DOCTORES NO (MONÓXIDO DE NITRÓGENO)
Antonio Campillo Ruiz
La Verdad
Jules Joseph Lefebvre
Musée d’Orsay
Querida Verdad, hoy he escuchado una información que presuponía unos conocimientos tan complejos que he dudado de quién la había seleccionado y por qué lo había hecho. Mis conversaciones contigo las encontramos en una etiqueta de este blog que lleva por título “¿Qué sabemos?” No es inane tu ubicación: sabemos sólo aquello que se determina que debemos saber, nos lo transmiten por el medio que se considera más atractivo y con una valoración previa de las posibles consecuencias que se derivarán de su contenido.
A veces, como ha ocurrido hoy, se publica o informa de un evento que requiere tal cúmulo de conocimientos previos para entenderse que su ininteligibilidad está asegurada. ¿Causa? No se sabe. ¿Objetivo a alcanzar? No se sabe. ¿Utilidad científica, filosófica, social, etc.? No se sabe. Ni siquiera intuyo por qué me han transmitido este ¿legado?. Con demasiada frecuencia este proceso es peligroso y triste, muy triste.
Si te parece, vamos a seguir hablando sobre uno de los debates más oscuros de la sociedad occidental desde hace unas décadas. Para ello, debemos comprender someramente una terminología que es un poco abstracta por su especificidad, no por conveniencia.
Nuestras células son unidades complejas de un todo que forma nuestro cuerpo. Poseen un entramado interno digno de ser estudiado y así se hace. De entre todas las funciones que realizan existe una de importancia vital: generar energía útil mediante unos procesos bioquímicos complejos, englobados en su conjunto en lo que se denomina genéricamente respiración celular, y una materia prima fundamental, la glucosa. Consultadas las fuentes que pueden ampliar nuestros conocimientos a través de los enlaces señalados, concluimos que la glucosa es oxidada por el oxígeno que respiramos cuando llega a las células, y en esta “combustión” se genera energía y dos subproductos que se eliminan: dióxido de carbono y agua.
Las mitocondrias, que se encuentran en todas las células humanas excepto en los glóbulos rojos, producen, por medio de las reacciones químicas mencionadas anteriormente y el oxígeno molecular, O2, el 90% de la molécula portadora de energía, el adenosíntrifosfato (ATP), esencial para todos los procesos de la vida. A pesar de consumir energía en las transformaciones que se llevan a cabo, el balance energético general debe ser incuestionablemente positivo.
Cuando se bloquean determinados compuestos químicos, llamados enzimas, se impide la transferencia de electrones al O2 y, como consecuencia directa, se generan una reducción importante de la producción de ATP y un aumento de oxígeno atómico muy oxidante y tóxico. Un déficit de energía y una oxidación perjudicial ocasiona la muerte prematura de las células. Cuando este bloqueo de la respiración y producción de energía se origina en las células linfáticas inmunitarias, denominadas genéricamente células TH (T4 o CD-4), las consecuencias son muy peligrosas para todo el organismo ya que aparece una deficiencia inmunitaria. La muerte celular a causa de oxidantes y otros subproductos tóxicos afecta muy especialmente a las células TH-1, que son las encargadas de eliminar agentes patógenos intracelulares como parásitos, hongos, micobacterias y virus.
Robert F. Furchgott, Louis J. Ignarro y por otro lado Ferid Murad, descubrieron en 1987 la producción de NO (monóxido de nitrógeno, también llamado óxido nítrico), un compuesto que se genera en las células de las paredes internas de los vasos sanguíneos y en las células TH-1. El NO es una sustancia que, en función de su cantidad, puede ser tremendamente tóxica o de una trascendencia crucial para:
- La aterosclerosis. Un engrosamiento de las paredes de las arterias debido a depósitos de grasa. “El óxido nítrico se ha convertido en una de las principales armas del organismo contra la arteriosclerosis”, dijo el doctor Jonathan Stamler de la Duke University Medical Center y el Instituto Médico Howard Hughes.
- El shock séptico. Descenso peligroso de la presión arterial causada por las células blancas bombeando demasiado óxido nítrico en respuesta a las infecciones. Los medicamentos que reducen los niveles de óxido nítrico activo se están estudiando experimentalmente.
- Cáncer. Las células linfáticas TH usan el óxido nítrico para defenderse contra los tumores y están en estudio complejos procesos de investigación para utilizar la capacidad anticancerosa del mismo.
Alfred Nobel
Pero lo más importante de estos estudios fue el hecho de relacionar la causa-efecto de un antiguo tratamiento que se había demostrado importante para enfermos cardíacos, sin saber el proceso bioquímico sobre el que se sustentaba. Una perfecta investigación supuso la comprensión de la utilización de la nitroglicerina como medicamento. Esta sustancia facilita un importante aporte suplementario de NO que se suma al fabricado por las células de músculo liso en las paredes internas de los vasos sanguíneos para favorecer la elasticidad de los mismos. Resulta tan curioso como importante que uno de los componentes esenciales, descubierto por Alfred Nobel para la fabricación de dinamita, salvara cien años después las vidas de enfermos con síndromes cardiacos, y que se haya podido explicar la causa de tal bondad en un compuesto, digamos, “tan explosivo”. En 1998 Robert F. Furchgott, Louis J. Ignarro y Ferid Murad fueron galardonados con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina.
Pero Furchgott, Ignarro y Murad, no solo demostraron la importancia del NO en los procesos descritos. Se demostró sin ningún tipo de duda razonable que la producción de gas NO en las células TH-1 es imprescindible para la eliminación de agentes patógenos intracelulares. Y en ese momento se dirigió la investigación hacia un punto que ha sido crucial y relevante.
Una de las más importantes comprobaciones es la confirmación de que las células TH-1 son las que poseen la capacidad de defensa inmediata contra todo tipo de infecciones. Si hay una falta de células TH-1, productoras de gas NO, pueden desarrollarse los agentes patógenos oportunistas comprendidos en las nefastas siglas del SIDA. La función de las células TH-2 es la de estimular la producción de anticuerpos pero las células TH-2 no producen gas NO para eliminar agentes patógenos intracelulares.
Numerosas investigaciones han demostrado que los llamados VIH positivos favorecen, en su proceso de seroconversión, una disminución de las células TH-1 y una predominancia de las células TH-2. Biológicamente es inconcebible que todas las células T, en el momento de la supuesta infección, sean colonizadas por los llamados virus VIH, ya que las predominantes células TH-2 se encuentran intactas y la producción de anticuerpos se ve incluso aumentada. El paso de TH-1 a TH-2, que conlleva una deficiencia inmunitaria celular, debe entonces, según las leyes de la lógica, tener otras causas. Posiblemente, querida Verdad, las podamos ir desentrañando poco a poco.
A LOS LECTORES: Las palabras de distinto color al texto general están vinculadas a una información aclaratoria y más completa.
Gracias por tus comentarios a mi texto. Estoy completamente de acuerdo:el poder está en las manos de quien maneja las cuerdas.
ResponderEliminarInteresante tema el que compartes aquí, en tu blog, pero tengo que reconocer que no conozco mucho sobre ello. Quizas por eso mismo me ha hecho seguir con más cuidado todo lo que escribes.
Felíz semana y un abrazo
Interesantísimo... y yo hablando de drosera...
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