María Luisa Arnaiz Sánchez
La duquesa de Alba,
Goya
“Fijémonos en…el grupo formado por la mujer
reclinada y el hombre que le estrecha el brazo. Esta mujer con dos caras y alas
de mariposa en la cabeza es, indiscutiblemente, la duquesa de Alba, retratada
una vez más, y casi en idéntica forma, como mujer ligera…en esta serie de los
Caprichos. Es nuevo lo de las dos caras, es atrevido por parte del artista,
pero es aún más atrevido y nuevo que el hombre que amorosamente le estrecha el
brazo contra su pecho sea el propio…Goya, retratado fielmente con su fisonomía
tan típica, con sus facciones tan marcadas…que hacen imposible toda
confusión…¡Con qué amor tan grande abraza a la mujer querida, ideal, colocada
tan alto para un pobre pintor! En ese grupo se ve con luz clarísima lo que
fueron aquellos amores de un hombre casi viejo, sordo y pobre, con una dama
joven y bellísima, ligera, viva, despierta y caprichosa, que celebraba
seguramente que el pintor se hubiese prendado de ella, y que mantenía el
fuego…con algunas…dádivas de amor que concedía haciéndolas valer…Es comprensible
que Goya no publicara este aguafuerte en que se presentaba rendido al pie de
esta mujer, con su cerebro maravilloso vencido por las alas de mariposa…” comenta
Aureliano de Beruete, crítico de Arte y primer director del Museo del Prado.
El sueño de la mentira
y la inconstancia, Goya
Efectivamente, en
este “capricho” inédito se ve a la duquesa en su doblez: atraída por el genio
de Goya, besa la frente del enamorado; soñadora por el probable encuentro con
un amante, da un mensaje a la criada, que mira burlona con una de sus caras al
pintor. A este juego de complicidades contribuye la figura del guardadamas con
el dedo en la boca en señal de silencio, mientras que la sonriente máscara, quizás el cáustico pintor, contempla una escena que para mí simboliza la traición.
Uma traição consentida.
ResponderEliminarUm grande bj querida amiga
Sí, supongo que Goya sabía muy bien lo que representaba para la de Alba. Un abrazo.
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