LA
LARGA BÚSQUEDA VIII
Antonio Campillo Ruiz
“La belleza, como el dolor, hace sufrir.”
Thomas Mann
William Turner
Si
los sueños se pueden acariciar con los dedos es posible que “…para reconocer yerros viejos…” estos se deban de haber
cometido, buscado sin encontrarlos, corregidos si, una vez encontrados, han sido
malinterpretados e incluso valorados sin tener en cuenta factores diferentes a
pensamientos personales.
-
La creación de la belleza o de la pureza es producto del espíritu.
-
¡No, Gustav…No... , la belleza pertenece a los sentidos, sólo a los
sentidos…!
Gustav von Aschenbach, compositor
incomprendido por su posible degradación creativa, es el personaje en el que Luchino Visconti transforma al escritor Gustav Aschenbach de la novela de Thomas Mann “La muerte en Venecia”, 1912, en su realización cinematográfica
homónima de 1971. Adaptación cuidadísima de texto escrito a texto fílmico, excepto
este detalle señalado. Diálogos con amigos músicos e incluso con su esposa empujan
a Gustav hacia la búsqueda de lo que siempre soñó, lo que nunca rozó con los
dedos: la belleza, la pureza, la creatividad absoluta dependiente de un
pensamiento tan inmaculado como inalcanzable. El problema personal de
considerar que siempre ha errado a causa, posiblemente, de haber pasado por encima
del inamovible reloj de arena de la vida, induce a sus pensamientos hacia una desabrida y furiosa dirección contra lo establecido, lo inalcanzable a pesar de su apariencia:
-
“El conducto a través del cual cae la arena es tan estrecho que
aparentemente, el nivel del vaso superior permanece igual, no cambia.”
William Turner
¡Ay,
Gustav, sí cambia de forma
determinada! Sin posibilidad de retroceso, sin poder dar la vuelta a los vasos
para empezar nuevamente la caída de la arena, es una caída implacable.
Es importante visionar el montaje a plena pantalla.
A pesar de todo, la búsqueda se puede
iniciar en cualquier momento y encontrarse en cualquier remoto lugar a un ser humano,
animal vivo o materia inanimada que cumplan las expectativas que conforman unos
pensamientos tan subjetivos como idealizados y anhelados. Y cuando aparece, ¿qué debe suceder?, ¿cómo se puede experimentar una transformación tal que la
equiparación de aspectos físicos y psíquicos determinen la inmersión de
buscador y cualidad encontrada? Optar
por una opción subjetiva puede conducir, como en este caso, a un estado de
patetismo que supone una transformación falsa, un empuje de la arena hacia la
parte superior de la ampolla sin lograr introducir ni un solo y minúsculo grano
en él. Muy al contrario, el aceleramiento de la caída de arena en el vaso
inferior es tan veloz que alcanza al transgresor por medio de la degradación de
su propio pensamiento al creer que comete una acción ignominiosa y deshonrosa.
Es importante visionar el montaje a plena pantalla.
Los
sentidos y la naturaleza son los dueños de la caída sin retorno de una arena
que contiene diversos granos, tanto en composición química como en colores que,
cayendo sin descanso, encuentran en cada momento una parte, lógicamente
alcanzable aun no siendo a veces realizable, de satisfacciones personales o conseguidas
en común. Se completaría de esta forma la íntima unión de sensaciones y
pensamientos, de realidad y sueños.
William Turner
Mann no pudo imaginar que un compositor, comparado con el personaje de Visconti casi desde el primer cuadro impresionista, mágico, del vaporetto entre la neblina de un mar tan sereno como frío, que podría haber sido pintado por William Turner, es el autor del cuarto movimiento, “Adagietto”, de la Sinfonía número 5 en Do sostenido menor de Gustav Mahler (http://elbamboso.blogspot.com.es/2015/03/la-sobriedad-sonora-de-la-delicadeza.html). Pareciese que Mahler compuso esta música precisamente para describir los instantes tan patéticos como bellos de un personaje que trata de arrebatar el tiempo al tiempo y encontrar su vellocino de oro personal: la belleza y la creatividad.
William Turner
“Su belleza superaba lo expresable y, como tantas
otras veces, Aschenbach sintió, apesadumbrado, que la palabra sólo puede
celebrar la belleza, no reproducirla.”
Thomas Mann
Es importante visionar el montaje a plena pantalla.
Echábamos de menos tus películas de verano. La que nos traes es una de las eternas, con una belleza plástica que trastorna los sentidos, ha sido un placer recordarla de nuevo.
ResponderEliminarSí, Marcos, es una desgracia para mí. Cuando estuve repasando "Cine de verano III" y comprobé que los famosos dueños de eso que han dado en llamar copyright, en vez de derechos de autor como se dice en español, habían suprimido TODAS las películas de ese verano y teniendo preparadas las que se proyectarían a lo largo de estos dos meses de 2015, una rabia contenida, una repulsa inigualable provocó tal revuelo en mí que decidí no publicar mi querido "Cine de verano". Y esto, Marcos, no sin antes haber tratado de que calculasen el canon a pagar por incluirlas en el blog, derechos pertenecientes si la película era legal, con lo que pagaba derechos doblemente, etc., etc. NADA por respuesta. Lo siento, amigo, lo siento. Me alegra que muchos de vosotros recordéis estos veranos anteriores.
EliminarUn abrazo, Marcos.
Admirando los cuadro de Turner he recordado como un flash que hace poco han estrenado una película sobre la vida de este pintor precursor de la pintura impresionista y abstracta. ¿La has visto?
ResponderEliminarUn saludo
Sí, mi querida amiga Carmen. Ella y la que dedicaron a Renoir, hace un año aproximadamente, poseen la belleza de una fotografía y una intensidad dramática que se conjugan como la mano al guante. La primera vez que visioné "La muerte en Venecia" de Visconti inmediatamente vino a mi mente los cuadros maravillosos de un W. Turner impresionista y delicado como el vaporetto entre la neblina... Es la primera toma de la película pero este abrir la historia con esta delicadeza me subyugó. Visconti supo plasmar lo imposible: la belleza, el ambiente y el patetismo que siente el espectador.
EliminarUn cariñoso abrazo, querida Carmen.
Querido Antonio, hace muchisimo tengo preparado un post sobre "Muerte en Venecia" pero aún no lo publico...me has "ganado de mano"como decimos aquí! Ja! De todos modos es un placer ver publicada esta verdadera e inolvidable joya del cine en tu blog, gracias por su difusión. Y encima Mann. Mahler, Visconti, Bogart, hasta Turner!!! Puf! Cuantos maestros todos juntos! Un verdadero ensayo sobre la belleza, la estética y los valores. Te envío un enorme abrazo.
ResponderEliminar¡Mi querida Patzy! ¡Cómo me alegro de leerte, saludarte y enviarte un beso! o te preocupes, si lees el comentario que he realizado a continuación comprenderás que no he tratado de realizar ningún análisis de "La muerte en Venecia" de Luchino Visconti. Tu punto de vista, siempre certero, será un aliciente para quienes no hayan visionado la película, que los hay y no pocos. Así que no he interferido en nada con tu próxima publicación. Me alegro de que tu sensibilidad sea tan extrema como siempre he pensado y tus artículos sobre tu querida Italia tan bellos.
EliminarUn cariñoso abrazo y un beso, querida Patzy.
No he realizado análisis alguno de ninguna de las diecinueve, todavía diecinueve desafortunadamente, películas de mi selección personal como auténticas obras de arte, sin menosprecio de ninguna otra, en el blog. Es una cuestión personal y casi todas las he analizadas en otros medios. Por supuesto "La muerte en Venecia" de Luchino Visconti, 1971, es una de ellas. No he pretendido realizar un análisis fílmico en esta publicación sobre la mencionada película. Sería mucho más amplio y posiblemente, más rico en matices. Como se puede comprobar, la serie a la que pertenece la publicación es "La larga búsqueda" y de ella, el capítulo VIII: "La decadencia patética". Podríamos decir que se trata de la continuación de la publicación anterior, el capítulo VII de la misma serie.
ResponderEliminarEn el caso que nos ocupa posee sus raíces en Thomas Mann y su novela "La muerte en Venecia" de 1912, donde la decadencia es la inmensa sombra que se cierne sobre el escritor Gustav Aschenbach y, como ejemplo de lo patético, sólo se han seleccionado determinadas escenas de la película de Visconti. La cosmología fílmica de esta obra maestra del cine es mucho más importante.
Cierto que no podemos detraernos del imperecedero recuerdo de este filme, exponente de la belleza delicada pero, queridos amigos, queridos lectores, un análisis fílmico de él lo pueden leer en publicaciones personales que realicé, tiempo ha, en otros medios.
Un cariñoso abrazo.
La vi cuando estudiaba en la universidad y me impactó al igual que otras de Visconti, el cual me parece un director genial por su originalidad en tratar los temas fundamentales de la vida y de la muerte. Su puesta en escena siempre me ha deslumbrado tanto po la peculiaridad de sus personajes como por la belleza de los entornos.
ResponderEliminarMe alegra encontrarte y quedarme.
Un abrazo.
¡Bienvenida, Manuela! Esta es tu casa que te ofrezco con la misma sinceridad de tus últimas palabras. Si, es una gran obra y una gran película. Sin embargo, como puedes apreciar en el comentario que he realizado anteriormente, no ha sido mi objetivo un análisis de la película de Visconti. Es indudable que no podemos detraernos de su belleza y sus impactantes imágenes pero "La larga búsqueda", no tiene por objetivo el análisis ni cinematográfico ni fílmico. Un pormenorizado análisis lo realicé en 1971/72 y posee una extensión de diecisiete folios.
EliminarTe sigo a través de Blogger con el interésque muestras por este personal blog.
Un cariñoso brazo, amiga Manuela.
La belleza… Está en las imágenes de esta película inolvidable, en los cuadros de Turner, en la música de Mahler, en el pequeño libro de Mann, en esta entrada, en tantos y tantos lugares…
ResponderEliminarHe disfrutado mucho recordando la película con la selección de imágenes que nos ofreces. ¡Qué perfección la de Visconti! ¡Qué gozo para los sentidos!
Gracias por este bocado exquisito, querido Antonio.
Un grandísimo abrazo.
Querida Isabel, estoy seguro de que la lectura del verdadero análisis, que realicé casi en el principio del mundo, te resultaría mucho más interesante y disfrutarías con la apreciación de planos, futurible, encuadres, escalas y otras técnicas muy pero que muy especiales que Luchino Visconti realizó cinematográficamente para conseguir una sensación fílmica tan potente y maravillosa como la que alcanzó. "La larga búsqueda" es sólo una meditación en la que he utilizado como ejemplo imágenes del un patetismo sublime.
EliminarUn gran y cariñoso abrazo, querida Isabel.
Una película maravillosa y una música bellísima e inmensa.
ResponderEliminarTambién noté en falta tu "cine de verano" con esas películas tan excelente que nos regalabas.
Un fuerte abrazo. Felices días.
Querida Amalia, me encanta saludarte y que te haya gustado esta pequeña publicación. 'Ay, el "Cine de verano", ¡cuanto siento su falta! Mi irritación al haber escamoteado TODAS las películas del III período de publicación fue inmensa. Todo estaba preparado. En este verano con treinta películas, más que en ninguna otra ocasión. Los señores del copyright, derechos de autor en español, ni han contestado a mis solicitudes de pago de tales derechos para impedir el desastre que crean cuando anulan una película. Su orgullo incomprensible y ridículo nos separa cada vez más d ela Cultura.
Eliminar¡FELIZ VERANO!
Un gran y cariñoso abrazo, querida Amalia.
Impresionante, maestro campillo. Casi me haces llorar.
ResponderEliminarCon permiso me lo he llevado para que lo vean mis amigos del cole de la juventud perdida: https://etarragof.wordpress.com/2015/08/17/dactyliotheca-tres-maestros-decadencia-patetica-thomas-mann-luchino-visconti/
¡Ay, mi querido amigo Enrique! ¡Cómo nos entendemos! ¡Cómo apreciamos que el paso del tiempo, unidireccional y unidimensional, nos alcanza hasta esa decadencia patética que alguna vez nos atosiga, nos ahoga, nos rebela y nos humilla! Sin embargo, yú, el Rey de la Bloguería y yo, tu servidor, seguimos en pie de guerra ante estas vicisitudes que, posiblemente engrandecen nuestro espíritu. Mi permiso para hacer lo que creas conveniente con cualquier publicación mía s tuyo e incluso lo puedes firmar sin problemas. Sé que haces un uso de elos que sería yo mismo de poder alcanzar. Te lo agradezco, Enrique, te lo agradezco de corazón y lo sabes.
EliminarUn gran abrazo y un beso, mi querido amigo Enrique.
Enrique, ya empiezan ora vez los fallos. lo siento. Creo que se puede leer excepto: "... un uso de ellos sería yo mismo incapaz de poder alcanzarlo..."
EliminarSe entiende, maestro Campillo, se entiende. Un abrazo
EliminarMe ha gustado mucho este desmenuce tuyo de sentimientos e intenciones. La imagen simbólica de hacer retroceder la arena cuello arriba del recipiente es una notable metáfora de la imposibilidad de ciertos actos. Todos sabemos que no podemos volver atrás en el tiempo, pero cuántas veces nos empecinamos en querer regresar y rectificar, conscientes de que aún siendo algo inalcanzable vale la pena intentarlo. Ese es el meollo universal de Muerte en Venecia y explica el porqué después de un siglo, cada generación sigue haciéndola suya. En ella, novela o película, sus autores Mann y Visconti lo dan todo, se vacían transformándose en cada personaje de un mundo que aunque rechazan, ambos se saben pertenecientes a él. Son a la vez el profesor, la madre, Tadzio, el amigo que besa a Tadzio, el canallesco peluquero...
ResponderEliminarNunca me había parado a pensarlo, pero en el debate entre pureza y belleza, pienso que la primera sí puede responder al espíritu. Pero la segunda no. La considero patrimonio de los sentidos, amigo Antonio.
Interesante entrada, así como las imágenes de la película.
ResponderEliminarCada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla. Confucio
Muy agradecida por tu visita a mi blog.
Besos.
Hace muchísimo tiempo que vi la película, Antonio, pero tu artículo ha hecho que quiera revisitarla pronto para fijarme en lo que dices en él. Me atrae ese personaje: Gustav von Aschenbach.
ResponderEliminarUn abrazo.