MACHLIS
María Luisa Arnaiz Sánchez
The Drunken Noah, Guido Cagnacci
La poesía arabigoandaluza abarca los temas más variados pero rara vez deja asomar en ella el alma de sus compositores, sobre todo porque los poetas siguen fielmente los metros tradicionales, los tópicos y los símbolos creados por sus predecesores. Por ejemplo, Ben Hazm, el autor de “El collar de la paloma”, describe por extenso su llanto o alaba el vino aunque confiesa a continuación en prosa que jamás ha llorado ni ha probado el vino como buen musulmán. Esta poesía destila una sensualidad plena de lujuria latente, basada en el amor udrí, abanderado de la morbosa perpetuación del deseo. Dicha concepción del amor, especie de amor platónico, se extendió desde Córdoba a Provenza y Florencia, sirviendo de modelo a la “gaya ciencia” y al “dolce stil nuovo”, a pesar de que los árabes fueran etiquetados de bárbaros sensuales.
Toda ella revela una apasionada adoración por la belleza física, algo típico de la mentalidad musulmana, bien sea por la mujer, cuyo ideal Hazim al-Quartachanni lo resume así: “Si la describes de arriba a abajo, es una luna / sobre una rama, sobre un montón de arena. / Y, si la miras de abajo a arriba, es un montón / de arena sobre el cual luce una luna entre las tinieblas” (los árabes prefieren a la mujer de finísimo talle y opulentas caderas), bien por los jóvenes a los que ya apunta la barba (existen varios libros sobre el bozo como determinante de belleza y son muchos los textos dedicados al amor griego).
En cuanto al tema báquico, hay que recordar que la prohibición coránica de no beber vino no tuvo demasiada fortuna en España, si bien es cierto que se tomaban muchas bebidas hechas no solo de uva en las tertulias que se celebraban por la noche. Los asistentes a ellas se sentaban en corro -machlis- y se deleitaban primero con gollerías y golosinas, después se ponía ante ellos bandejas con un pomo, una copa y un aguamanil, mientras que un esbelto copero iba y venía entre piropos rellenando los vacíos vasos. En el centro titilaban las candelas y a su reflejo refulgían los búcaros llenos de narcisos u otras fragantes flores, así como las pirámides de frutas. Se improvisaba, se recitaba y se escuchaba música interpretada por ocultas esclavas. En este ambiente lo que predominaba era el amor, la embriaguez y el sueño:
“De corazón a corazón se acercaba el amor,
de labio a labio volaba el beso”.
Paso a transcribir a partir de ahora una serie de poemas, traducidos por el insigne arabista Emilio García Gómez, quien en 1928 adquirió una copia de una breve antología inédita de la lírica andaluza en El Cairo, titulada “Kitab rayat al-mubarrizin wa-gayat al-mumayyazin” de Ben Said al-Maghribi, nacido en Alcalá la Real en 1213.
BEN AMMAR DE SILVES, XI
Mi pupila rescata lo que está preso en la página:
lo blanco a lo blanco y lo negro a lo negro.
LLUVIA SOBRE EL RÍO
ABU-L-QASIM AL-MANISI DE SEVILLA, XII
La mano de los vientos realiza finos trabajos de orfebre
en el río, ondulado en mil arrugas.
Y siempre que ha terminado de forjar las mallas
de una loriga, la lluvia viene a enlazarlas con sus clavillos.
de una loriga, la lluvia viene a enlazarlas con sus clavillos.
BEN DARRACH AL-QASTALLI, XI
Las manos de la primavera han amurallado
encima de los tallos los castillos de la azucena;
castillos con almenas de plata donde los defensores,
agrupados en torno al príncipe, tienen espadas de oro.
EL PUDOR
ABU-L-WALID ISMAIL BEN MUHAMMAD, XI
Cuando ofreces a los circunstantes -como el copero que sirve
en rueda los vasos- el vino de tus mejillas, encendidas de pudor,
no me quedo atrás en beberlo;
que a este vino lo hacen generoso los ojos de los que, al mirarte,
te hacen ruborizar, mientras que al otro lo hacen generoso
los pies de los vendimiadores.
REPROCHE
CALIFA ABD AL-RAHMAN V MUSTAZHIR, XI
Las noches son para mí más largas desde que te empeñaste
en alejarme de tu lado, ¡oh gacela que demora la ejecución
de las promesas y que no cumple la palabra que me dio!
¿Es que has olvidado el tiempo en que pasábamos
la noche juntos sobre un lecho de rosas, mientras las estrellas
del horizonte brillaban como perlas sobre lapislázuli?
Especialmente me ha encantado este verso:
ResponderEliminar"De corazón a corazón se acercaba el amor, de labio a labio volaba el beso”.
Besos.
Para mí esos versos entre el sigilo y lo etéreo que citas son preludio de algo excitante. Aunque artificiosos, espero que te agraden los poemas futuros.
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