IV – LA INDIGNIDAD
Antonio
Campillo Ruiz
Libre es el que es capaz todavía
de elegir la defensa de su dignidad.
Eduardo Galeano
Michael Cheval
Siendo
niños, aún cándidos, inocentes y desprovistos de vanidad, poseíamos nuestra
propia estima, nos sentíamos contentos con nosotros mismos y gozábamos con las
enseñanzas e informaciones que nos transmitían nuestros sentidos. Éramos
capaces de admirar nuestra mugre nacida de una vida dura y, en muchos, muchos
casos, atrasada.
De vez en cuando cultivábamos parte de nuestras cicatrices que nacían del incumplimiento de pequeños deseos y no podíamos entender aquella indignidad.
Posteriormente, ha existido tanto sufrimiento en los países que han tratado de
levantarse del lugar que ocupan, porque así se lo han señalado, hay tantos
niños que les alcanza la muerte antes de tener la oportunidad de crecer y
existen tantos ancianos que, después de haber servido con tesón, profesionalidad
y entusiasmo, a sus países, se ven obligados a la indignidad en su vejez, a la
ruindad e ignominia de quienes deciden su injusto destino final, que los
insostenibles métodos de justicia social han quedado pisoteados por los
indignos, los mandatarios que deciden y se creen poseedores de riquezas y
pobrezas, de decidir y juzgar, del bien y el mal.
Indignidad s. f.
1 Falta de respeto y consideración hacia el
honor y la dignidad de una persona.
2 Acción o circunstancia que provoca esta
falta de respeto y consideración.
Algunas
acepciones son: bajeza, ruindad, infamia, ignominia, deshonor, injusticia,
inmoralidad…
Este hecho no se debe mirar con las valoraciones realizadas desde el propio poder, altas deducciones tan falsas como quien las emite, inalcanzables, expresando la indigna conclusión de denominar a los jóvenes como cabezas huecas y sin interés por nada: ellos serán el futuro de la nación, no quienes se autoconsideran en poder de la verdad. En las últimas elecciones generales, en nuestro país, para no especificar uno desconocido, no votaron diez millones de electores. Lo normal sería que si el Parlamento se encuentra formado por un número de Diputados, se descontasen los correspondientes a estos millones de no votantes ya que no quieren ser representados por nadie de los no elegidos sin ellos. No, no es así, se elige a la totalidad de Diputados y la protesta silenciosa, tan normal como la que se expresa materialmente queda inmoralmente anulada. La razón de estos silentes contra la infamia y el deshonor actúa espontáneamente, uniendo la razón a la emoción.
Los
dos hombres más justos de la Humanidad: Sócrates y Jesús, fueron condenados por
la Justicia. Erigirse en conocedores de todo y calificar a los países según un
sistema que dictamina la obediencia es siempre considerado como correcto pero
también siempre es un camino indigno para la gente de ese país y enemigo de su
sociedad. Creencias espirituales, incoherencias del saber, delitos ocultos e
inmoralidades de quienes nos explican lo que significa la moralidad, son las
indignidades más graves que viven en las sociedades, sean cuales fueren estas
creencias. El inmenso cristianismo, islamismo, judaísmo y, en general, las
grandes religiones del mundo, se encuentran repletas de fanatismos que atacan el
más elemental respeto al honor, respeto y dignidad. El pensamiento indigno se
abre paso hasta en elementales reglas de convivencia.
Es importante visionar el vídeo a plena pantalla.
Para todos los aspectos de la vida no merece
la pena esforzarse en vivir, sino para hacer aquello que la conciencia te dicte
que debes de hacer, despreciando siempre ese bien particular que te hace caer
en la indignidad, en la sinrazón y en la egolatría de creerse designado por los
dioses para realizar cometidos que llevan a los grandes dramas de nuestro
tiempo: el desprecio por el pensamiento digno, por el honor cumplido, por la
Justicia y la moralidad, reformando o anulando aquellas leyes que no sean Leyes
aceptadas por los siete mil millones de habitantes de un planeta incómodo para
todos, indignos e indignados. Debemos agradecer la lucha por rescatar nuevamente la dignidad que
nosotros hemos tenido hasta ahora, gracias a la lucha que, en su momento,
libraron nuestros padres y abuelos con sangre, sudor y lágrimas. Alcanzaron
unos derechos que internacionalmente han acabado y nuestro drama, no pequeño,
es tener conciencia de que debido a los elegidos por el llamado bien general,
los dueños de todo, quienes deciden el sistema, nos impedirán, con su indignidad, que podamos hacer lo mismo,
al menos lo mismo, que hicieron por nosotros.
Es importante visionar el vídeo a plena pantalla.
!Hola,Antonio!
ResponderEliminarComo afirmaba Kant, que nunca se puede utilizar a un ser humano como una herramienta, ya que la dignidad humana hace que se considere como un fin en si mismo. Esta es la idea de la democracia, o debería ser.Me ha gustado mucho tu post.Muy buenas imágenes.Muchos besitos,querido amigo ,Antonio.
Maestro Antonio: Me quedo con esta frase; " ... después de haber servido con tesón, profesionalidad y entusiasmo, a sus países, se ven obligados a la indignidad en su vejez, a la ruindad e ignominia de quienes deciden su injusto destino final, que los insostenibles métodos de justicia social han quedado pisoteados por los indignos, los mandatarios que deciden y se creen poseedores de riquezas y pobrezas, de decidir y juzgar, del bien y el mal.
ResponderEliminarPD: El vídeo de Galeano ... para enmarcar
ResponderEliminarAntonio que podemos hacer para volver a ganar la dignidad? me quedo con la frase del video de Galdeano."si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir", pues eso, hay que incomodarles de alguna manera, no ponérselo fácil, seguro que en el dia a dia, cada uno de nosotros tenemos motivos para sublevarnos, incomodar, exigir, negarnos etc, no te parece? bien dices que hay que despreciar el bien particular que nos hace caer en la indignidad
ResponderEliminarUn abrazo
Dijo Xavier Forneret "se puede caminar sin cabeza" y yo agrego, pero no sin dignidad que significa "valioso" y es un valor inherente al ser humano, como así su libertad. Nadie tiene derecho a pisotearnos.........y humillarnos.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Falta de respeto y consideración! ¿Por que me resultaran esas palabras tan familiares? sera por la panda de mafiosos, cobardes, inmorales y rastreros que están tirando por el suelo, todo lo que con tanto esfuerzo y penalidades conseguimos para que nuestros hijos tuvieran un mejor porvenir.
ResponderEliminar¡Nunca haba sentido una impotencia y asco tan igual!.
¡Que grande eres maestro! Te dejo, con un fuerte abrazo, mi admiración.
Maestro
Gran entrada la tuya de hoy, la suscribo totalmente, pero si a Sócrates y a Jesús los condenó aquella justicia, no debe extrañarnos la justicia que hoy tenemos.
ResponderEliminarUn abrazo
Emcionante y realista entrada flanqueada por esa gran dignidad que tienen siempre tus letras.
ResponderEliminarEste sistema aprendió a degradar al supuesto "enemigo". Lo hicieron y hacen con cualquier movimiento social que lucha contra la injusticia porque la sufren, "son unos perros flautas, terroristas, vándalos, vagos, inadaptados sociales,vagabundos..." ¿Nos suena todo esto verdad? Esta es la primera ofensiva que lanzan contra los disidentes (utilizan medios "informativos" y "expertos") la segunda también está preparada (pase lo que pase, si no hay alboroto lo provocan sus "perros"), es la policia y si hubiera menester está el ejército. Amén de la justicia!
Nuestros jóvenes son despreciados por toda esa GENTUZA INMORAL ( y qué risa no? Suelen ir a la iglesia y puede que hasta confiesen sus PECADOS, qué risa no?)
Bicos, querido amigo.
Se está echando todo a perder. No hay justicia.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con estas palabras tuyas tan llenas de razón y tan maravillosamente desarrolladas.
Mi sincera enhorabuena.
Un abrazo enorme, querido amigo.
La inmoralidad de aquellos que nos explican qué es la moralidad”. Qué cierto.
ResponderEliminarPor esas espirales de la mente me he ido hacia tantos personajes presentes en nuestra vida encargados de regularla, y sus dos caras. Al funcionario que nos derrota con su desidia. Al sacerdote que insiste en dirigir cómo debe ser nuestra intimidad, cuando él no tiene idea. Al sindicalista que es una rémora. Al maestro que no atiende a sus alumnos como debe. Y sin embargo he comprobado que si cada colectivo sigue rodando, es gracias a sus compañeros, esos otros individuos que cargan con la culpa y el doble trabajo. El funcionario que acaba arreglándote los problemas que otro te ha creado. El religioso que emplea su vida en socorrer a los demás. El sindicalista que cree en la solidaridad y se complica la vida ayudando a sus compañeros. El maestro que comprende a su alumno y se convierte en esa referencia de honestidad y respeto que tantos hombres recuerdan.
Quiero creer en la dignidad y en que los buenos son más, amigo Antonio.