Antonio Campillo Ruiz
El beso de Judas,
Salzillo
Una serie de
casualidades me ha llevado a hablar hoy de Judas. Primero fue el artículo de
Mariano Sanz titulado “Señor Presidente (II)” en su blog “Desde el asilo”, enlazado con el nuestro, a continuación la sorpresa de una tremenda cola que
penetraba en una iglesia de la calle Atocha de Madrid el día 25 del corriente
(una colista me informó de que todos los miércoles se veneraba allí a san Judas
Tadeo), y por último leer el 27 “Se habla mucho de traición” en “El ojo
izquierdo”, blog que también aparece entre los que sigo. Entonces me vino a la memoria “Tres versiones de Judas” de Borges y
releí las escasas páginas que tratan de Judas Iscariote.
“La traición de Judas no
fue casual; fue un hecho prefijado que tiene su lugar misterioso en la economía
de la redención” opina en ellas Runeberg y, tras
argumentarla, concluye: “Dios no quería que se
propalara en la tierra Su terrible secreto”. Pues bien, quienes lean esta
nota sepan que, en mi opinión, al actual Gobierno le cumplen esas palabras. Aun cuando sus votantes lo jaleen, aun cuando nos toque padecerlo, asistimos
a la traición que tenía preparada a sabiendas el que repite que “hay que hacer las cosas como Dios manda”. ¡Qué cinismo! ¡Qué ideología!
Fotografías
del autor
Hoy seré breve, pero era la crónica de una traición anunciada. Y no me refiero a Judas.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y buen domingo, querido Antonio.
Cierto, querida Marisa, todo estaba escrito entre líneas en eso que llaman programa.
ResponderEliminarSaber leerlas o simplemente dejarse llevar ha marcado la traición más rastrera que se ha cometido en una llamada democracia moderna.
Ahora, queda la labor de limpieza mental de quienes desconocen todo y poseen miedo, un miedo acrecentado por la sinfonía de los medios de comunicación y unas ideas que, día a día ahondan más en el terror pasivo de quienes sólo se sienten servidores de su señores feudales.
Querida Marisa, si alguna vez podemos ver la luz será después de barrer de iluminados, inútiles y sinvergüenzas, todo el suelo español.
Jesús no tuvo miedo y Judas cobró su comisión. Pero, fue persona, cosa difícil de encontrar entre quienes nos manejan, y realizó un gesto de hombría que le redimió.
Hoy, falta el olivo redentor.
Un fuerte abrazo, querida Marisa.
Bueno, no escribiré aquí todos los adjetivos que se me ocurren para el que vosotros llamáis Judas... sería algo vergonzoso...
ResponderEliminarPasará, claro. Le echaremos, por supuesto. Pero en el camino se habrá cargado todo lo que tantísimo trabajo nos costó ganar y que, sin duda, nos merecemos.
No sé, a mí ni siquiera me ha llegado el beso, ese signo de (aparente) amor antes de la traición...
ResponderEliminarPor otra parte, me resulta difícil sentirme traicionada por alguien en quien no he confiado ni un segundo y, en cambio, me irritan - lamento decirlo - todos los que le dieron su confianza aún estando advertidos...
Desde luego, a juzgar por los daños morales y físicos que está infligiendo a tanta gente, se merece el calificativo de Judas: con él todo termina en muerte.
Un abrazo.
Ese será el desafortunado resultado, querida Beatriz, desaparecerán los
ResponderEliminarlogros conseguidos con un esfuerzo inusitado por toda una generación que, ya casi es despreciada.
No será fácil echarle si, de una vez no nos aplicamos el cuento y aprendemos. Aprendamos leyendo, viendo, analizando, aprendamos...
Y, por otro lado..., si nos dejan quienes manejan todo el mundo desde unos despachos inmerecidos.
La palabra ilusión debería desaparecer del diccionario de la RAE.
Un inmenso abrazo, querida Beatriz.
Estamos de acuerdo querida Isabel, el nombre es apropiado.
ResponderEliminarDe momento nos encontramos en la fase de miseria, rencor que se va transformando en odio y retroceso imparable a una sociedad ancestral por imposición.
Cuando los daños morales y físicos sean insoportables para supuestos amigos y extraños es posible, sólo posible, que no se tropiece en la misma piedra.
Un fuerte abrazo, querida Isabel.
Se me ocurre una frase algo grosera pero espero que no te siente mal aunque creo que aquí encaja como anillo al dedo: "Bien conyo, bien, amigo Antonio"
ResponderEliminar¡Conyo, Enrique, hasta me enseñas a decir taquitos en fisnoslis!
ResponderEliminarAsí es, amigo, así es. En este momento las rogativas son lo que quedan porque ya que no pagan impuestos pues que nos ayuden, ¡Conyo! Que nos ayuden y trabajen algo, ¿no?
Ja, Ja, Antonio, tienes toda la razón, vamos a acabar haciendo cola para las rogativas de estos Judas de baja estofa. Pero nos van a joder bien jodidos. Espero tu articulo sobre el efecto chok (?).
ResponderEliminarPor supuesto, Mariano. El estofado que se pude hacer con ellos es de muy baja calidad. Se encuentra lleno de trozos de mala uva, pedacitos de estupidez y mucha traición a propios y extraños, para aderezarlo.
ResponderEliminarAcaba de salir "La doctrina del shock". A pesar de su metraje, como hemos comentado esta mañana, el documental es imprescindible.
Un fuerte abrazo, Mariano.