martes, 8 de julio de 2014

UNA SENTENCIA CUMPLIDA

DEMASIADO BUENO PARA VENGARSE

Antonio Campillo Ruiz

  
   Una sentencia, que puede ser cierta, abre en off una película en la que se tratan de representar sentimientos y pasiones que evolucionan sobre la justificada posibilidad de venganza del personaje al que se quiere destruir. Amor y desamor, unión recta y depravación moralista, son las bases de la sentencia que justifica el nombre de la película, “Impact”, “Impacto” de Arthur Lubin, 1949, año en el que se rodaron varias adaptaciones de escritores clásicos famosos, utilizando en todo momento los mismos aspectos moralizadores nacidos de la maldad, pretendidamente unida a la naturaleza del ser humano.


   En muchas ocasiones, demasiadas, los prospectos de publicidad de muchas de las películas de la Historia del Cine han sido confeccionados por artistas que sintetizan muy acertadamente algunos aspectos de la película publicitada. Otras veces, aparecen instantáneas, momentos, que no existen ni en el guión ni en los fotogramas que visionamos los espectadores. ¿La causa? Pues, sencillamente que el artista no ha visto ni una sola imagen de la historia que se narra. Hagamos un breve estudio comparativo entre uno de los prospectos y las fotografías de la película. Lo comprenderemos con rapidez.


La incomprendida atracción hacia lo prohibido sorprende poco al espectador, ante la mente enérgica y lúcida de un trabajador que ha llegado a la cima del poder. ¿Por qué no realizar los sueños que siempre fueron el único eje de atención de quienes siempre se encuentran sometidos a esa cuidada y atenta altanería? Esta es la tentación que provoca planes propios y deseos de una libertad que, pudiéndola obtener por otros medios, no produciría los beneficios que se pretenden alcanzar con una malvada trampa. La bondad, la confianza y la atención continua, no importan demasiado sino para obtener más caprichos que, sin estar demasiados definidos, el espectador capta con una simple mirada que siempre es superficial, de desprecio.


   Podríamos separar en dos partes bien diferenciadas la historia que se narra. La ira, otra de las malditas condiciones moralistas, no alcanza al protagonista, demasiado bueno para llegar a ser un vengador  despiadado. Aplicando la habilidad que le ha elevado a la cima, sin olvidar los hechos que acontecen lejos de él y por él, introduciéndose en un ambiente que le relaja y le hace vivir unos meses de paz que son precisamente los que ha buscado durante toda su vida, sigue poseyendo la virtud de la bondad y trata de redimir aquello que, posiblemente, ha sido provocado, en parte, por él. En su exceso de confianza, no percibe la misma tela de araña que se tejió en un principio para que se enredase en ella, vuelve a cumplir su cometido con una eficacia perturbadora.

  
   La acción transcurre con tiempos cinematográficos irregulares. El espectador aprecia un tiempo fílmico que le lanza a una acción de rapidez casi violenta, unas veces y otras, es tan reposado y transcurre con tal lentitud que pareciese que el director quisiera resaltarlo por la importancia que tendrá en la historia narrada. Sin embrago, no es así. El tiempo fílmico se desliza con irregularidades que, sin ser exageradas, son muy diferentes. Lo mismo sucede con las representaciones de los actores y actrices, se ponen en movimiento frenético en determinados momentos, que sí, es cierto que son importantes, pero no por ello deben pausar la representación de su personaje hasta una normalidad que se aprecia ficticia. La fotografía es de un negro bueno sin alcanzar la excelencia de la marcada separación negro/blanco lacerante y dura de películas que, como esta, son de cine denominado policiaco. Esta, no entra en los parámetros de guiones duros, es simplemente una historia de amor y bondad convertidos en otra historia que sí deja el director que el espectador piense que será ciertamente de un amor y una bondad muy diferentes a los vividos. Así, se cumple la sentencia en off que se dicta en un principio.

Arthur Lubin 

Es importante visionar la película a plena pantalla.


5 comentarios:

  1. Estas películas policiacas, en blanco y negro, resultan impactantes

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  2. Me encantará verla.

    Muchas gracias por darme la oportunidad.

    Un abrazo bien grande.

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  3. Una vez mas otra maravilla que nos regalas, con una impresionante entrada.
    Besos muchosss

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  4. Nací, justo, en ese año, maestro Campillo. La voy a saborear con especial cariño.
    Feliz noche.

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  5. Haces un estudio impactante de la peli, :)
    Me pareció una peliciula que engancha. Deseas llegar al final para que la "mala" sea descubierta y pague por su maldad.
    Muy buena, querido Antonio.
    Besos.

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