lunes, 15 de febrero de 2010

SILVA.


SINCRETISMO RELIGIOSO.
María Luisa Arnaiz Sánchez

LUPERCALIA

Las lupercales eran unas fiestas que se celebraban el 15 de febrero en Roma y se llevaban a cabo en el Lupercal, una gruta donde, según Valerio, una loba, que no era sino una prostituta llamada Acca Larencia, por sobrenombre LUPA (< lupanar), recogió y amamantó a unos gemelos abandonados en las orillas del Tíber: Rómulo y Remo, los fundadores del pueblo romano. En su honor se instituyeron las LUPERCALES, que con el tiempo se atribuyeron a Pan Lykeos (lykos, lobo), cuyo epíteto originó el de 'luperco'.

Varrón explica que las Lupercales tenían carácter purificador, en tanto que Ovidio las asocia a la fertilidad; sin embargo, en el 44 a. C. eran ya fiestas licenciosas a tenor de la severa descripción que Cicerón daba de Marco Antonio, participante en ellas: “nudus, unctus, ebrius” (desnudo, ungido y borracho).

El ritual se desarrollaba como sigue: los lupercos, con el cuerpo desnudo a excepción de una pequeña parte, empuñaban en una mano el cuchillo ensangrentado con que acababan de inmolar a la víctima (cabra, cabrón) y en la otra agitaban un látigo formado por tiras de macho cabrío; a continuación emprendían una carrera por las calles de la ciudad, amagando con el cuchillo a los hombres, que esquivaban los golpes, y zurrando a las mujeres, que recibían con voluptuosidad los trallazos en la creencia de que concebirían.

En el año 392 el emperador Teodosio declaró ilegal el paganismo. Aunque las lupercales habían perdido su significado religioso, emergían una y otra vez mezcladas con fiestas cristianas, por lo que el papa Gelasio I, queriendo sustraer el marcado carácter sexual que tenían, las prohibió; no obstante, en un acto de sincretismo religioso, instituyó para las mismas fechas la festividad de SAN VALENTÍN, como fiesta del matrimonio, cuyo fin era la procreación. Pero el 14 de febrero se veneraba a Juno, como Iuno Februa, la protectora del matrimonio...

NOTA: En algunas zonas de España existen las "botargas", las cuales recuerdan a los lupercos. Sus atributos varían según las zonas, pero suelen consistir en una máscara, traje de colores vivos, rabo y genitales bovinos (en ocasiones cuernos); en una mano llevan siempre un azote, látigo, cachiporra o castañuelas con que golpear y en la otra un bastón para marcar el ritmo.

CANDELARIA
Al igual que otras festividades, cultos o dioses paganos que fueron cristianizados, las lupercales fueron sustituidas por la fiesta de la Purificación de la Virgen María, la CANDELARIA). Febrero (februarius < februo, purificar, celebrar expiaciones religiosas) era el último mes del calendario romano y, como protección contra las dolencias, la esterilidad, los espíritus, la muerte, etc., era preciso purificarse.

La voz “candelaria” proviene del latín festa candelarum, fiesta de las candelas, que la iglesia católica celebra el 2 de febrero en recuerdo de la presentación de Jesús en el templo y la purificación de la Virgen. Dicha festividad, llamada en Oriente de “La Presentación y Purificación” y adoptada por Roma como la de “San Simeón”, adquirió en el siglo VII un carácter acusadamente mariano, debido a que sustituyó una solemnidad pagana que se festejaba en las mismas fechas: la amburbale.

La amburbale (in ambitu urbis) era una expiación pública para purificar las ciudades - en Roma tenía lugar el 5 de febrero - y consistía en una procesión en torno a la ciudad, efectuada cada cinco años (lustro, espacio de 5 años, proviene de lustrare, purificar), en la que los participantes llevaban antorchas encendidas para aprovechar el poder purificador del fuego. Se dedicaba a Ceres - Démeter en griego - la madre por antonomasia.

Hay que poner de relieve que el culto a la diosa Ceres (de donde cereal), fuerza reproductora y madre preservadora de la humanidad porque asegura los alimentos, guarda relación con San Blas, cuya festividad tiene lugar el 3 de febrero.

Este santo, del que no consta su existencia, fue asimilado por la iglesia católica a un obispo armenio del siglo IV. Su nombre recuerda la raíz onomástica del dios celta Blez, un dios-lobo identificado con Dis, el padre de los galos.

Es bien sabido que durante la Candelaria se consumen los llamados panecillos o rosquillas de S. Blas. Julio Caro Baroja sostiene que es una superstición: “la fe en que ciertas prácticas llevadas a cabo el día de San Blas pueden curar los males de hombres y bestias, o preservarlos, como por ejemplo la de dar pan…” A este propósito, conviene traer a colación la extensa repostería nacional: “roscos de San Blas”, “tortillas del Santo”, “coquetes de Sant Blai”, etc., o mencionar la costumbre de bendecir unos hilos, “el cordón de San Blas”, o aplicar dos cirios bendecidos el día del santo en la garganta para protegerla de las afecciones.

BRIGHID
Brighid es la diosa madre en la mitología celta y está asociada a la fiesta de Imbolc, en irlandés “en el ombligo” (i mbolg) como referencia a la gestación de las ovejas prontas a parir. Su festividad se celebraba al inicio de la primavera celta - La Feabhra - el 1 de febrero, por creer que protegería a los rebaños y favorecería la fecundidad. A Brighid también se la asocia tradicionalmente al hogar y al fuego: bajo su advocación están las perpetuas llamas sagradas, por eso Imbolc es además un ritual de purificación. Como eran conocidos los efectos producidos por los aceites esenciales que desprenden el enebro y el ciprés, se desinfectaba el entorno quemando sus ramas.

Al no poderse erradicar su culto, la iglesia católica la transformó en Santa Brígida y, andando el tiempo, se vinculó su culto al de la Candelaria (Candlemas Day). Hoy Brighid, la portadora de luz, mantiene su referencia al fuego a través de las velas de la Candelaria y tanto la diosa como la santa comparten simbología, pues la “Brighid's cross” se relaciona con la rueda solar celta y con la cruz cristiana.

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