ALMUERZOS
Antonio
Campillo Ruiz
Victor Ostrovsky
En
el restaurante de los cronopios pasan estas cosas, a saber que un fama pide con
gran concentración un bife con papas fritas, y se queda deunapieza cuando el
cronopio camarero le pregunta cuántas papas fritas quiere.
—¿Cómo cuántas? —vocifera el fama—. ¡Usted me trae papas fritas y se
acabó, qué joder!
—Es que aquí las servimos de a siete,
treinta y dos, o noventa y ocho —explica el cronopio.
El
fama medita un momento, y el resultado de su meditación consiste en decirle al
cronopio:
—Vea, mi amigo, váyase al carajo.
Para
inmensa sorpresa del fama, el cronopio obedece instantáneamente, es decir que
desaparece como si se lo hubiera bebido el viento. Por supuesto el fama no
llegará a saber jamás dónde queda el tal carajo, y el cronopio probablemente
tampoco, pero en todo caso el almuerzo dista de ser un éxito.
Julio Cortázar
Victor Ostrovsky
Me ha pasado un caso justamente este mediodía, que paso a contarte. Estaba solo con mi esposa y nos hemos ido a comer un menú en un restaurante. Como primer plato anunciaba paella con caracoles. A mi no me gustan en absoluto, pero son una preferencia para ella. La paella estaba muy buena, pero a Mari le sirven un solitario caracol y a mi ninguno. Llamo al camarero preguntándole el porqué imprimen una carta citando "paella con caracoles" y luego no existen. Me contesta que al menos nos había tocado uno, y desaparece dejándome con la palabra en la boca. Todavía perplejo aparece con cuatro caracoles en un platito. ¿Sería también un cronopio?. Se quedó sin propina, claro.
ResponderEliminarJulio Cortázar es sin duda uno de los genios único, incomparable y por tanto no se puede imitar. Lo leo siempre con mucho gusto porque no siempre puedo captar el verdadero sentido de lo que dice.Pero eso no me importa tanto ya que su escritura siempre golpea mis entendederas.
ResponderEliminarEl comentario de Marcos tampoco tiene desperdicio. Da gusto venir aquí.
Un beso grande, Antonio.
Ah! me encanta el gusto que tienes para ilustrar siempre tus entradas con imágenes tan bellas como acertadas.
ResponderEliminarOtro beso.
Grande Cortázar, amigo Campillo ... siempre Cortázar
ResponderEliminarUn placer siempre leer a Cortázar.
ResponderEliminarY, `por supuesto, visitar tu blog.
Feliz semana. Un fuerte abrazo.
Qué grande Cortázar.
ResponderEliminarEntre cronopios y famas yo incluiría a los ínsulos, seres que según les venga en gana actúan como cualquiera de los dos anteriores o como los dos a la vez. Lástima que ya no podemos proponérselo al autor.
Buenísimo este gran escritor. Me encanta las ilustraciones con las que has acompañado el texto. Encantada de pasear por tu casa. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarJa, ja...¡es genial!. Tan desconcertantes las papas como los carajos. Sin duda todo muy reglado en el restaurante: siete papas para los de las dietas estrictas, y de ahí en adelante. Dieta de carajo no tenemos nadie, ¡un buen día nos veremos todos allí!.
ResponderEliminarGracias, Antonio, un abrazo.
Nunca he leído a Cortázar; sí, lo reconozco. Y la culpa la tiene mi querido marido quien un día intentó leer más de veinte páginas de "Rayuela" y lo dejó sin llegar a ese límite siquiera. Él tiene los pies en el suelo y le costaba imaginarse las escenas relatadas por el escritor.
ResponderEliminarUn saludo