VISITA A LA BELLEZA
Antonio
Campillo Ruiz
Aprendices novatos,
expertos jóvenes que empezaban a dominar el oficio y especialistas, acudieron
prestos con sus pesados mandiles de gruesa piel y máscaras protectoras de
madera con visor, al centro de la gran nave de trabajo ante la llamada de la
campana que tañía sin descanso con ensordecedor tintineo. El maestro Arnaud de
Moles llamaba a reunión.
̶ ¡Que todos pongan
atención! He logrado una información que nos puede ayudar en nuestro trabajo y
en la formación de los nuevos trabajadores, plomeros, carpinteros y vidrieros.
Si es cierta, tendremos que dedicarnos desde este momento a ensayar nuevas mezclas
que superen cualquier vidrio obtenido anteriormente y medios para que las
uniones sean más fuertes y finas. Su pureza debe transformar la luz hasta
conseguir unas imágenes tan reales que perdurarán por siempre. Hoy se me ha
comunicado que sobre la antigua basílica románica se va a construir una
catedral gótica que será la más grande de Francia. Quieren que su luz eleve el
espíritu de fieles y peregrinos como si del Cielo se tratase. Teniendo en
cuenta los trabajos de cimentación y, según los planos que he podido ver,
tendremos unos diez años de preparación de muestras y diseño de las figuras que
debemos colocar alrededor de toda la girola. Los problemas no serán pocos. Al
proceso de investigación, coloreado y emplomado que perdure eternamente,
debemos añadir las proporciones enormes que tendrán las figuras y su entorno
que, como todos sabéis, en las paredes góticas son más altas y puntiagudas.
Cada uno recibirá su salario hasta la terminación de las vidrieras, aumentándose
al doble cuando se trabaje en el cerramiento de todos los ventanales. ¡Pero
deben ser las mejores de Francia! ¡Deben asombrar a todo el que las mire!
¡Deben transformar la luz y retenerla para el disfrute y piedad de todos los
creyentes de la Iglesia verdadera!
Un grito unánime hizo
temblar los vidrios transparentes de aquel taller de Saint-Sever Cap de
Gascogne en las Landas. Los trabajadores recibieron la buena nueva
con alegría aunque se encontraban pesarosos por la pérdida de la basílica del
siglo XI que ya era un poco vieja, teniendo en cuenta que era el año de gracia
de 1489. El maestro Arnaud se encontraba en la plenitud de su creatividad a sus
veintinueve años y todos los componentes del equipo, entusiasmados, se
encontraban inquietos por empezar a experimentar. Era un proceso largo y también
debería ser secreto. No era fácil encontrar yacimientos homogéneos de
sustancias químicas que pudiesen poseer el mismo tono de color en su mezcla con el cuarzo. Tampoco era
fácil la reducción de las emplomaduras porque la resistencia al aire debería
ser suficiente como para soportar la tormenta más fuerte. Además, cuando
tuviesen todo preparado, se trasladarían a Auch y montarían allí sus hornos y
sustancias vítreas para terminar las vidrieras conforme las fuesen construyendo.
El tiempo fue pasando y el cansancio se
adueñaba de todos. El trabajo era intenso y no había ni empezado. Cientos de
tarros con muy diversos colorantes y grandes sacos con cuarzo de una pureza extrema se
encontraban ordenados y separados cuidadosamente. El almacén solo trabajaba
encargos que servían de prácticas a los aprendices. Toda la actividad era un
duro trabajo en el campo y posteriormente miles de ensayos. Grandes libros
recogían el fruto de sus experiencias y eran guardados cuidadosamente por el
maestro Arnaud en una alacena con una gruesa puerta de acero y una llave con
cuatro secretos. En efecto, la Catedral de Sainte-Marie en Auch iba a ser
enorme: la planta, que el maestro recorría con preocupación y mucha atención,
medía cien metros de largo por cuarenta de ancho en el crucero. La girola, su miedo
y ansia, iba a poseer demasiadas capillas y el trabajo sería mayor que el estimado
en un principio.
Hacia el año de
gracia de 1507, ocho años más de los calculados, empezaron los trabajos de las
vidrieras. El taller lo tenía todo preparado pero nadie sabía qué figuras se
enmarcarían y qué novedades bullían en la cabeza del maestro Moles. En los
últimos años, habían recurrido a trabajos cotidianos y el maestro parecía que
diseñaba de forma diferente, más atrevida, menos piadosa pero más perfecta. Las Sagradas Palabras eran interpretadas de forma muy diferente
a los proyectos originales. Se pasaba horas y horas dibujando en grandes planchas
de papel que rompía con disgusto o guardaba sin que las viesen sus
trabajadores. Cuando empezaron a construir las vidrieras, casi sin terminar los
ventanales, la Sagrada Biblia se encontraba en todas ellas pero también unas
Sibilas que eran unos motivos de belleza, o disgusto, para quienes las
observaban. Las obras del taller de Arnaud de Moles terminaron el año del Señor
de 1513 y su belleza fue del agrado del maestro. Tal como predijo, la luz posee
una morada en sus vidrieras que invitan a los fieles a visitarlas y compartir con ellas la
belleza del Cielo.
Antonio Campillo Ruiz
Un precioso reportaje reviviendo el proceso de estos verdaderos artistas. Es inimaginable como hace 5 siglos pudieran llegar a tal dominio y técnica, al igual que con la pintura, en esos cuadros que no se aprecian las pinceladas. Eran además verdaderos químicos para conseguir sus colores. Es difícil de apreciar si ante estos hechos hemos ido realmente progresando.
ResponderEliminarPienso que no, Marcos. Se creó la Química, ha evolucionado a una velocidad inalcanzable en otras Ciencias pero los colores de las vidrieras no se consiguen por medio de productos químicos sintéticos. Se obtienen con determinados compuestos de metales que se encuentran en la Naturaleza. El problema de obtener la pureza de colores y homogeneidad de los mismos en una vidriera no se ha conseguido cuando se ha tratado de igualar las realizadas por los maestros de los siglos XII a XVII. Su legado es único e inimitable.
EliminarUn abrazo, Marcos.
La belleza de las vidrieras, como realmente se aprecia es desde dentro de las estancias que las albergan. Tal y como describes en tu entrada, cuando la luz del sol se posa sobre ellas, un espectáculo de color se cierne sobre los que las contemplamos.
ResponderEliminarUn oficio tan gratificante como la contemplación final del trabajo. En otro tiempo fui aprendiza del mismo, aunque dado mi falta de espacio y recursos hube de abandonarlo.
En casa tengo una "falsa vidriera" que realicé algunos años después en recuerdo de aquellas otras.
Un abrazo con retazos nostálgicos.
Me alegro y me asombro gratamente, María José, que seas una experta en vidrieras.. Como podrás comprobar, en estas de Auch, el problema es doble: el color y el tamaño de vidrios que soportan imágenes completas. Esta es la cualidad que las diferencia de teselas vidriadas o vidrios moldeados. El vidriero tenía que conseguir el alto o bajorrelieve, según necesitase, en trozos demasiado grandes para que el emplomado no dividiese su belleza. Espero poder fotografiar tu vidriera,.
EliminarUn fuerte abrazo, querida María José.
Más que interesante mi querido Antonio. Te has esmerado tanto en la elaboración de esta entrada que nos haces admirarte mucho con tu manera de trasmitirnos conocimiento, respecto a esas bellezas única, creadas por muchas manos artistas demasiado dedicadas... incansables. Gracias!
ResponderEliminarTe dejo un gran abrazo!
Me complace mucho que te hayan gustado estas vidrieras, Sara. Mi colección de fotografías de vidrieras es casi enorme... Empecé a hacerlas en sistema analógico y todos los negativos los he digitalizado directamente. Sin embargo, estas, de Auch, siempre me han atraído especialmente por lo que explico a María José. No es normal encontrar tal belleza y tan cuidada por los propios maestros vidrieros. Como dices, tuvieron una delicadeza especial en este trabajo.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Sara.
Las vidrieras góticas son espectaculares, al ser su arquitectura un intento de llegar a dios a través de la espiritualidad otorgada a los edificios mediante la luz y la altura. No puedo dejar de recordar la impresión que me causó la catedral de León, nuestra cajita de piedra y cristal.
ResponderEliminarUn saludo
Dr la catedral de León realicé en su día una película que circula todavía, Carmen. Me preguntaba: ¿Puede una vidriera soportar el peso de las bóvedas de una catedral gótica? ¿Puede soportar las tensiones de los elementos atmosféricos, especialmente el viento? La respuesta es no, claro. Arbotantes y contrafuertes fueron las grandes innovaciones para que la película pudiese llevar por título: "Paredes de luz". La catedral de León, posiblemente, la que posee la luz más cercana al cielo. Gracias por tu comentario.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Carmen. .
También admiro la belleza espectacular de las vidrieras, y son muchas las fotos que les he hecho. Este verano, en junio, tuvimos la suerte de conocer la esplendorosa catedral de Chartres, donde uno se queda pasmado ante tanta belleza, en vidrio y en piedra.
ResponderEliminarTambién me impresionaron las de San Denis en París y, ¡cómo no!, las de la Sainte Chapelle.
Un beso, querido Antonio, y gracias por la belleza de esta entrada.
Mis fotografías de vidrieras ocupan nueve teras, entre analógicas (ya digitalizadas) y digitales, porque muchas están repetidas cuatro veces. Es muy importante poder apreciarlas en las cuatro estaciones del año. La luz es tan diferente de una a otra que las vidrieras se aprecian con tonalidades tan diferentes que pareciese que las han cambiado. De entre las grandes catedrales con vidrieras similares a las de Aux y no solamente teselas de vidrios de color, en Francia, siempre aconsejo a mis amigos, y mucho más a ti, Isabel, que, si pueden, visiten Amiens, al norte de París y que se puede ir en una media hora en tren, más rápido en coche; Metz, al sureste de París, más lejana y Reims, al este, donde además de sus vidrieras, se puede apreciar cómo sonríen los ángeles. Ya en esta ciudad se puede comprar, justo a la izquierda de la catedral, un Moët&Chandon exquisito.
EliminarSiempre que se pueda se deben ver en otoño y a finales de primavera, cerca del solsticio de verano. Las luces en las vidrieras son muy diferentes en estas estaciones. Gracias por tu comentario.
Un fuerte abrazo, querida Isabel.
Son unas bellísimas vidrieras. Maravillosa luminosidad y un colorido precioso.
ResponderEliminarGracias por una entrada tan linda.
Te mando un beso
De ninguna forma, Amalia, ¡gracias a ti por tu interés y por tu exquisito gusto! Me alegro que te parezcan lindas estas luces que resaltan sin crear falsas luces interiores, sólo se aprecia su exquisita belleza, A la vez cuentan hechos de carácter religioso e incluso pagano que eran los libros de lectura de quienes no sabían leer pero sí sentir.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Amalia.
Una verdadera preciosidad. Viendo esto también pienso en aquellos artistas que en aquel tiempo hacían estas obras de arte. Nuestra obligación es conservarlo. Un abrazo.
ResponderEliminarQuerida Pilar, viniendo de ti este comentario confirma mi correcta selección de Aux y no otras de las vidrieras que podría haber elegido. A mi me gustan muy especialmente por el cuidado de quienes las crearon y la perfección de los detalles de una época que conocemos por ellos. El día 7, en la propia catedral de Aux, se inaugura un congreso acerca de las vidrieras y sus peculiaridades. En la larga lista de exposiciones se encontraban ponencias sobre muchas de las preguntas que nos podemos hacer al disfrutar de ellas. La conservación es una de las preocupaciones de muchos de los ponentes. Una lástima no poder asistir.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Pilar.
Impresionante. La belleza cromática de esos trabajos es de la que no te deja indiferente. Gracias por mostrarla en tu blog para disfrute de quienes te visitamos. Un saludo Antonio.
ResponderEliminarSí, Antonio, son unos trabajos impresionantes. No, creo que nadie puede ser indiferente a la belleza que se aprecia y que llena por completo las distintas capillas de la catedral.
EliminarUn gran saludo, amigo Antonio.
Un gran trabajo, muy completo y todo de tu creación. Realmente felicitaciones, Antonio, Nos has contado una historia como si fuera una novela, nos la has ilustrado con tu fotos, y has cerrado el gran círculo con tu video. Me encantó! Y gracias por compartirlo con nosotros. Abrazotes.
ResponderEliminarSí, Patzy, he aprendido a realizar crónicas de las tuyas. Son tan precisas y documentadas que he preferido hacer como tú: crear un relato en el que los datos históricos se van expresando con la propia descripción. En cuanto al trabajo, tú también sabes valorarlo porque lo realizas. El vídeo no es un PP, es un montaje en cine a pesar de poseer imágenes estáticas. Las vidrieras necesitan un gran aplomo de brazos para realizar detalles que se realizan con un teleobjetivo digital de 200 mm. pero no es nada recomendable la utilización de película dinámica porque ni existe movimiento en la vidriera ni el pulso aguanta tanta tensión. No utilizo trípode. Compartirlo con vosotros es el objetivo: debemos disfrutar todos de la belleza. Gracias por tu comentario.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Patzy.
Realmente delicioso la recreación literaria que has hecho de esos grandes maestros de vidrieras góticas, su esfuerzo, sabiduría y tesón para manipular la luz. Lo resumes fantásticamente en tu último párrafo:
ResponderEliminar"La luz posee una morada en sus vidrieras que invitan a los fieles a visitarlas y compartir con ellas la belleza del Cielo".
Ese afán de predicación, al menos dejó verdaderas obras de arte.
Excelente, como siempre nos tienes acostumbrados, Antonio.
Un fuerte abrazo.
Siempre he pensado que estos maestros, sabios por ellos mismos, incansables en su trabajo nos han legado el tesón, la sabiduría y la belleza que consiguieron por la simple razón de su extremada sensibilidad. No requerían ni poder ni riquezas, sólo trasladar al mundo en el que les tocó vivir su fantástica imaginación y su delicado afán por realzar lo sublime. La morada de la luz, las vidrieras, siempre ha sido un trabajo tan delicado como importante en el desarrollo de la sociedad que las vio nacer.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Marisa.
Una belleza de entrada como embelesada me quedé cuando conocí las de la Sainte Chapelle. Grato homenaje a los que con su tesón y esfuerzo hicieron posible esta parte de cielo para todos los que las visiten.
ResponderEliminarUn abrazo
Embelesados quedamos todos ante este retazo de vida que nos infunden luces que semejan el inmenso escenario en el que se representa la belleza de la luz. En este teatro del mundo, poder apreciar la luz refractada en vidrios que representan aspectos de creencias o hazañas pretéritas, es siempre una satisfacción que jamás debemos desaprovechar. Me alegro que te gusten estas maravillas.
EliminarUn fuerte abrazo, querida María Pilar.
El mundo del arte de las vidrieras es, también, una de mis pasiones, Antonio. Magnífico artículo.
ResponderEliminarComo no podía ser menos, querido Enrique. ¿Se puede concebir a un arquitecto que no aprecie la belleza de una construcción? Jamás. El diseño, el cálculo de estructuras y los motivos ornamentales de muchos edificios que parecen construidos en vidrio, requiere una pasión por los volúmenes y la luz especial. Poseéis la virtud de no solo haberlas disfrutado sino de poder construirlas.
EliminarUn fuerte abrazo, querido amigo Enrique.
Antonio, tú ya sabes cuanto me gustan las vidrieras góticas, esa luz multicolor y ese "esfuerzo, sabiduría y tesón para manipular la luz", como bien ha dicho Marisa. Y lo maravillosamente bien que tú nos lo explicas. Ese conocimiento que yo tanto aprecio en ti. No tiene precio. Gracias y mil gracias, Antonio.
ResponderEliminarUn beso grande.
Sí, Marián, las vidrieras góticas y tú sois complementarias: os quedaríais mirándoos una a otra indefinidamente. Lo sentido y explicado, como bien sabes, a veces, no son completos. Por ello, la riqueza de cualquiera de mis publicaciones se encuentra ampliada y arropada por la sabia pluma de quienes, como vosotros, expresáis vuestros pensamientos. Tu sensibilidad, Marián, es imprescindible para tu blog y para los comentarios que realizas en el mío. Gracias, muchas gracias.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Marián.
Es un aspecto de la cultura universal : el 'vitraux' y sus antiguos orígenes.
ResponderEliminarAl principio fueron concebidos para que la luz traspasara al interior de los conventos,con las alegorías correspondientes.
En el S. 20. la estructura de las superficies vidriadas se estudia en la carrera de Arquitectura y en la de Bellas Artes.
-Me encantó leer este informe porque nos da la posibilidad de relacionar distintos aspectos de un mismo tema.
Un abrazo para ti,Antonio.
Así es, Elsa, por ello, de mi gran amigo Enrique, arquitecto de profesión, envidio los estudios profundos que ha realizado y con los que me consta que ha disfrutado, de las vidrieras como elemento no solo decorativo sino de construcción en espacios arquitectónicos. Estoy de acuerdo contigo, Elsa. Lo importante es poder relacionar todos los aspectos que influyeron en la construcción de estas maravillas.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Elsa.
Una entrada muy elaborada, muy propio de ti, Antonio.
ResponderEliminarEl trabajo y la belleza de las vidrieras es asombroso. Gracias por recrearnos de manera literaria el modo y el tiempo en que fueron creadas por el maestro Arnaud de Moles.
Mil bicos, amigo.
Querida Ohma, pensé que sería posible escribir una crónica ficticia en la que los datos históricos se fuesen mezclando con el paso del tiempo en el que trabajaban en estas vidrieras los maestros, laborantes y aprendices. La descripción de procesos, muy interesantes pero quizás excesivamente largos, podrían llevarnos a complejas teminologías que, ante la sensación de paz y belleza de la luz y su paso a través de vidrios tan exquisitos, no tienen nada en común. Arnaud de Moles debió ser un artista cuyas manos e imaginación nos regaló sin solicitar nada a cambio.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Ohma.
Gracias por esta entrada querido Antonio. Hermosas vidrieras y aunque hayan tardado un poco mas el resultado fue exelentr. Un fuerte abrazo amigo
ResponderEliminarQuerida Alicia, me congratulo por haber acertado en tu gusto y poder elevar tu espíritu hasta el lugar en el que se encontrará feliz por unos momentos. Es seguro que tras la luz de esta morada se encuentran quienes sabían apreciar la belleza y la vida. Sí, el resultado ha sido tan espectacular que el maestro Moles deberá estar visitando su obra con amigos que se encuentran con él, con expresión preocupada, buscando el mínimo defecto, cada vez que la veamos y hablemos de ella.
EliminarQuerida Alicia, un inmenso abrazo..
Que maravilla de letras, de fotos y de todoooo,
ResponderEliminarBesoss
Querida Inma, eres tan espontánea y alegre como la explosión de belleza de las vidrieras que tanto te gustan. Me alegro mucho y deseo que jamás pierdas esta espontánea pasión por la vida.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Inma.