domingo, 1 de abril de 2012

GOYA TRAICIONADO

EL SUEÑO DE LA MENTIRA Y DE LA INCONSTANCIA

María Luisa Arnaiz Sánchez

La duquesa de Alba, Goya

   “Fijémonos en…el grupo formado por la mujer reclinada y el hombre que le estrecha el brazo. Esta mujer con dos caras y alas de mariposa en la cabeza es, indiscutiblemente, la duquesa de Alba, retratada una vez más, y casi en idéntica forma, como mujer ligera…en esta serie de los Caprichos. Es nuevo lo de las dos caras, es atrevido por parte del artista, pero es aún más atrevido y nuevo que el hombre que amorosamente le estrecha el brazo contra su pecho sea el propio…Goya, retratado fielmente con su fisonomía tan típica, con sus facciones tan marcadas…que hacen imposible toda confusión…¡Con qué amor tan grande abraza a la mujer querida, ideal, colocada tan alto para un pobre pintor! En ese grupo se ve con luz clarísima lo que fueron aquellos amores de un hombre casi viejo, sordo y pobre, con una dama joven y bellísima, ligera, viva, despierta y caprichosa, que celebraba seguramente que el pintor se hubiese prendado de ella, y que mantenía el fuego…con algunas…dádivas de amor que concedía haciéndolas valer…Es comprensible que Goya no publicara este aguafuerte en que se presentaba rendido al pie de esta mujer, con su cerebro maravilloso vencido por las alas de mariposa…” comenta Aureliano de Beruete, crítico de Arte y primer director del Museo del Prado.

El sueño de la mentira y la inconstancia, Goya

   Efectivamente, en este “capricho” inédito se ve a la duquesa en su doblez: atraída por el genio de Goya, besa la frente del enamorado; soñadora por el probable encuentro con un amante, da un mensaje a la criada, que mira burlona con una de sus caras al pintor. A este juego de complicidades contribuye la figura del guardadamas con el dedo en la boca en señal de silencio, mientras que la sonriente máscara, quizás el cáustico pintor, contempla una escena que para mí simboliza la traición. 

2 comentarios:

  1. Uma traição consentida.
    Um grande bj querida amiga

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  2. Sí, supongo que Goya sabía muy bien lo que representaba para la de Alba. Un abrazo.

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