María Luisa Arnaiz Sánchez
La viajera, Camilo
Mori
Mi no llegada a la ciudad de N.
se efectúa puntualmente.
Te lo he comunicado
por carta no enviada.
Has tenido tiempo
para no llegar a la hora prevista.
El tren entra por la vía tres.
se apea mucha gente.
La ausencia de mi persona
sigue a la multitud hacia la salida.
Deprisa
entre tanta prisa
varias mujeres ocupan mi vacío.
Un desconocido mío
da la bienvenida a una de ellas,
ella le reconoce
de inmediato.
Intercambian besos no nuestros,
y se extravía
una maleta no mía.
La estación de la ciudad de N.
ha aprobado el examen
de existencia objetiva.
El todo ha permanecido firme en su
sitio.
Los detalles se han desplazado
por trayectorias calculadas.
Incluso ha tenido lugar
una cita concertada.
Fuera del alcance
de nuestra presencia.
En el paraíso perdido
de la probabilidad.
Wislawa Szymborska, premio Nobel 1996
genial, como casi siempre, te lo robo Maria Luisa, con el link, claro, pero te lo robo.
ResponderEliminarEl poema, que en realidad se titula “La estación de ferrocarril”, tiene para mí algo valioso, Enrique: nuestra existencia está gobernada por el azar. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarUn poema que refleja la inteligencia y la fina ironía de Wislawa Szymborska.
ResponderEliminarEs un lujo esta mujer, Marisa, una poeta que cuanto más la leo, más me gusta.
Un beso.
Yo me identifico con la concepción que Wislawa vierte del universo y con el principio de que hay tantas verdades como individuos. Qué tarde la conocí. Besos, Isabel.
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