FIGURATIVO, IMAGINADO, REAL
Antonio
Campillo Ruiz
Giovanni Bocaccio
escribió en 1351, cuando la Edad Media tocaba a su fin, una obra maestra de la
literatura universal, en la que relataba, a través de cien historias, los
cuentos que unos jóvenes, siete mujeres y tres hombres, se narran a lo largo de
diez días, en los que se deben recluir para huir de la peste negra que asoló
Florencia y sus alrededores por aquellas fecha. En ella se basa el guión de “Il Decameron” de Pier Paolo Pasolini, 1971. No
resulta fácil entablar un diálogo entre la literatura, el cine y la historia
del arte, recurriendo a diversas y abundantes referencias a Brueghel el Viejo,
cuyos personajes, son representados en escena cinematográfica al tiempo que
conservan porte y composición. Elegir a actores reales para representaciones
tan complejas y referencia al pintor flamenco es un trabajo complejo, diverso
y, probablemente podríamos citar obras como "Boda
de aldeanos", "Jauja"
o "El triunfo de la Muerte",
como fuente de inspiración del realizador. Pasolini no sólo intenta conseguir
estos personajes en la pantalla, sino que se introduce él mismo en uno especial
y simbólico, el Giotto, pintor de un
fresco en el crucero de una iglesia, en torno al cual se representan algunas
personas características de la pintura de artistas de la época.
“El Decamerón” de Giovanni Bocaccio, en años no
muy lejanos, era una lectura prohibida que, a quienes tenían posibilidad de
descubrir, abría de forma apenas perceptible, una ventana a un mundo donde existía
el sexo pero no el sexo amordazado y encerrado en sórdidas mazmorras, ni el
sexo de confesionario y vergüenza, sino el sexo alegre, desenfadado, cómico,
pícaro y divertido. Pasolini coloca el fulcro de la palanca de las vidas de
estos pobres supervivientes de la miseria, entre el sexo y la religión. Quizá
por ello, elige y adapta nueve de las historias más irreverentes y utiliza lo
que se denominaba erotismo cuando se rodó la película y que no era sino el
resultado de la simpleza de sencillas picardías de gentes que, muchas veces,
buscan a través de los propios mitos, aprendidos en terribles sermones, un poco
de los beneficios materiales que no poseen.
La traslación de
sus personajes al ambiente medieval es cuidado y se desenvuelven con la soltura
de la igualdad, sean príncipes de la Iglesia, homosexuales, pintores ilustres,
sinvergüenzas sin escrúpulos, ladrones de poca monta, nobles corruptos, maridos
cornudos, mujeres insatisfechas, bobos desdentados, monjas ardientes.... Pasolini-Giotto
en 1971 pone imágenes a los sueños y lo hace bien, con la libertad de
pensamiento, clara huella de lo real y cotidiano que tiene su cine. Su visión
de los personajes bocaccianos es terrenal, muy alejada de nobles engalanados,
intrigas palaciegas y bailes de salón. Es, la visión de la plebe azotada por la
peste negra, la vida de un pueblo que se desenvuelve como puede entre bromas y
una sensualidad mecida por canciones de época que resaltan la carnalidad. Ese
es el fresco que Pasolini-Giotto dibuja en las retinas del espectador que,
posiblemente, se encuentra cansado de contemplar una y otra vez en el cine la venganza como
máxima argumental. Él estudia a Boccacio en el único contexto que conoce el
escritor: el cristianismo católico, dónde la venganza es pecado y no un fin en
sí misma. Podrá consumarse igual pero posee el freno de la deshonra de quien la
comete.
Pasolini comparte
con Boccaccio su crítica al poder, en especial el propio de la casta
sacerdotal, sin dejar de elogiar a los hombres y mujeres que, humildes y
humanos, luchan por la satisfacción de sus deseos. A la vez, y no solo como
Boccaccio, sino como Brueghel, el Renacimiento de Pasolini no es volver o
renacer de aquel fruto de la perfección y la idealización historicista que
tanto gusta a los turistas. Aquí se nos presenta como humano que es, duro, feo
y tremendista, llegando, en ocasiones, a no ser comprendido por mentes altivas
que piensan poco en quienes lo iniciaron con un humanismo real, vulgar y de una
cotidianeidad tan poco motivadora como los preceptos y leyes que les sometieron
a una falta de libertad. Pasolini-Giotto se asimila a un genio, asignándose la
misión de ser la piedra angular de un nuevo estilo, atreviéndose incluso a no
elogiar la obra figurativa como resultado de lo imaginado.
NOTA ADICIONAL: Pier Paolo Pasolini realizó la denominada
como “Trilogía de la
Vida” formada por
los filmes “El Decamerón”
(1971), “Los Cuentos
de Canterbury” (1972)
y, finalmente “Las Mil y Una Noches” (1974), con un deseo de abrir una nueva etapa tanto artística
como vital. Una etapa poética, casi lúdica, con unas tremendas ganas de hacer
cine para divertirse y sin mayores preocupaciones ideológicas.
Es importante visionar la película a plena pantalla
Cuando estuve en Certaldo, ciudad natal de Bocaccio, parada frente a la que fue su casa (hoy museo en su homenaje), recuerdo que pasaron por mi memoria fragmentos del Decamerón leídos en mis años de estudio del idioma italiano, sumados a imágenes de esta película de Pasolini...y me gustó tanto la emoción que sentí que, como habrás visto en mi blog, no resisto el entusiasmo de visitar o mencionar en cada ciudad que publico, al personaje ilustre que tuvo su cuna en cada rincón italiano. Gracias por recordarlo tú también. Abrazo, Antonio.
ResponderEliminarMe congratulo de que hayas recordado momentos agradables con la elección de esta interpretación del Decamerón de Bocaccio. También he visitado Certaldo (nunca he dado crédito a su nacimiento en Florencia y menos lo de París), quizá una de las primeras veces que visité Italia. No puedo recordar con exactitud ni estación del año ni visionar las fotografías porque eran analógicas. Esta obra es imprescindible en la biblioteca de un buen lector. La edición que tengo es mexicana porque en España era un libro del “Índice”, prohibido por la iglesia. Tengo muchos de ellos y ahora son ediciones de coleccionista. Creo que Pasolini trató de mezclar las artes como comento en el texto y no deja de ser interesante visionar la trilogía de cuentos que realizó en años casi consecutivos. La utilización de la película para un coloquio didáctico debió ser muy interesante.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Patzy.
De jovencito leí el libro y de jovencito vi la película. Uan de las grandes, amigo Antonio. Gracias.
ResponderEliminar¡Ajajá, Enrique! ¡Nos vamos a condenar por leer libros prohibidos! No me dejaron entrar al cine porque era “demasiado” pequeñazo. Cuando la pude ver, me condené por ver algún pecho femenino, que siempre estaban cubiertos. Parecía que siempre era invierno. A Pasolini lo ponían bueno… Excepto, claro, cuando una década antes realizó “El evangelio según San Mateo” de 1964, una de las mejores adaptaciones de la vida de Jesús. A lo que vamos, Enrique, que vamos derechos a la tabla aserrada… y no podremos tener uríes ni nada de nada, por malos, malísimos…
EliminarUn fuerte abrazo, querido Enrique.
Impressionantemente bela!
ResponderEliminarBeijos.
Pues sí, Teca. Me alegro que te guste esta versión del Decamerón que considero que es la mejor realizada en cine. Pareciese que Pasolini tuvo un cuidado especial en exponer a estos actores secundarios y una ambientación acorde con el tiempo expresado.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Teca.
Posee un erotismo super tierno. La vi hace muchísimo tiempo pero ya no recordaba nada.
ResponderEliminarMe sacó una sonrisa en la mayoría de las escenas.
Besos querido amigo.
Así lo creo yo también, Ohma. Es un erotismo inocente, pensando lo imposible sin maldad y buscando, eso sí, el método para conseguir lo prohibido. Claro, que para ello se debe engañar o aprovecharse desde las pocas luces de algunas personas bastante crédulas, hasta la avaricia o de un orgulloso donaire que no poseen. Es frecuente que a una pequeña maldad se le contraponga una picardía más inteligente. Para sonreir.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Ohma.
La ví hace unos años (nos la pusieron en una asignatura de la carrera) y me reí muchísimo. En casa mi padre tenía el libro, pero niunca me había acercado a él. Lo solía tener en las estanterías altas para que mi avidez lectora no se acercara a él, sobre todo cuando era una enana. Entonces realmente supe porqué estaba fuera de mi alcance...
ResponderEliminarUn saludo
Creo que nos sucedió a todos los “ávidos lectores”, Carmen. Nuestros padres tenían el libro pero no lo dejaban. A tal punto me sucedió a mí, que tuve que buscarme las mañas para conseguirlo de una editorial mexicana. Me sucedió lo mismo con “El origen del hombre” de Darwin y muchos más del famoso “Índice”. Recuerdo que había un trapicheo con el librero, que sigue siendo mi librero desde entonces, cuando tenía los “libros prohibidos” en la trastienda e íbamos a retirarlos… si no había nadie en la librería. Fray Guillermo de Baskerville habría disfrutado y Axo sería ahora librero.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Carmen.
Leí el libro casi cuando no tenía edad para ello, a escondidas de mi padre, por eso de que lo prohibido gusta más. Años más tarde lo volví a leer, con otra mirada, pero la película no la he visto. Tendré que verla. Ya te contaré.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Ese era el momento, María José. La película selecciona nueve historias que supongo estudiadas por Pasolini teniendo en cuenta las posibilidades de la narración cinematográfica. Se puede pensar que son las más irreverentes y con motivos sexuales pero, en el Decamerón, es difícil no encontrar a la vuelta de una página un cuento transgresor, irreverente o con connotaciones sexuales. Espero que en algún momento te haga sonreir.
EliminarUn fuerte abrazo, querida María José.
!!Hola,antonio!
ResponderEliminarUna divertida pelicula que a parte de entretener en la epoca que la vi,fue 4 años mas tarde de su estreno, disparato las hormonas a muchos.Gracias por recordarmela.
Muchisimos besitos,Antonio.
P.D.El libro nunca llegue a leerlo y es gracioso,lo tengo en casa.Quiza le eche una buena mirada.
En verano no es malo leer historias cortas, Esmeralda. Echarse a los ojos un tomo de setecientas páginas con calor o “muncha caló” nunca me ha gustado. Como un helado: uno y, al poco tiempo otro. El problema es que es un poco gordito aunque las historias sean cortas. Me alegro del removimiento de hormonas que tuviste con tus amigas y amigos, señal dsu comprensión y de que no se veía demasiado cine con expresiones sencillas pero un poco eróticas.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Esmeralda.
ResponderEliminarDe Pasolini sólo he visto El evangelio según San Mateo, que me parece una obra maestra. Veré El decamerón en cuanto tenga un rato, gracias por compartirla. Una entrada muy interesante. Me he hecho un hueco por aquí. Un saludo.
Estamos de acuerdo, Álvaro. “”El evangelio según San Mateo” es una obra maestra y, creo, que la mejor historia bíblica de Jesús. Pasolini en 1964 ya era un gran director. Su evolución posterior estuvo en consonancia con el cambio social tan brutal que se produjo. Si tienes tiempo, yo te recomendaría la “Trilogía de la vida”. Viendo las tres películas, rodadas casi seguidas, se tiene una visión de la evolución del estilo de Pasolini. Algunas otras, con mucho pesar, no puedo recomendártelas porque son excesivamente “especiales”.
EliminarUn gran saludo, Álvaro.
Antonio: Un abrazo con mi solidaridad, por el triste acontecimiento de ayer.
ResponderEliminar¡MUCHAS GRACIAS, SARA! Se ha producido una desgracia en la que muchas personas han muerto innecesariamente. Catástrofes de esta envergadura creo que no debían suceder jamás. Ha sido un golpe demasiado fuerte y especialmente, para los familiares y amigos de las víctimas en todos los rincones de España.
Eliminar¡ME UNO A TUS SENTIDAS CONDOLENCIAS, QUERIDA SARA!
Un fuerte abrazo.