jueves, 29 de abril de 2010

QUE POR MAYO ERA, POR MAYO


LOS MAYOS

María Luisa Arnaiz Sánchez


   El día 30 de abril se cantarán en diferentes localidades españolas los mayos. Si esta tradición pervivió en Murcia, fue debido al esfuerzo del escultor murciano Antonio Garrigós, que depositó su confianza en los “auroros” para difundir estos cánticos. Los cofrades, solo hombres, cantan y se acompañan, salvo en ciertas ocasiones, de una campana.


   Los mayos son cantos exultantes por la llegada de la primavera, que pertenecen a un género poético y musical de amplia tradición en toda Europa. Lo más probable es que haya que buscar su origen en los “ludi” florales que se dedicaban en Roma a la diosa Flora y apostar por que su pervivencia se debe a la asimilación que de ellos hizo la iglesia católica, al no poder erradicar, una vez más, los ritos paganos. 


   El testimonio más antiguo en nuestra letras acerca de la exaltación del mes de mayo aparece en el siglo XIII en el “Libro de Alexandre”, donde se lee: El mes era de mayo, un tiempo glorioso [...] / Tiempo dulz e sabroso para bastir casamientos; / ca lo tempran las flores e los sabrosos vientos; / cantan las doncelletas […]


   Los mayos comienzan con una llamada de la naturaleza a las jóvenes por la venida de la primavera, la estación del amor; a continuación se elogia a la virgen carismática cristiana (‘Señora’), a la que se pide licencia para hacer su descripción física (‘retrataros’) de la cabeza a los pies. La prosopografía es de corte clásico ya que se hace de arriba a abajo: pelo, detalles del rostro, brazos, vientre, rodillas, pies. Los encantos del cuerpo mariano son pormenorizados metafóricamente, algo propio de los ancestrales cantos de boda, cuyo modelo en Occidente fue el “Cantar de los cantares”, por más que los exegetas católicos hayan recurrido a una estratagema interpretativa para transmutar al AMADO y a la AMADA en Jesucristo y su iglesia.


   Quizás las versiones anónimas que nos han llegado de los mayos provengan de algún canto de bodas sefardí y no del rosario, ‘sarta de rosas’, como también se ha apuntado, pues en este las metáforas son de índole espiritual (‘puerta del cielo’, ‘espejo de justicia’, etc.). Hay un trasfondo común en las composiciones citadas que demuestran la raíz epitalámica de las mismas: la vegetalización de las gracias de la mujer amada que incitan el deseo. La doncella (< domnicella, ‘mujer que no ha conocido varón’) es presentada, bajo el punto de vista masculino, de forma apetitosa como fruto al alcance del novio, dejándole a ella el papel de seductora aunque en un plano estático. 


   Ahora bien, cuando se opera la divinización de lo profano, los mayos ofrecen una imagen promovida por la iglesia cristiana en el siglo XII, la de la maternidad. De ahí que aparezcan conjugados los conceptos de fertilidad y descendencia en la bienhechora madre, cuya protección se demanda en forma de alimentos para preservar a los mortales. Así lo atestiguan las estrofas finales en apoyo del sincretismo religioso con que inicié esta exposición.


UN MAYO ANÓNIMO




Estamos a treinta
de abril cumplido,
mañana entra mayo
de flores vestido.

Con verdes capullos
y flores dispuestas
se presenta mayo
hoy a las doncellas.

Lleva en la corona
esta Imagen bella
diamantes, rubíes
granates y perlas.

Ahora, Señora,
nos daréis licencia
para retrataros
de pies a cabeza.

Tu cabello rubio,
de oro en madejas,
tu frente espaciosa
es campo de guerra.

Tus ojos son dos
brillantes estrellas,
tu nariz aguda
lo que estila es perlas.

Tus mejillas son
de Aragón dos peras,
de plata bruñida
son tus dos orejas.

Tu labio encarnado,
tu boca pequeña,
tus dientes pequeños,
tu lengua parlera.

Tus brazos dos ramas
con cien azucenas
llenos de jazmines
rosas y violetas.

De tu vientre virgen
brotó una arboleda
de fragantes lirios
rosas y violetas.

Tus rodillas ruedas,
que al cielo dan vueltas,
tus pies dos pisones,
que pisan la tierra.

Y por donde pisan,
van vertiendo perlas.
Ya estás retratada
de pies a cabeza.

Y ahora, Señora,
daréis licencia
deciros el mayo
que bien os parezca.

Pues sois nuestra madre,
adorada nuestra,
todos te pedimos
con lágrimas tiernas

que guardéis los campos
y que haya cosechas.
Líbranos, Señora,
de granizo y piedra.

Tended vuestro manto
sobre la ribera,
conservad los frutos
plantas y arboledas.

Tu garganta clara,
todo se clarea,
hasta el agua misma
que pasa por ella.

CORO
Mayo, mayo alegre,
bienvenido seas,
que por tu venida
los campos se alegran.



 UNA CANCIÓN DE BODA SEFARDÍ ANÓNIMA



Dize la nuestra novia:
- “¿Cómo se yama la cabeza”?
- “No se yama la cabeza,
 sino campo despasioso”.
¡Ay mi campo despasioso!

Dize la nuestra novia:
- “¿Cómo se yama el cabeyo”?
- “No se yama cabeyo,
sino seda de labrar”.
¡Ay mi seda de labrar!
Pase la novia y goze el novio.

Dize la nuestra novia:
- “¿Cómo se yama la frente”?
- “No se yama frente,
sino espada relusiente”.
¡Ay mi espada relusiente!
¡Ay mi seda de labrar!
¡Ay mi campo despasioso!
Pase la novia y goze el novio.

Dize la nuestra novia:
- “¿Cómo se yaman las sejas”?
- “No se yaman sejas,
sino sintas del telar”.
¡Ay mi sinta del telar!

Dize la nuestra novia:
- “¿Cómo se yaman los ojos”?
- “No se yaman los ojos,
sino ricos miradores”.
¡Ay mis ricos miradores!

Dize la nuestra novia:
- “¿Cómo se yama la narí”?
- “No se yama la narí,
sino dátil datilar”.
¡Ay mi dátil datilar!

Dize la nuestra novia:
- “¿Cómo se yama la cara”?
- “No se yama la cara,
sino rozas del rozal”.
¡Ay mis rozas del rozal!

Dize la nuestra novia:
- “¿Cómo se yaman los labios”?
- “No se yaman labios,
sino filos de coral”.
¡Ay mis filos de coral!

Dize la nuestra novia:
-“¿Cómo se yaman los dientes”?
- “No se yaman dientes,
sino ajjófar d’enfilar”.
¡Ay mi ajjófar d’enfilar!

Dize la nuestra novia:
- “¿Cómo se yama la lengua”?
- “No se yama la lengua,
sino dulze tragapán”.
¡Ay mi dulze tragapán!

Dize la nuestra novia:
- “¿Cómo se yama la barba”?
- “No se yama la barba,
sino tasa de cristal”.
¡Ay mi tasa de cristal!

Dize la nuestra novia:
-“¿Cómo se yaman los brasos”?
- “No se yaman brasos,
Sino remos de la mar”.
¡Ay mis remos de la mar!

Dize la nuestra novia:
-“¿Cómo se yaman los pechos”?
- “No se yaman los pechos,
Sino limón limonar”.
¡Ay mi limón limonar!

¡Ay mi campo despasioso!
¡Ay mi seda de labrar!
¡Ay mi espada relusiente!
¡Ay mi sinta del telar!
¡Ay mis ricos miradores!
¡Ay mi dátil datilar!
¡Ay mis rozas del rozal!
¡Ay mis filos de coral!
¡Ay mi ajjófar d’enfilar!
¡Ay mi dulze tragapán!
¡Ay mi tasa de cristal!
¡Ay mis remos de la mar!
                                       ¡Ay mi limón limonar!


CANTAR DE LOS CANTARES (fragmento)


¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres!
Tus ojos son palomas,
detrás de tu velo.
Tus cabellos, como un rebaño de cabras
que baja por las laderas de Galaad.
Tus dientes, como un rebaño de ovejas esquiladas
que acaban de bañarse:
todas ellas han tenido mellizos
y no hay ninguna estéril.
Como una cinta escarlata son tus labios
y tu boca es hermosa.
Como cortes de granada son tus mejillas,
detrás de tu velo.
Tu cuello es como la torre de David,
construida con piedras talladas:
de ella cuelgan mil escudos,
toda clase de armaduras de guerreros.
Tus pechos son como dos ciervos jóvenes,
mellizos de una gacela,
que pastan entre los lirios.
 […] Eres un jardín cerrado
hermana mía, novia mía;
eres un jardín cerrado,
una fuente sellada.


Únicamente quiero sugerir a los interesados que pueden leer el más terrenal canto de amor en la siguiente dirección: 



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