sábado, 1 de mayo de 2010

LA MUJER ADÚLTERA - I

SENTIR EL ADULTERIO

Antonio Campillo Ruiz
 

   Siempre he rechazado la palabra adúltera. Lo sigo haciendo por su especial connotación: mujer engañosa, malvada y destructora de la estabilidad de una pareja. Pocas veces, casi ninguna, he oído la palabra adúltero. El adúltero no destruye nada ni es malvado: comete el adulterio porque su naturaleza humana así le “ordena” actuar. Es un poco vergonzoso tratar de esta forma a una mujer frente a un hombre.


   La obra “El exilio y el reino”, de Albert Camus, contiene un ensayo titulado "La mujer adúltera” y en homenaje a ella escribo este comentario. 


Janine, protagonista del ensayo, piensa:  “…Veinticinco años. Pero veinticinco años no eran nada, porque le parecía que era ayer cuando aún dudaba entre la vida libre y el matrimonio, y que era ayer también cuando pensaba con angustia en el día en que quizá envejecería sola. No estaba sola, y aquel estudiante de Derecho que no quería dejarla nunca se encontraba ahora a su lado. 

 …
Permaneció de pie, apesadumbrada, con los brazos caídos, un poco encorvada, mientras el frío subía por sus piernas aplomadas. Soñaba con las palmeras rectas y flexibles y con aquella muchachita que ella había sido.

Y en que llegados a la terraza su mirada se perdió de repente en el horizonte inmenso, más allá del palmeral, a Janine le pareció que todo el cielo resonaba con una nota única, brillante y breve, cuyos ecos llenaban poco a poco el espacio por encima de ella, para luego cesar súbitamente y abandonarla a ella, silenciosa, delante de la extensión sin límites.

Las estrellas caían delante de ella, una  a una, y se apagaban después entre las piedras del desierto, y cada vez Janine se iba abriendo un poco más a la noche. Respiraba, olvidaba el frío, el peso de la existencia, la vida demente o inmóvil, la prolongada angustia de vivir y de morir. Después de haber escapado alocadamente durante tantos años huyendo delante del miedo, por fin podía detenerse.”
 

   Janine e Ilsa son dos mujeres que sienten con intensidad lo que pudo ser y no será jamás. Nada más. Recuerdan, sueñan, sienten individualmente, sin mostrar sus pensamientos y…, se resignan. Siguen los consejos de quien las quiere aunque sea su destrucción interior, aunque ya nunca logren llegar a conseguir lo que quisieron sentir. Son las adúlteras.

 

   No herir a quien se quiere no significa ser adúltera. Es un sentimiento tan humano y tan grandioso que, cuando se dice que se comete un adulterio se debe primero sopesar la connotación, como anteriormente he expresado, con la que se interpreta tal apelativo.


   Rick se percata de cómo le han querido y cree que la idealización de su amor es más importante que los sentimientos que se puedan derivar de él. Ilsa debe ser la luz que ilumine a ella misma y a su marido porque, sin ella, la luz se apagaría y serían tres los afectados por un sueño que nunca llegará. 




1 comentario:

  1. Una magnífica síntesis y expléndidas fotografias...

    Y me encantaría entablar un diálogo sobre la diferencia entre adultera y adultero (y su utilización)... pero me temo que tendríamos que estar hablando unos tres años por lo menos...

    Si se habla de una adultera en esta sociedad y todavía... estamos hablando no sólo de maldad... es que seguramente se lleguen a palabras mayores que no pondré en este blog... Sin embargo, si se habla de adultero, será en muchos casos, incluso en plan de broma, un macho, machísimo... vamos... Y esta es la gran diferencia...

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