María Luisa Arnaiz Sánchez
Tal para cual, Goya.
Capricho nº 5
1. Maria Luisa y Godoy.
2.
Muchas veces se ha disputado si los hombres son peores que
las mujeres, o lo contrario. Los vicios de unos y otros vienen de la mala
educación: dondequiera que los hombres sean perversos, las mujeres lo serán
también. Tan buena cabeza tiene la señorita que se representa en la estampa,
como el pisaverde que la (sic) está dando conversación;
y en cuanto a las viejas, tan infame es la una como la otra.
Creo que el comentario
número uno es malévolo pues afirmar que los personajes del primer término son
la reina María Luisa y Godoy cuesta admitirlo a tenor de lo que dice el
segundo. Sin embargo, la reina, el favorito y el rey Carlos IV, fueron llamados
la “Trinidad en la tierra” y quizás de ahí la apostilla pues el pueblo se reía
de este “ménage à trois”.
En cuanto al
segundo, no creo que para decir cómo han de ser las mujeres se precise el
dictado de los hombres aunque, es cierto, que ellos siguen imponiendo su
criterio en la educación. Y si es malo…
Nadie se conoce,
Capricho nº 6
1.
El mundo es una máscara; el rostro, el traje y la voz, todo
es fingido. Un general afeminado obsequia a madama delante de otros cornudos.
2.
El mundo es una máscara; el rostro, el traje y la voz, todo
es fingido; todos quieren aparentar lo que no son, todos se engañan y nadie se
conoce.
Según
Malraux, la máscara en el pintor aragonés desenmascara. En esta escena carnavalesca
o de baile el personaje que galantea a la dama sentada se oculta tras una y,
aunque lleva una espada de madera, va disfrazado de mujer. Que la máscara no sea
varonil por el atuendo y que los paseantes de sombrero fálico sean cornudos o
no, tanto da, pues creo que Goya representa el acendrado rasgo del carácter
español: aparentar.
Hola Antonio, creo que nuestro inmortal Goya, no puede tener un crítico más acertado que tú. Es cierto que la época en la que pintó "Los caprichos" algo se había adueñado de su alma... y las interpretaciones pueden ser muy variadas.
ResponderEliminarSin embargo, la de la reina Maria Luisa y Godoy, pues era un tema "comidilla" de la corte, porque era real y cierto... Por su culpa nos vimos metidos en una guerra contra Francia y Napoleón... brrrrr... ¡afrancesados!
Y luego me encanta la valoración que haces del siguiente capricho, es cierto que tras una máscara, todos podemos escondernos, y nos sentimos protegidos y seguros, porque nadie sabe nuestra verdadera identidad... ¿Por qué nos la ponemos? ¡Ahí está la gran incógnita!
Un abrazo con una lluvia de estrellas de felicidad.
Como unos días publica Antonio y otros yo, a veces ocurre que el lector se dirige indistintamente a él o a mí pero, bueno, Ángeles, lo cierto es que siempre me he preguntado cuánto tuvo que disimular Goya con Carlos IV (que entregó la corona de España a Napoleón), con el felón de su hijo Fernando VII, con los nobles que retrataba, etc. Por eso diría: “las obras cuando son encargadas…” como reproduje en el Capricho número uno. Saludos.
ResponderEliminarLlego tarde a la "Factoría El bamboso" pero es que realmente lo vuestro es casi una factoría y cuando me quiero dar cuenta o tengo un rato ya habéis lanzado una tirada.
ResponderEliminarReleo tus caprichos V y VI - muy buenos como los anteriores - y de momento, con relación a lo que comentas de las relaciones "a trois", algunos historiadores - pocos- recientes opinan que no está muy probada esa relación, aunque, la regla general es afirmar que Godoy fue el gran amor de la reina. Estoy de acuerdo contigo en que no hace falta que los hombres opinemos sobre como debéis ser. Los tiempos han cambiado y casi, son las mujeres las que opinan más sobre como debemos ser, vestir y comportarnos los hombres - al menos en la sociedad occidental en que la nosotros vivimos.
No estoy muy de acuerdo contigo en que sea el hombre el que impone los criterios a seguir en cuanto a la educación de los niños pero tampoco tengo base para decir que no tengas razón.
Muy interesante e inteligente tu reflexión sobre esa característica del pueblo español de aparentar y mostrar una cara distinta a su realidad. Es real. Los enfermos aparentan estar sanos, los pobres aparentamos ser más ricos y los tontos nos hacemos los inteligentes.
Un abrazo.
Que a los poderosos se les levantan bulos sin ton ni son no es de hoy, por eso dije que el primer comentario me parecía malévolo. En cuanto a los criterios de los hombres sobre la educación o lo que se tercie, te basta calcular el número de mujeres que toman decisiones en el mundo.
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