DESCENDIENTES
REALES DEL DIOS DE LA MONTAÑA
Antonio Campillo Ruiz
“Perderemos
nuestra alma. Niyamgiri es nuestra alma”
Los
dongria kondhs de las colinas de Niyamgiri en la India han librado una batalla
heroica contra el gigante minero Vedanta Resources para salvar sus colinas
sagradas. El Tribunal Supremo dijo a Vedanta en 2013 que los dongrias debían
decidir si permitían o no la minería en la Montaña de la Ley. Los dongrias
respondieron con un “No” rotundo.
Las
cadena montañosa de Niyamgiri en el estado de Odisha, al este de la India, es
el hogar del pueblo indígena dongria kondh. Niyamgiri es una zona de serranías
densamente arboladas, escarpados barrancos y arroyos en cascada. Ser dongria
kondh es cultivar las fértiles laderas de las colinas, cosechar su producción y
venerar al dios de la montaña, Niyam Raja, y a las colinas que preside, entre
las que se encuentra la Montaña de la Ley, de 4.000 metros de altitud: Niyam
Dongar. Durante toda una década, los más de 8.000 dongria kondhs han vivido
amenazados por una mina. La empresa británica Vedanta Resources ha intentado
por todos los medios obtener permiso para extraer una cantidad de bauxita, que
yace bajo la superficie de las colinas, por un valor estimado de 2.000 millones
de dólares. La apertura de una mina a cielo abierto habría destruido Niyam
Dongar, interrumpido el curso de los ríos y supuesto el final de los dongria
kondhs como un pueblo diferenciado.
Niñas dongria kondh.
© Jason Taylor
La
profunda veneración que los dongrias sienten por sus dioses, colinas y arroyos
impregna cada aspecto de sus vidas. Su arte refleja incluso las montañas, por
medio de diseños triangulares encontrados en los santuarios de las comunidades
que se han erigido en honor a los muchos dioses de cada aldea, granja y bosque,
y de su líder Niyam Raja. Su nombre deriva de dongar, que significa “colina” en
la lengua local de Oriya, pero en su propio idioma se denominan a sí mismos
jharnia, que significa protectores de los arroyos.
Es importante visionar el documental a plena
pantalla.
Los dongrias llevan bisutería, tatuajes y
peinados distintivos. Las mujeres se ponen muchos aretes con forma de aros en
las orejas y otros tres en su nariz, mientras que los chicos llevan dos aros en
la nariz. Las chicas dongrias se ponen ganchos u horquillas en el pelo, algunos
collares con forma de aro y otros con abalorios en el cuello. Viven en comunidades dispersas por las colinas. Creen que su derecho a
cultivar en las laderas de Niyamgiri les ha sido conferido por Niyam Raja y que
son sus descendientes reales. Poseen un conocimiento experto de sus bosques y
de la flora y fauna que pueblan su interior. De los bosques recolectan
alimentos como el mango silvestre, la piña, frutos del árbol de jack o panapen
y miel. También abundan hierbas medicinales poco conocidas que los dongrias
utilizan para tratar numerosas afecciones como la artritis, la disentería, las
fracturas de huesos, la malaria y las mordeduras de serpiente.
“Si
tenemos colinas, podemos vivir durante generaciones. Cada día encontramos
frutos silvestres del árbol de jack o panapen, mangos, bambú, naranjas. Pero
sin Niyamgiri moriremos.”
Las
familias dongria kondhs a menudo pasan días en sus huertos y cuidan a los
animales con cantos y tambores.
Los
dongrias también cultivan huertos en el bosque y plantan árboles de los que
obtienen naranjas, bananas, jengibre, papaya dulce y la aromática resina jhunu,
que venden en los mercados locales. Un reciente estudio dio a conocer que los
dongrias recolectan de sus bosques una variedad de casi 200 tipos de alimentos
diferentes y cosechan un centenar de cultivos en sus campos. Esta sorprendente
diversidad les mantiene durante todo un año, con poca necesidad de alimento o
bienes más allá de sus colinas. La tribu también cría pollos, cerdos, cabras y
búfalos. Los hombres dongrias recolectan jugo de las gigantescas palmeras de
sago del bosque, un jugo que les proporciona energía para sus largas travesías
a pie, inmersos en las colinas de Niyamgiri.
Es importante visionar el documental a plena
pantalla.
Tradicionalmente
los sacrificios y ceremonias se llevan a cabo después de la cosecha y antes de
sembrar los nuevos cultivos del año, tanto en las comunidades como en las
cumbres de la montaña. Cada comunidad cuenta con sus propios lugares para los
sacrificios y la veneración de la diosa madre, Dharni, del dios Niyam Raja y de
otros dioses de las colinas. Cada casa dispone a su vez de espacios sagrados
para la veneración de los múltiples dioses domésticos y locales. Pollos,
cabras, cerdos y, especialmente, búfalos, son sacrificados. Los dongria kondhs
no tienen un líder político o religioso prominente; los clanes y las
comunidades tienen sus propios líderes e individuos con funciones ceremoniales
específicas, como los bejus y las bejunis: sacerdotes hombres y mujeres,
respectivamente. Los dongrias creen que los animales, las plantas, las montañas
y otros lugares y arroyos específicos tienen una fuerza vital o alma, jela, que
proviene de la diosa madre.
“Niyam Raja es nuestro dios y lo veneramos”
Vedanta
Resources es una empresa minera que cotiza en el mercado de valores londinense
FTSE 100. Fue fundada por el multimillonario indio Anil Agarwal, quien la
preside y posee más del 50% de sus acciones. Los dongrias habrían sufrido una
pérdida irreparable si la mina se hubiera construido; su buena salud actual,
autosuficiencia, identidad como pueblo y el profundo conocimiento de su entorno
habrían sido destruidos. Gran parte de los beneficios habría ido a parar a
manos de un solo hombre: Anil Agarwal.
Antes
de recibir permiso para la mina, Vedanta construyó una refinería ilegal en la
localidad de Lanjigarh, y empezó a trabajar en la cinta transportadora que
trasladaría la bauxita directamente de las colinas hasta la refinería. La
refinería fue aprobada por el Gobierno con la condición de que no se utilizaría
ningún bosque; sin embargo, este compromiso era “completamente falso”: Vedanta
anexó 60 hectáreas del bosque de la localidad, vital para las comunidades
locales. La refinería también destruyó la aldea de Kinari por completo,
desplazando a más de un centenar de familias majhi kondhs a un asentamiento
conocido en la zona como la “colonia de rehabilitación”. Este asentamiento
consiste en un recinto amurallado compuesto de una serie de casas de hormigón,
rodeadas de vallas de alambre con pinchos. Los residentes no tienen tierra para
cultivar y aunque algunos se han colocado como trabajadores de Vedanta, la
mayoría vive de las limosnas.
Los habitantes kondhs atribuyen a la
contaminación de la refinería sus problemas de piel, las enfermedades de su
ganado y los daños en sus cultivos. El “fango rojo”, una especie de barro
tóxico que es el principal residuo de la refinería, se convierte en un fino
polvo cuando se seca bajo el sol. Los inspectores del Gobierno encargados de la
contaminación lo han descrito como “contaminación del fondo acuático” provocado
por una filtración “alarmante” y “continuada” de fango rojizo. Los residuos
tóxicos también se filtraron en el río Vamsadhara.
El impacto medioambiental ha llegado a ser aniquilador. “Quieren sacar las rocas de estas montañas.
Estas rocas son el motivo por el que nuestros hijos pueden vivir aquí. Si se
llevan estas rocas, todos nosotros moriremos” dice Lodu Sikaka. Los propios planes de Vedanta determinaban
que la actividad minera se llevaría a cabo durante 16 horas al día, 6 días a la
semana, a lo largo de 23 años. El “fango” de la maquinaría se incineraría allí
mismo. El flujo de trabajadores mineros, con maquinaria pesada y camiones,
tendría un enorme impacto en los bosques y su vida salvaje, que se explotarían
para obtener leña y comida. La zona se volvería accesible para cazadores
furtivos y madereros ilegales. Aunque Vedanta asegura que volverían a plantar
árboles cuando la minería terminase, esto no podría compensar la pérdida del
diverso hábitat para la fauna y tampoco el potencial daño que ocasionaría a los
arroyos y ríos que fluyen desde las colinas. Teniendo en cuenta que la región
de Kalahandi es conocida por sus sequías, los efectos habrían sido
devastadores.
Es importante visionar el documental a plena
pantalla.
Ojala les continue el éxito en sus deseos y cunda el sentido comun, pero me temoque han ganado una batalla pero no la guerra.
ResponderEliminarMuy interesante tu post. hay cosas muy buenas que leer por aquí.
ResponderEliminarsaludos
carlos
Al fin una buena noticia! Casi cuesta creerlo,y leyendo el comentario de Marcos puede que lleve razón. Siempre que hay dinero por medio, dinero es poder. Y todo lo demás parece no tener valor alguno.
ResponderEliminarOjalá los dejen vivir tranquilamente, ojalá!
Un largo abrazo, querido amigo.
En relación al comentario de Marcos: las guerras se ganan batalla a batalla. Lo importante es seguir luchando y concienciando y, desde luego nuestro querido Antonio hace más que post, hace reportajes dignos de National Geographic.
ResponderEliminarFelicidades por tu trabajo, amigo.
Un fuerte abrazo
Amigo Antonio, ante este bien montado post, uno se queda sin palabras, somos todos coparticipes en lo que les está tocando vivir a estos indígenas, sociedad de consumo, como tantos otros en la tierra, que difícil papeleta vivir en una tierra por explotar, y encima la mala suerte de que sean minas a cielo abierto con lo cual se deteriora aun mas el medio natural.
ResponderEliminarUn abrazo tocayo
Deberían dejarlos tranquilos.
ResponderEliminarExcelente este reportaje tan sumamente interesante que nos dejas.
Te felicito sinceramente.
Un abrazo bien grande, querido Antonio.
Tus artículos emocionan a cualquiera, maestro Campillo. Te he robado una pequeña parte para mis amigos para que conozcan algo que, sin duda, nunca han sabido que existía.
ResponderEliminarGracias.
Es realmente triste lo que pasa con este pueblo... recuerdo haber participado con GreenPeace y otras instituciones que pedían respeto para con esta tribu. Creo que nadie ha hecho nada en favor de ellos......QUE MISERIA TODO ESTO... MISERIA DE ESPÍRITU ...MISERIA HUMANA....
ResponderEliminar("ADIANTE LA ECONOMÍA..QUIEM PENSA EN ECOLOGÍA" si el dólar es verde es más fuerte que el verde que había" ) Roberto Carlos en todo su esplendor y VERDADES !!
Un abrazo Antonio...
Qué lástima que algunas de estas comunidades indígenas sean tan confiadas!!! Frente a los poderosos e inescrupulosos, que destruyen el planeta y sus recursos en "pos" del poder del dinero, habrá quienes impidan su avances, y otros que les crean para, finalmente, darse cuenta del engaño ya demasiado tarde. Por estos hemisferios, lamentablemente, hace apenas unos días,el 28/5, la minera canadiense Barrick Gold logró un acuerdo con comunidades de indígenas diaguitas del norte de Chile, que le permitirán reanudar el proyecto aurífero Pascua Lama, actualmente paralizado por resoluciones judiciales y temas medioambientales, hasta que la empresa cumpla con las exigencias incluidas en su autorización ambiental (entre ellas la construcción de un sistema para el manejo de las aguas).
ResponderEliminarParece que parte de estas comunidades indígenas que habitan el valle del Huasco, en la región de Atacama, que venían librado la larga batalla judicial contra Barrick Gold acusándola por la destrucción de glaciares y contaminación de cursos de agua en la cordillera de los Andes, han cedido...Pagaremos todos...porque el proyecto también abarca territorio argentino, involucra una inversión de 8.500 millones de dólares, y la explotación de reservas probadas de 18 millones de onzas de oro y de 676 millones de onzas de plata. Ay, ay, ay...ya hemos tenido experiencias previas en las que, se llevaron todo, todo, y se fueron como si nada, dejando destrucción, contaminación y abandono a su paso.
Saludos, Antonio...gran artículo.
Estas poblaciones están en riesgo de desparecer como tales e incluso sus hábitats y formas de vida. El capitalismo aberrante destruye todo lo que encuentra a su paso, ya bien sean los recursos naturales o las poblaciones alejadas de las formas de vida occidental. Espeor que no corran la misma suerte.
ResponderEliminarUn saludo
Mira ya no podré decir que los diferentes no ganan...
ResponderEliminarAunque le quedara que luchar...
Besos
Maravilloso reportaje. Me admira todo de ellos, su cultura, su tesón, su manera de afrontar la vida, son David frente a Goliat.
ResponderEliminarUn abrazo