a su vida... Me alegro mucho de que rías y te guste este relato.
EliminarUn carinoso abrazo, amiga Genessis.
jaja! Buenísimo! Ay, ay, ay...cuantos regresos a destiempo! Después no quieren que uno sufra de gastritis! Me has divertido con este texto. En mi país decimos: "hay que ordenar el granero"! Así no hay estómago que resista! Ja! Abrazotes, Antonio
ResponderEliminarPues sí, Patzy, este señor debe ordenar muy bien los granos de maíz porque de lo contrario se los comerán estas cuatro glotonas gallinitas. ¿No te parece que están un poco turulatas? Primero no, después sí y, además, sin problemas, todas a montón... Me alegro de tu sonrisa y de que te hayas divertido un poco con esta irónica forma de "no entender a las mujeres". Lo mejor: lo tratarán a cuerpo de rey y, por supuesto, ni gastritis ni úlceras de duodeno...¡Hay que cuidarlo para que dure!
EliminarUn cariñoso abrazo, amiga Patzy.
Yo, como apuntan por ahí, o me metería a cartujo (opción bastante aburrida), o viviría obviando a las cuatro, mi propia vida. Quizás apareciera la quinta, esa que no pusiera condiciones, esa que conociera lo que supone la entrega y el dolor.
ResponderEliminarParece ser que sí es un poco aburrido, especialmente practicando determinado juegos. Mujer, pasar de las cuatro me parece bien pero ser la quinta, que nunca hay un quinto malo, como dice el lenguaje taurino, para sacrificarte, pues no me parece correcto. A este relato se viene a disfrutar de todos los "beneficios" del placer y bienestar. A pear de ello, ciertas son tus palabras porque ninguna se ha planteado ser la cuarta parte sino que todas pretenden remediar su anterior error sin hacer caso de la presencia de las demás.
EliminarUn cariñoso abrazo, querida Cecilia.