EL CANTAR DE LOS CANTARES
María Luisa Arnaiz Sánchez
“El cantar de los cantares”, colección de cantos para una boda, tiene como título una fórmula idiomática atípica del superlativo para indicar la excelencia (los ejemplos son raros: amor de los amores, millar de millares), por tanto se lo tuvo por el cantar sumo, el mejor de los mejores. Si se exceptúa a Orígenes, uno de los pilares de la Iglesia cristiana junto a san Agustín y santo Tomás, cuya opinión era que se trataba de un poema nupcial para conmemorar el enlace entre una princesa egipcia y Salomón, otros padres explicaron el abrazo amoroso del amado con la amada como alegoría de la unión de Cristo con su Iglesia, aprobando dicha interpretación el Concilio de Constantinopla en 553. Por más que esta metamorfosis interesada inclinara también a los hebreos a adaptar la alegoría en defensa de la unión de Yahvé con su pueblo, es obvio que el texto destila erotismo y no metaforiza doctrina alguna. Fechado en 961 a .n.e., se atribuye a Salomón aunque su redacción final fue más tardía pues contiene términos arameos, persas y griegos.
Carlos León-Salazar
Sébastien Châteillon, humanista y teólogo francés que tradujo en 1551 la Biblia del griego al latín y en 1555 al francés, fue destituido por Calvino a causa de sostener que el “Cantar de los cantares” era un poema erótico-amoroso (a pesar de sus penurias llegó a ser con el tiempo profesor de griego en la Universidad de Basilea y defendió a Miguel Servet, dirigiéndose a los calvinistas en estos términos tras haberlo quemado en 1553: “Matar a un hombre no es defender una doctrina, es matar a un hombre…Buscar y decir la verdad, tal como se piensa, no puede ser nunca un delito. A nadie se le puede obligar a creer. La conciencia es libre”). FRAY Luis de León fue acusado por los envidiosos dominicos a la Inquisición en 1571 bajo la sospecha de apartarse de la Vulgata (traducción latina de la Biblia hecha por san Jerónimo, única versión autorizada por Roma) en su traducción al castellano del “Cantar de los cantares”. El fiscal le achacó, entre otras imputaciones, haber dicho de la vulgata editio “contiene muchas falsedades”, a lo que el agustino respondió: “si se llaman falsedades pasos que hay en ella corrompidos por culpa de los escribientes e impresores y palabras quitadas y otras añadidas…”. El tribunal lo mantuvo cinco años en prisión y sobre él pesó el traducir del griego (lengua diabólica) y tener ascendencia judía (una bisabuela).
Carlos León-Salazar
Declara fray Luis de León en el prólogo de su traducción: “procuré conformarme quanto pude con el original hebreo: cotejando juntamente todas las traducciones griegas y latinas que del ay, que son muchas, y pretendí que respondiese esta interpretación con el original, no solo en las sentencias y palabras, sino aun en el concierto y ayre dellas imitando figuras y maneras de hablar quanto es posible a nuestra lengua que responde con la hebrea en muchas cosas”. A propósito de las traducciones compruébese el siguiente caso. En el versículo primero del capítulo cuarto fray Luis tradujo: “Tus ojos de paloma entre tus guedejas”. La voz hebrea “tzama” (melena) fue entendida por san Jerónimo como hermosura oculta y tradujo: “Tus ojos de paloma, demás de lo que está encubierto”. Este tipo de nimiedades justificaba la acusación de los dominicos acerca de que fray Luis se basaba en el texto hebreo más que en la Vulgata. Pero hay que decir con José Manuel Blecua que “es de admirar no solo la extraordinaria sensualidad y belleza de la prosa de fray Luis, sino también esa audacia única en Europa…que le llevó a comentar…el Cantar de los cantares, uno de los grandes poemas amorosos de todos lo tiempos. Téngase en cuenta que fray Luis debe explicar a Isabel de Osorio -monja del monasterio de Santa Cruz- versículos como los del capítulo séptimo: “El tu ombligo como vaso de luna que no está vacío” o “Tus pechos como dos cabritos mellizos de una cabra”.
Carlos León-Salazar
Como es sabido, la lectura de la Biblia en lengua vulgar (la culta era el latín) estuvo prohibida durante toda la Edad Media y la Iglesia católica tenía el monopolio de su interpretación (el analfabetismo del pueblo conllevaba su instrucción en español, italiano, etc.). En 1563 el Concilio de Trento declaró la infalibilidad de la Vulgata pero Martín Lutero ya se había adelantado a traducir al alemán la Biblia en 1521 porque era partidario de la libre interpretación , la mayor revolución en la historia del pensamiento en Occidente, silenciada entre católicos por motivos espurios ya que el hombre se zafó a partir de entonces del corsé impuesto por el pensamiento único. Sigamos. Fray Luis tuvo que conocer no solo alguna de las biblias judeorromances salvadas de la hoguera, sino que se debió inspirar en las versiones hechas por los hispanojudíos para elaborar su traducción pues esta raya la perfección. Afirmó que quería “decir las cosas más claras” cuando el fiscal le insistió en la traslación y, ante la denuncia de que su “cantar” era como una “carta de amores carnales”, alegó que era una “carta de amores espirituales” por tratarse de “el propio lenguaje del Espíritu Santo”.
Carlos León-Salazar
Juzguemos. Los innominados amantes, “pastor de azucenas” él y “señora de los jardines” ella, creen en el cuerpo, lo cantan y lo desean: “¡Qué hermosa estás, qué bella, qué delicia en tu amor!”; la descripción que de ella hace el esposo, “Ay qué hermosa eres, amiga mía…Tus ojos de paloma…Tus dientes como un rebaño de ovejas trasquiladas que salen a bañarse…Como hilo de carmesí tus labios…Tus dos pechos como dos cabritos mellizos, que están paciendo entre azucenas…Huerto cerrado, hermana mía, esposa; huerto cerrado, fuente sellada”, intenta grabar el momento mágico del descubrimiento sorprendido; por fin la esposa dice: “Venga el mi amado á su huerto y coma las frutas de sus manzanas delicadas” y el esposo replica: “Ven á mi huerto, hermana mía…” por la versión de fray Luis.
Carlos León-Salazar
Así comienza el capítulo primero de dicha versión:
Esposa
1. Béseme de besos de su boca; porque buenos (son) tus amores más que el vino.
5. No me miréis, que soy algo morena, que miróme el sol; los hijos de mi madre porfiaron contra mí, pusiéronme (por) guarda de viñas; la mi viña no guardé.
6. Enséñame, amado de mi alma, dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía…
Comento
“Béseme de besos de su boca”. Ya dije que todo este libro es una égloga pastoril, en que dos enamorados, esposo y esposa, à manera de pastores se hablan y responden à veces. Pues entenderemos que en este primer capítulo comienza à hablar la esposa, que habemos de fingir que tenía à su amado ausente, y estaba en ello tan penada, que la congoja y deseo la traía muchas veces à desfallecer y desmayar… “No me miréis…” Responde esto bien à lo natural de las mujeres, que no saben poner à paciencia todo lo que les toca en esto de la hermosura… Dice pues que no guardó su viña, porque se olvidó de sí y de lo que tocaba à su rostro por atender las viñas agenas…y no se ha de entender que esto pasó ansí por la hija del Faraón, que habla aquí, que siendo hija de rey no es verosímil de creer… “Enséñame…” Torna à hablar con su esposo, y no pudiendo sufrir más la dilación, desea saber dónde está…se determina à buscalle, que el verdadero amor no mira en puntillos de crianza ni en punto de honores…”.
Carlos León-Salazar
En “Los ojos deseados” dice José Ángel Valente: “Al igual que el “Cantar de los cantares”, el “Cántico espiritual” o “Canciones de la esposa” de Juan de la Cruz es, sin duda, el poema de la unión, pero acaso sea todavía más el poema de la infinita perpetuación del deseo” (en “Verbum absconditum”, ensayo de “Variaciones sobre el pájaro y la red”, analiza el DESEO relacionando ambas obras). Gocémonos del "Cantar de los cantares" pero leamos ahora un poema de Valente:
EL DESEO ERA UN PUNTO INMÓVIL...
Los cuerpos se quedaban del lado solitario del amor
como si uno a otro se negasen sin negar el deseo
y en esa negación un nudo más fuerte que ellos mismos
indefinidamente los uniera.
como si uno a otro se negasen sin negar el deseo
y en esa negación un nudo más fuerte que ellos mismos
indefinidamente los uniera.
¿Qué sabían los ojos y las manos,
qué sabía la piel, qué retenía un cuerpo
de la respiración del otro, quién hacía nacer
aquella lenta luz inmóvil
como única forma del deseo?
qué sabía la piel, qué retenía un cuerpo
de la respiración del otro, quién hacía nacer
aquella lenta luz inmóvil
como única forma del deseo?
Carlos León-Salazar
Queridos amigos, qué injusta la prisión desde que Fray Luis invocó al Santo Job, por su paciencia, digo.
ResponderEliminarIncreíble su aplomo cuando retorna a su cátedra universitaria pronunciando una de las frases más lúcidas que ha dado la literaura: "decíamos ayer..."
Dicho esto era ya el momento de plantarle cara a la Vulgata y llamar a las cosas por su nombre, sin dedeseñar por tanto, la tradición hebrea.
Es indudable el peso y la vibración erótica que se palpan en estos versos de "El cantar de los cantares" digan lo que quieran los jerarcas de turno y recómanse las entrañas envidiosas los dominicos ante el alarde de sabiduría y de arte que esgrime el valiente fraile y erudito.
"Mi amado ha bajado a su jardín,
a los canteros perfumados,
para apacentar su rebaño en los jardines,
para recoger lirios.
¡Mi amado es para mí,
y yo soy para mi amado,
que apacienta su rebaño entre los lirios!
El encanto incomparable de la Amada"
Si no estamos hablando de una unión íntima erótica, que venga la Inquisición y lo vea, bueno no, mejor que no venga.
El poema de Valente exquisito.
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Aquí la envidia y mentira
ResponderEliminarme tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado
y con pobre mesa y casa
en el campo deleitoso
con solo Dios se acompasa
y a solas su vida pasa
ni envidiado ni envidioso.
Bien sabrás, querida amiga, que “con la Iglesia hemos topado” es la variante popular que, apartándose del sentido que le dio Cervantes, entendemos como lo que le pasó a fray Luis. Lo malo es que el monolitismo de la Iglesia católica todavía causa estragos entre sus creyentes.
ResponderEliminarDesde luego, Mariano, que el tópico de “Menosprecio de corte y alabanza de aldea” reconfortaría a fray Luis pero, suscribiendo el “ni envidiado ni envidioso”, lo que fue una felonía a sabiendas es in-di-ge-ri-ble.
ResponderEliminarUna entrada interesantísima, no conocía esta versión de Fray Luis de León. El Cantar es hermosísimo, lleno de un erotismo sutil y delicadísimo fruto de un amor sincero y admirado de la belleza del otro y de su capacidad de seducción. Carlos Morales, autor y editor de "El toro de barro" hizo hace unos años una versión preciosa. Si entras en su blog, creo que la tiene aún colgada. Por cierto, las acuarelas con que se ilustra esta entrada son muy buenas. Saludos cordiales.
ResponderEliminarNo conozco la versión que me apuntas, Isabel, pues siempre me he recreado con la de fray Luis y con la reelaboración de san Juan de la Cruz, que considero sublime. Gracias a ti intentaré leer esa nueva interpretación.
ResponderEliminarMuy buenoO!!!
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