LA LEYENDA
Antonio
Campillo Ruiz
Forest in autumn
Abel
y Caín se encontraron después de la muerte de Abel. Caminaban por el desierto y
se reconocieron desde lejos, porque los dos eran muy altos. Los hermanos se
sentaron en la tierra, hicieron un fuego y comieron. Guardaban silencio, a la manera
de la gente cansada cuando declina el día. En el cielo asomaba alguna estrella,
que aún no había recibido su nombre. A la luz de las llamas, Caín advirtió en
la frente de Abel la marca de la piedra y dejó caer el pan que estaba por
llevarse a la boca y pidió que le fuera perdonado su crimen. Abel contestó:
- ¿Tú me has matado o yo te he matado? Ya no
recuerdo; aquí estaremos juntos como antes.
- Ahora sé que en verdad me has perdonado
-dijo Caín-, porque olvidar es perdonar. Yo trataré también de olvidar.
Abel dijo despacio:
- Así es. Mientras dura el remordimiento,
dura la culpa.
Jorge Luis Borges
Siempre buenos borges, gracias por el recuerdo.
ResponderEliminarMuy bueno,Antonio. En el estilo, me ha recordado la lectura de Rulfo en Pedro Páramo, cuando los muertos y los vivos conversan entre ellos.
ResponderEliminarInteresante Borges.
Buen pensamiento filosófico de Borges al que por cierto le dediqué un cuadro, cosa curiosa lo del remordimiento de nuestra conciencia, cuando hacemos un mal, tomamos conciencia de ello, menos mal!
ResponderEliminarUn abrazo Antonio
Pensamiento maravilloso, Antonio, mientras dura el remordimiento dura la culpa... aquí Borges se sirve de un pequeño relato, lleno de una gran sabiduría.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz domingo.
En cuanto a "mientras dura el remordimiento dura la culpa", estoy de acuerdo con Borges; no así con que olvidar es perdonar, pues yo entraría en otra disquisición: ¿Quién puede olvidar un agravio grande? En la memoria queda impreso para siempre lo queramos o no, por tanto eso no llevaría implícito el perdón, digo yo.
ResponderEliminarYa sé que no respondes a los comentarios por cuestiones que ya nos explicaste en su día, pero conmino a tus seguidores a debatir sobre este asunto, si les apetece, claro está.
Un abrazo, querido Antonio.
Una gran reflexión de Borges, siempre genial.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué historia tan interesante y qué lección de vida nos da. Gran Maestro Borges.
ResponderEliminarMi cariñoso abrazo Antonio
Ohh! cuánto tiempo que no me arrimo a tu fogón... Antonio... y ya lo añoraba. Hermosa historia ! y es verdad: mientras dura el remordimiento dura la culpa y estoy convencida que no se puede perdonar, mientras dure la culpa no reconocida por el culpable... Un abrazo desde el sur- sur del planeta.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarYa.., lo más importante no es que te perdonen, lo verdaderamente importante es que lo hagas tu
ResponderEliminarMientras no sea así, no conseguirás sentirte bien contigo mismo, ni con lo persona que te perdono!
Bueno, al menos es lo que yo creo.
¡Qué ganas tenia de estar aquí!
Un fuerte abrazo Antonio.