AYUDAS GRATIFICANTES
Antonio
Campillo Ruiz
Grábame como un sello sobre tu corazón,
como un sello sobre tu brazo,
porque el Amor es fuerte como la Muerte
como un sello sobre tu brazo,
porque el Amor es fuerte como la Muerte
Cantar de los Cantares, 8,6
Las alegorías
cinematográficas nos sorprenden por la verosimilitud que pueden expresar. No,
no se trata de la repetición de situaciones que son frecuentes en la sociedad
que nos acoge y a la vez conformamos, sino de aspectos que no hemos podido
resolver en nuestro devenir cotidiano, en nuestras fantasías o sueños. ¡Es tan
complejo poder conocerse! A veces, nosotros mismos somos culpables de nuestro
fracaso. Pero, ¿podemos considerarlo fracaso o por el contrario, se debe al
azar? No es fácil admitir ninguno de los dos conceptos. El fracaso siempre posee
un culpable que soporta su mal hacer con amargura por los desacertados
resultados de sus acciones. El famoso azar, el destino, pretendido por muchos y
denostado por otros, provoca no pocos enfrentamientos cuando tiene lugar un
hecho admitido o rechazado. Lo cierto, suceda el hecho como haya sucedido, es
que el encuentro perseguido conlleva una dificultad, a la que debemos unir la
aceptación o rechazo del mismo. ¡Ah!, pero una vez realizado, por la vía de
comunicación que hayamos podido seleccionar, empieza el problema de la comunicación
para dilucidar si el encuentro puede llegar a ser el idóneo. En este punto es
cuando las dificultades surgen y emprenden una andadura cada vez más compleja, tan alocadamente, que debemos dejar
que sea el tiempo quien dilucide su solución, asistido, como no, por pequeñas
ayudas gratificantes para quienes se comunican. Si todo se desarrolla como los
deseos y el tiempo consideran adecuado, se conseguirá que sea real la
unión de quienes se han encontrado y comunicado. En nuestra sociedad
es difícil que se pueda producir una fusión, una dilución, un encuentro tan
eterno como el que se nos muestra en esta pequeña obra de arte pero siempre,
siempre, desearíamos que fuese tan fuerte, tan entretejido, tan indisoluble como
el que, alegóricamente, da sentido al texto de El Cantar de los Cantares.
Written,
directed, animated, edited, and sound by Kirsten Lepore
Es importante visionar
el cortometraje a plena pantalla
Bottle from Kirsten Lepore on
Vimeo.
Encantador el vídeo que nos traes, muy original. Fracaso, azar, suerte. Pienso que cada cual se labra su propio destino. Yo trabajé siempre en el mismo grupo familiar. En un par de ocasiones traté de sacar los pies del tiesto y meterme a empresario al mismo tiempo, solo logré quebrar mi economía por dos veces. ¿Mala suerte?, analizándome a posteriorí comprendí que la idea era buena y rentable, pero no consideré mi falta de tiempo para dedicarla al proyecto, y dependí de los demás. El fracaso,no se debía a mala suerte sino a mala planificación. Aprendí de mis errores.
ResponderEliminarNo sé, mucho tiene que ver el azar, Antonio.
ResponderEliminarUn poco de causalidad y otro poco de no sé bien qué.
Abrazos y gracias.
A veces me siento culpable de mis fracasos y pienso que quizás hubiese podido evitarlos actuando de otra manera. Tal vez lo quiso así el destino..
ResponderEliminarEl video es excelente.
Un texto muy bueno, querido Antonio.
Un abrazo bien fuerte.
El vídeo es una pequeña obra maestra; una triste pero bonita metáfora sobre la ilusión del encuentro y la realidad de la vida. De los fracasos aprendemos, forman parte de este viaje que llamamos vida, creo que no hay que buscar culpables, tan sólo responsables, no del fracaso, sí de la torpeza de no aprender lecciones. El destino lo trabajamos nosotros, se nos dan oportunidades y nuestro libre albedrío decide. Un abrazo, querido amigo Antonio.
ResponderEliminarAntonio, este post me deja pensativo, quiero expresarme y no se que decir, es curioso, el caso es que es original y me lo he mirado con mucha atención el video, se me queda la mente en blanco, me dice mucho y no lo puedo expresar, es como un cuadro abstracto, se entremezclan muchas imágenes, pensamientos, etc. y/o te quedas en blanco.
ResponderEliminarUn abrazo tocayo
Interesante vídeo, amigo Antonio. Cierto es que el azar tiene la culpa de tantas y tantas cosas que es casi comparable con las que provoca el tiempo. A mi de joven, a los 20, me gustaban las señoras de cuarenta, ahora a mis casi 65, también. Nací con el corazón en la izquierda y con los años acomodé la cartera a la derecha. A los ocho pensé que algún día podría volar ...
ResponderEliminarLanzaré esta noche, sin falta, mi botella al mar.
Un abrazo, maestro.
Buenas tardes, Pasando por aqui a saludar luego de haber estado ausente por un tiempo. Me encanta saber que esta bien y que sigue adelante con lo que le apasiona...... Bendiciones!!!
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