La
tristeza
Antonio Campillo Ruiz
George Hodan
El profe me ha dado
una nota para mi madre. La he leído. Dice que necesita hablar con ella porque
yo estoy mal. Se la he puesto en la mesilla, debajo del tazón lleno de leche
que le dejé por la mañana. He metido en el microondas la tortilla congelada que
compré en el supermercado y me he comido la mitad. La otra mitad la puse en un
plato en la mesilla, al lado del tazón de leche. Mi madre sigue igual, con los
ojos rojos que miran sin ver y el pelo, que ya no brilla, desparramado sobre la
almohada. Huele a sudor la habitación, pero cuando abrí la persiana ella me
gritó. Dice que si no se ve el sol es como si no corriesen los días, pero eso
no es cierto. Yo sé que los días corren porque la lavadora está llena de ropa
sucia y en el lavavajillas no cabe nada más, pero sobre todo lo sé por la
tristeza que está encima de los muebles. La tristeza es un polvo blanco que lo
llena todo. Al principio es divertida. Se puede escribir sobre ella, “tonto el
que lo lea”, pero, al día siguiente, las palabras no se ven porque hay más
tristeza sobre ellas. El profesor dice que estoy mal porque en clase me
distraigo y es que no puedo dejar de pensar que un día ese polvo blanco cubrirá
del todo a mi madre y lo hará conmigo. Y cuando mi padre vuelva, la tristeza
habrá borrado el “te quiero” que le escribo cada noche sobre la mesa del
comedor.
Rosario Barros Peña
¡Hola querido Antonio! Me has desarmado con lo que nos has presentado. ¡Qué triste! Pero tu sabes como es el ser humano. A veces la nostalgia y la congoja te envuelven y no parecen tan indeseables. Al contrario es una forma de acordarnos que estamos vivos y sentimos. Un abrazo querido amigo. Muy buen post.
ResponderEliminar¡Qué grata sorpresa! Hace unos días he leído este relato y me gustó tanto que lo marqué como seleccionado, pero leo tantas cosas que lo extravié y ahora lo encuentro aquí. Es una verdadera joya de la escritura por su composición y por los sentimientos que provoca.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho encontrármelo aquí, Ahora ya sé que está en tu blog.
Saludos Antonio
¡Qué buen texto! A pesar de lo triste que es me gustó mucho. Me gusta muchísimo cuando con poco te cuentan mucho, y este me da esa sensación. Lo de ver a la tristeza como un polvo me parece magnífico, por todo el juego que da el verla así.
ResponderEliminarMuy bueno Antonio, no lo había leído, así que gracias por traerlo aquí.
Un beso grande
Niños que no solo se cuidan asi mismos sino que cuidan de sus padres. Hay más de lo que parece. Y es que a veces las circunstancias tumban el árbol y sus ramas besan el suelo. De esto sé algo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo,querido Antonio.
Cuando leí por primera vez este relato, me quedé con la palabras, "te quiero", escritas en el polvo de la tristeza. Es lo único realmente bonito y alentador de este relato, donde el desaliento salpica de pleno, también, el ánimo del lector.
ResponderEliminarAsí que para mí, esas palabras, son el único "plumero" capaz de quitar el polvo de cualquier tristeza.
Un abrazo, querido amigo.
Qué bonito! Breve, simple y emotivo. Gracias por compartir este texto! De pronto me vino a la mente una escena de una comedia sin mucho valor, aunque creo, sin embargo, que tuvo alguna nominación a los Oscars por su guión, protagonizada por Hugh Grant y un chico de 12 años que, en la ficción, convivía sólo con su mamá, víctima de la depresión...y algunas escenas del film, obviamente aquellas que muestran el vínculo entre esta mamá y su hijo, podrían ilustrar perfectamente el relato que publicas. La película aquí se llamó: "Un gran chico", y en inglés original era "About a boy ". Saludos, Antonio.
ResponderEliminarEn ocasiones, bastantes, la tristeza suele cubrir la alegría propia de la adolescencia, Antonio. Reír y llorar son parte de lo mismo.
ResponderEliminarLa propia existencia.
Es muy bonito, Antonio. Y breve. Doble mérito por la dificultad que supone expresarse en pocas palabras.
Te mando un abrazo.
La tristeza cuando se presenta, es capaz de cubrir todo lo que encuentra, hasta el sol. Que buena elección nos has regalado. Me encanta la fluidez y naturalidad con que está escrito desde lo cotidiano, algo tan universal, como es ese estado.
ResponderEliminarUn buen abrazo, Antonio!
SALUDOS.....
ResponderEliminarBUEN TRABAJO EN EL BLOG.... CONTINUA DE ESTA FORMA Y PODRÁS AUMENTAR TUS LECTORES Y SEGUIDORES...
NO OLVIDES VISITAR CONTINUAMENTE NUESTRO BLOG
GUARIDA DEL INGENIERO
http://guaridadelingeniero.blogspot.com/
Gracias por este texto tan lleno de emoción pero muy hermoso.
ResponderEliminarPocas palabras para reflejar mucho.
Un gran abrazo..
Admirable y terriblemente, triste, amigo Antonio.
ResponderEliminarUn abrazo
Antonio, la amargura de esa niña me conmueve.
ResponderEliminarSimplemente..,.¡desgarrador!
ResponderEliminarUn beso con el alma encogida.