CHAPLIN Y EL PÚBLICO
Antonio Campillo Ruiz
“Cuando me pongo a trabajar, pienso sobre todo en el hombre de la calle. Y el hombre de la calle soy yo” dijo Charles Chaplin, que nunca olvidó la pobreza sufrida durante su niñez y su juventud en el East End londinense. He aquí el motivo por el que controlaba toda la producción cinematográfica y se oponía a cualquier sugerencia que se le hiciera. Sin embargo, jamás ignoró la opinión del público y así nos dejó el siguiente testimonio:
Poco después de que declarara orgullosamente conocer los gustos del público y de que me envalentonara por ello, sentí una tremenda alarma al recibir la carta de un hombre al que nunca había visto y del que ni siquiera supe su nombre pero que recuerdo siempre, hasta el punto de que soy capaz de transcribirla al pie de la letra. Había visto mi película “El bombero” en un cine del Middle West y me escribía así: “He notado en su última película falta de espontaneidad. La película era perfecta desde el punto de vista cómico, pero la risa no era tan franca como en alguno de sus films anteriores. Temo que se convierta usted en esclavo del público porque en muchas de sus películas convierte al público en su esclavo. El público, Chaplin, quiere ser esclavo”.
Si se analiza la película citada, “The Fireman”, 1916, en inglés, se puede comprobar no solo que la crítica del anónimo corresponsal era justa, sino que retrataba al público como servil y manipulable.
Uma opinião crítica positiva, sem dúvida. O artista deve estar atento a seu público, mas não pode deixar de ser artista.
ResponderEliminarRetornei das férias!
Um grande bj querido amigo.
¡Bienvenida, Gisa! Espero que tus vacaciones hayan sido muy agradables. ¡Qué magnífico encontrarse en verano! Hablaremos.
ResponderEliminarPues así creo que es: al público hay que respetarle ya que las obras se realizan para él.
A veces, la comprensión o no de una obra de arte, en cualesquiera de sus formas, no es la adecuada. El artista se debe a su arte y mucho más teniendo en cuenta que es único.
Un fuerte abrazo, Gisa.