María Luisa Arnaiz Sánchez
Thomas Ehretsmann
Determinarse y luego arrepentirse,
empezar a atrever y acobardarse,
arder el pecho y la palabra helarse,
desengañarse y luego persuadirse;
empezar a atrever y acobardarse,
arder el pecho y la palabra helarse,
desengañarse y luego persuadirse;
comenzar una cosa y advertirse,
querer decir su pena y no aclararse,
en medio del aliento desmayarse,
y entre el temor y el miedo consumirse;
en las resoluciones, detenerse,
hallada la ocasión, no aprovecharse,
y, perdida, de cólera encenderse,
y sin saber por qué desvanecerse:
efectos son de Amor, no hay que espantarse,
que todo del Amor puede creerse.
Conde de Villamediana, siglo XVII
Gracias, querido tocayo, por tu comentario, que en su primera parte ya es un poema en prosa.
ResponderEliminarUn gran abrazo para los dos.
Querido amigo Antonio, tus poemas poseen una fuerza y una ternura que pareciese imposible poder conjugarlas a la vez.
ResponderEliminarAfortunadamente, te tenemos a ti para que las armonices con tu saber de poeta.
Muchas gracias por tus palabras.
Un fuerte abrazo de los dos, amigo Antonio.
As idas e vindas, as determinações e os temores, as certezas e as dúvidas, sentimentos humanos, nunca divinos, ainda bem!
ResponderEliminarUm bj
Como dices, Gisa, todos esos sentimmientos afloran si se está enamorado. Besos.
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