LA BELLE VERTE

DILEMA UTÓPICO

Antonio Campillo Ruiz

“Ella está en el horizonte, me acerco dos pasos,

ella se aleja dos pasos,

camino diez pasos y el horizonte

se corre diez pasos más allá,
por mucho que yo camine nunca la alcanzaré.

¿Para que sirve la utopía?
Para eso, para hacerme caminar”

Eduardo Galeano

   El mundo que podría ser y que el incuestionable razonamiento moderno no permite. La magia del cine hace realidad alguno de aquellos sueños que, desde la infancia, empujaron al hombre a creer en otros mundos; en la exaltación del amor; en la vida serena y sin los graves aspectos negativos derivados de creencias, dirigentes  de nuestro propio desarrollo e incluso de la muerte. Por lo general, estamos acostumbrados a obras de un gran presupuesto y de una factura increíble, pero que intentan aportar poco, o más bien nada a la humanidad, pues nos encontramos bajo la primacía de la forma sobre el contenido en una proporción muy elevada. Y aquí es donde radica la belleza de “La belle verte”, “Planeta libre” de Coline Serreau, 1996, una comedia francesa que posee pequeños fallos técnicos, pero cuenta con algo imprescindible: las ganas de gritarle al mundo una verdad ineludible, que vamos por mal camino, pero sin monstruos ni grandes efectos especiales, solo con una amabilidad y esperanza, que resultan ininteligibles para quienes han inventado el sistema.

   Filme sencillo e idealista que nos muestra con simplicidad una reflexión sobre la dictadura del dinero, la contaminación, el consumismo, la sociedad moderna basada en las jefaturas..., y narrado en clave de comedia de ciencia ficción sin necesidad de catastrofismos ni estridencias. Prácticamente pasó desapercibida hasta que las nuevas tecnologías y la difusión por modernos medios la han recuperado, con lentitud, convirtiéndola en un referente para los espectadores comprometidos con su mundo y su sociedad.

   En algún instante fascinante, entretenida, real, lamentable o necesaria, serían alguno de los adjetivos que podrían definir esta pequeña obra maestra menor que no puede transformar, ni lo pretende, el inmenso número de hechos cotidianos, que acatamos como supuestos, en un mundo que se rige por unas sociedades y costumbres que, por regla general, siempre se encuentran en entredicho. Y algunas de sus insanas costumbres son la mentira, la pasividad, la indolencia, el provecho propio en contra de los intereses generales y lo que se denomina evolución. Aparentemente ligera e intelectualmente intrascendente, consigue que su discurso se haga muy asequible para todo tipo de espectadores, desmantelando la resistencia a cuestionar la importancia real de las cosas, los valores que hemos adoptado por inercia, del empeño en resignarnos a ver un futuro cada vez más deshumanizado. Su escaso presupuesto puede incitar a más de un crítico a compararla con movimientos humanitarios sociales que han nacido no hace mucho tiempo a raíz de acontecimientos inesperados y rechazables, o que nacieron, décadas atrás, e iniciaron unas concepciones “no sociales” de los aspectos humanos y humanistas.

   La revelación de las múltiples miserias en las que el hombre está inmerso en este mundo en que vivimos, tal y como está estructurado, es un inmenso engaño que esconde bajo un atractivo envoltorio una tremenda superficialidad y, que se diseña, en última instancia, para anular nuestros sentimientos y nuestra capacidad de análisis. La visión crítica del filme aporta, al gran espejismo que supone nuestro sistema, la elaboración de técnicas evasivas del pensamiento, como los juegos virtuales modernos o la televisión. Arrastra en sus imágenes cinematográficas un serio sentido fílmico y plantea al espectador cuestiones que le harán sonreír, en un primer momento y reflexionar después. Estando en la actualidad más vigente su mensaje que cuando se rodó, a finales de los años 90 del siglo pasado, para muchos habitantes de este planeta, al que ningún extraterrestre quiere estudiar, existen tres direcciones sociales importantes tras la visita de uno de esos seres “más evolucionado”: el caos, la revolución o la liberación personal. Estos tres caminos son el resultado de considerar a la utopía como una cualidad inalcanzable.

Es importante visionar la película a plena pantalla