LA
LARGA BÚSQUEDA IV
Antonio Campillo Ruiz
Didier Delamonica
Sin
ninguna duda existe hoy en nuestro mundo occidental una multitud
de aspectos positivos y, de entre ellos, un progreso que sería insensato no
reconocer al mismo tiempo que en el campo específicamente cultural existe un
deterioro que es necesario señalar. Si la cultura se empobrece, si la cultura
se establece sólo como un mero entretenimiento, como empieza a ocurrir con
alguna de sus manifestaciones, se producirá un debilitamiento grave en muchos
aspectos de la vida espiritual, de la vida social, de las relaciones personales, de la
política e incluso de las relaciones sexuales, porque la cultura abraza,
impregna, prácticamente todos los aspectos de la vida humana. En el momento
actual podríamos decir que las horas han perdido su reloj, una forma de
expresar que el sentido común ha empezado a desaparecer, que la brújula ha perdido
el norte y puede ser muy difícil volver a colocar estos casi inmutables principios en su posición correcta.
Didier Delamonica
El
concepto de cultura, cultivo, como primera acepción y conjunto de conocimientos
que permite a alguien desarrollar su juicio crítico, como segunda, según el
DRAE, es perfectamente claro y explicable. A pesar de ello, a lo largo de estos
últimos 40/50 últimos años existe un proceso para ensanchar, para abarcar
tantas cosas, para representar tanto a la vez que, hoy día, ya no podemos
entender nada de lo que se decía y, sin embargo, lo quiere decir todo que es
una manera de decir nada. Todo se ha vuelto cultura y ya nada es cultura porque
la cultura se ha identificado y ha pasado a ser una de las formas de distracción
fútil y con ello, se ha perdido calidad, se ha perdido profundidad, se ha
perdido excelencia y, se ha perdido, sobre todo, la capacidad crítica que poseía,
tradicionalmente, la cultura para cuestionar lo establecido, para problematizar
lo que parecía logrado.
Didier Delamonica
En
cualquiera de sus manifestaciones, la cultura se encuentra en este estado
letárgico pero en las artes plásticas, visuales o audiovisuales, por ejemplo, existe
una confusión que ha echado por tierra aspectos importantes de las mismas. Así,
en el momento actual es muy difícil encontrar una definición, un concepto
genuino, con respecto a lo que es bello y lo que es feo. Incluso la noción
misma de belleza y fealdad está siendo cuestionada por la postmodernidad y el
arte, en todas sus manifestaciones, ya no debe, según muchos de sus autores contemporáneos, pretender alcanzar
la belleza, esa excelencia formal pretérita que era una característica definida.
Ahora no, ahora basta representar algo que provoque la ruptura con el pasado y
prestarse a toda la ambigüedad del mundo, conduciéndonos inexorablemente a las
manos de embusteros, vivos, oportunistas, que al final, frivolizan al autor
auténtico, único que realmente hace un trabajo novedoso y creativo. Casi no hay
posibilidad de una diferenciación clara puesto que los cánones tradicionales
han saltado en pedazos y no podemos diferenciar lo auténtico de lo que es
postizo.
Didier Delamonica
Vivimos
una dictadura de papanatismo. La función que tenía la crítica la posee actualmente
la publicidad, el marketing, los intereses creados que trabajan en función de
ciertos objetivos sin poseer nada que les ligue con la creatividad ni con el
arte. Y, este proceso tiene lugar en todos los campos de la cultura. Se ha
impuesto un arte visual light, una literatura ligera, una música sorda, que
sólo persiguen entretener y divertir, dos de las funciones de la cultura desde
que podemos establecer que existe, pero no las únicas y, además, sin adquirir
el sentido más profundo de una experimentación. Al mismo tiempo, la cultura
debe responder o plantear preguntas que establezcan una problemática que trasciendan
lo puramente actual, que se dirijan a la conducta de la condición humana, de la
vida. La cultura, ahora, no puede quedarse en una mera diversión que compite
con otras formas de entretenimiento, lo que significa un abaratamiento, una
frivolización banal de la misma. Este es un fenómeno general del que existen
muchas explicaciones pero la tendencia parece ser esta. Si no existe una
rectificación, una reacción a tiempo, podría tener consecuencias imprevisibles
para el futuro.
Antonio Campillo Ruiz
Didier Delamonica
¡Qué bien defiende la cultura, esa idea de cultura, quien la ama, como tú, Antonio!
ResponderEliminarUn abrazo.
Como de costumbre tu docto parecer nos hace detener y reflexionar, pararnos ante la mediocridad de lo habitual,. y cabrearnos un poco con esa mala herencia que dejamos tras de si, con nuestra inactividad e irreflexión. Gracias por intentar despertarnos.
ResponderEliminarTu análisis es ambicioso porque apunta al último escalón del entendimiento, querido Antonio. Desde la piedra que podría ser un reality, hasta llegar a la cima del espíritu, va un trecho, aunque a cualquier peldaño se le llame cultura.
ResponderEliminarCreo que un buen principio cultural consiste en tener una noción de todo lo que se ignora. Y en esa búsqueda confiar en que la brújula no haya perdido el norte que mencionas, porque la banalización acecha en cada esquina como una tienda de Todo a Cien.
Algo precioso es la Cultura. Y tú sabes expresarlo de una manera brillante, como siempre.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Un abrazo fuerte.
¡Que decirte yo que soy tan inculta? ¿Que la cultura es un bien de todos 'sagrado' y que debiéramos de cuidarla y protegerla como el mayor tesoro que poseemos? . Pienso que ella es lo que realmente nos diferencia de las animales.y que, de algún modo, cada vez a este paso, de manera inconsciente o consistentemente estamos perdiendo, destrozando, lo mas valioso, junto con el amor, que tenemos.
ResponderEliminarUn abrazo querido maestro.
Mi gran estimado e incondicional amigo.. pues sos incondicional a pesar de mi.. de mis ausencias ( que tienen una explicación y lamentablemente muy personal ).. Esto lo percibirás en mis post..
ResponderEliminarConsidero que la cultura es esa urdimbre y que el análisis de la cultura ha de ser por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones. Lo que busco en ella es esa interpretación tan enigmática para mi que me atrapa y embelesa ... tanto, que lamento que hoy por hoy , noto ante tanta "tecnología " la perdida de llegar a ella como antes. Ej : necesito de un libro.. de un film clásico o actual, en un cine.. de y por suerte contar con museos para deleite de mis sentidos..etc. Es ahí, donde encuentro el significado de nuestra cultura y me reencuentro con ella , cara a cara.
Te envío un gran abrazo , amigo.
Interesantes tus líneas que pueden suscitar una tesis doctoral a poco que las metamos en la coctelera del pensamiento. Es real que ahora ya no sabemos que es cultura, qué es lo bello y qué lo feo, cuales son las nuevas corrientes culturales, y si para ser culto hay que saber y entender de medicina, astronomía, mecánica cuántica y estar al día de todas las aplicaciones que surgen cada hora. Todo ello aderezado con el constante bombardeo de los medios de comunicación. El exceso de información ha hecho que todos seamos más cultos pero que no sepamos de nada perdidos en esa falta de tiempo provocada por la necesidad de estar al día culturalmente? hablando. Cualquier tertuliano de esos que encontramos en nuestros canales de televisión es capaz de dictar dogmas sobre el tratamiento del ébola, discutir sobre microeconomía y macroeconomía o hacer una hipótesis aventurada sobre el boson de Higgs, todo ello, a veces, solo con unos simples estudios de periodismo pero con una poderosa verborrea y mucha falta de pudor. Complicado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo que tienes razón en lo que dices y además, me parece a mí, que el artista es una persona que no solo puede crear ese producto deseable sino que tiene que venderlo para ganarse la vida y, entonces, es cuando la sociedad manda. ¿Qué valora nuestra sociedad actual? ¿La belleza, la armonía, la paz de los sentidos? Parece, como tú dices, que no. Quien puede comprar arte -en cualquiera de sus modalidades o situaciones- busca lo más extraño y así pueden llegar a exhibirse un trozo de panceta que chorrea grasa, bajo los auspicios de un museo o sala de exposiciones de cierto prestigio. Y está claro, esto provoca desconcierto. ¿Es que nos están tomando el pelo? ¿Puede alguien llamar a esto arte? Sea lo que sea, lo que es basura se descompondrá: olvido y muerte, están asegurados. Las modas pasan, la verdad permnece.
ResponderEliminarComo siempre digo, es solo mi opinión. Un abrazo. Franziska
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarOi Antonio!
ResponderEliminarEstava ansiosa por fazer uma visita. Passei algumas vezes aqui mais não consegui comentar.
Gostei de te ver no meu blog.
Adorei sua postagem.
Gostei da sua análise. Você colocou de uma forma magistral. A cultura é uma preciosidade.
Um grande abraço!
Ojalá, no perdamos la esperanza de que haya un giro importante para preservar lo valioso, y resurgir dentro de la decadencia que tenemos.
ResponderEliminarMuchos besanises.
Entonces..amigo ANtonio, podríamos decir, no a los Guassá, no a los juegos en general, no a ver la tele, no ha dejarse engañar por el marketing, y decir si al la cultura bien entendida,, a la que nos da valor añadido, distinción, conocimientos útiles como persona y que nos hará ser hombres mas sabios, no es así?
ResponderEliminarUn abrazo Antonio