UN CUPLÉ
Antonio Campillo Ruiz
Xi Pan
Repasando artículos de chamarileros he encontrado una revistilla titulada “Los cuplets populares”, nº 5, cuyo director artístico es J. Durán Vila. Se trata de una “publicación semanal de música (que) aparece los jueves” y está editado por Felipe Pons Editores, sin fecha, en Barcelona. Ignoro todo lo relacionado con el cuplé pero no me he podido sustraer a comprarla cuando he visto el título de una de las diez composiciones que la integran: “La cocaína”. ¿Cómo? La he oído con pequeñas variantes en YouTube cantada en 1927 por Pilar Arcos. La progresión de sustancias adictivas con el ánimo de olvidar sumen a la despechada protagonista en el alcohol y después en la morfina y la cocaína. ¿Hacer apología de las drogas estaba bien visto bajo la dictadura de Primo de Rivera? ¡Cuántas aberraciones ocultan los sables y las sotanas!
La cocaína
I
La cocaína
I
Un amante tuve yo
lleno de pasión y fe;
pero sin saber por qué,
el cruel me abandonó.
Le buscaba sin cesar,
y entre copas de champán
olvidar así quería
mi más ardiente y loco afán.
Busqué placer en el licor,
busqué matar mi cruel dolor,
y entre locuras ansiaba
al hombre que tanto amaba.
¡Cuánto el querer me hizo penar!
Cuando el amor yo vi alejar,
fue la morfina consuelo
para mi anhelo feroz calmar.
II
Yo cenaba en un foyer
y a mi antiguo amante vi
que besó con frenesí
a una estrella del cuplé.
Su maldita ingratitud
agitó mi corazón
y oprimiendo así un cuchillo
vengar quise su traición.
¡Viva el champán que da placer!
¡Quiero olvidar, quiero beber!
Mi juventud ya declina;
dadme a gustar cocaína.
“Amante infiel, yo vengo a ti”,
loca grité de exaltación,
y en mi fatal desvarío,
hundí el cuchillo en su corazón.
Que bueno!
ResponderEliminarAmigo Antonio. Te considero un hombre inteligente - leo tu curriculum - y no quiero pensar que a través de tu blog quieras lanzar un manifiesto - un poco pobre - contra la Iglesia y el estamento militar - por otra parte, tan respetable como el nuestro de los ingenieros o profesores - a través de un texto en que criticas esos estamentos de la Dictadura de Primo de Rivera por ese - supuesto e imaginado por tí - consentimiento al mundo de las drogas.
ResponderEliminarTe aconsejo que te repases un poco el mundo de los alcaloides en nuestra historia reciente y verás que, ya entre 1890 y 1910, bajo el gobierno del liberal Antonio Maura, los Jarabes Bayer con un alto contenido de heroína se suministraban a nuestros enfermos de las vías pulmonares. El tema Bayer fue famoso y obligó a retirar sus productos años después.
Ya en 1863 se comercializaba el famoso Vino Mariani con un alto contenido en cocaína y que llegó a ser recomendado por León XIII para recobrar la energía.
Amigo Antonio. Es necesario que eliminemos de lo que tocamos, ese tufillo político que lo impregna todo, fruto de la grotesca presidencia sufrida en este país durante estos últimos años. Olvidemos. Si no, todos haremos lo mismo. Recordar a los anteriores y así hasta el infinito.
Un cariñoso saludo.
Incrível! O que não se descobre!
ResponderEliminarGostei!
Um grande bj
Eso me parece a mi, Mariano. Es una dulce letra para una dulce canción en unos tiempos en los que la censura lo impregnaba todo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo,, Mariano.
Elpresley, creo que, con buena voluntad, no has entendido la publicación.
ResponderEliminarLa utilización de drogas, actualmente prohibidas, tuvo su éxito médico en un momento en el que la medicina buscaba remedios a diversas enfermedades. Cocaína, heroína, opio y otros remedios se usaban EN MEDICINA.
Pero, jamás “el mal de amores” debe ser remediado con drogas sedantes o alucinógenas. La permisividad de estas “coquetuelas” letras recae en quienes toleran tales dislates y, en este caso, es evidente que recae en quienes lo han hecho con intención de manipular. El texto no es inocente.
En cuanto a los alcaloides, creo que estás un poco retrasado. Ya en una tablilla asiria del siglo VII a. C., bastante antes de la fechas que señalas, se advierte contra la ingesta de pan elaborado con centeno contaminado de “pústulas negras”, es decir, de claviceps purpúrea, un hongo cuyos alcaloides… Sería muy conveniente que leyeses uno de los artículos más visitados: “Hongos, drogas y alucinógenos”.
El tufillo político lo huele quien lo siente. Y, que yo sepa, en este país no ha habido ninguna grotesca presidencia desde que murió el dictador.
Nada tengo que olvidar porque yo soy mi presente y mi pasado y con ellos construyo mi futuro.
Un saludo.
Así es, Gisa. ¡De lo que se entera uno! Letras de canciones populares en las que, para curar los amores, se tratan como una banalidad las drogas adictivas, una de ellas todavía legal y terrorífica: el alcohol. Los cambiantes intereses de esta sociedad occidental modera, aparentemente, se adapta a menores beneficios pero no a costumbres autodestructivas. Un fuerte abrazo, querida Gisa.
ResponderEliminarSiempre me ha parecido que tiempos pasados, anteriores al Franquismo, fueron mucho mas golfos, Antonio. Lástima, nos lo perdimos.
ResponderEliminarCurioso, no puedo suscribirme a comentarios por correo-e ¿?
ResponderEliminarPasará que tus comentarios no los reciba nadie que no venga aquí a verlos. Un abrazo amigo.
ResponderEliminarCierto, Enrique. La "etapa golfa" a la que aludes poseía "un no sé qué que nos atrae..."
ResponderEliminarPosiblemente nada se conseguía excepto creerse que eras un "golfo" por asistir, aplaudir y beber, en los locales que siempre han sido picantes.
Mirar las alegres faldas, en vertiginoso movimiento, que dejaban las blancas piernas a la vista de miradas que acariciaban, era tan "fatal" para las chicas como para los chicos. Una delicia para la mente, amigo Enrique.
Prometido que NO HE TOCADO NADA DEL BLOG. ¿Cómo voy a negar nada a un amigo? No sé lo que sucede con Blogger. ¿Podría ser que ha cambiado "algo" la estructura de Google?
Lo cierto es que los comentarios ya no poseen la presentación que tenían hace una semana, las barras de visualización de comandos tampoco son iguales... Enrique, no sé que sucede y lo siento, siento que existan alteraciones que provocan la realización de cambios en la comunicación.
Lo investigaré.
Un fuerte abrazo, Enrique.