CUIDANDO ENTORNOS SAGRADOS
Antonio Campillo Ruiz
Horadadas,
deformadas, reformadas, sustituidas, las gárgolas, las salvadoras de las
paredes por las que con suavidad resbalaría el agua que terrazas y tejados no
podrían canalizar, han embellecido y atemorizado a quienes se atrevían a
mirarlas. Su contemplación suponía un recuerdo perenne de las deformidades
humanas, de animales, queridos o menospreciados, y de mitos que perseguían a
los fieles si no se acercaban con la cabeza gacha a orar por sus almas y por
las de todos sus semejantes. Guardianas del entorno de lugares de recogimiento
y ritos dirigidos a la salvación eterna, sus autores, los canteros que
imaginaban e inmortalizaban en piedra a quienes eran estereotipos comunes o visiones
soñadas, incluso, en muchas ocasiones, representando maldades terriblemente
censuradas, se ocuparon de embellecer, con la armonía de sus formas, siempre
pendientes de una pared, de un pináculo o simplemente una esquina, la compleja
estructura exterior en diferentes etapas de la evolución arquitectónica que se
produjo a lo largo de siglos en los lugares de culto cristiano.
En
general, los pequeños canales de desagüe que se realizaban en los arbotantes o
en espacios de difícil acceso y posible retención del agua de lluvia, al final
de los cuales, se trataba de evitar el empapamiento de los muros, construidos,
en muchas ocasiones, sin suficiente argamasa para unirlos y con el peligro de
humedecer tanto a las terrazas y tejados como a las paredes verticales,
desembocaban en estas tuberías especiales, con su boca siempre abierta, con su
forma siempre diferente, con su mirada siempre impasible y conformando entes
alegóricos. Aparentemente, su nombre posee un origen francés, gargouille, sin embargo, muy
anteriormente la palabra latina gargullo
o griega γαργαρίζω, “hacer
gárgaras”, es muy similar a “producir ruidos similares al paso del agua
a través de un tubo”. Así pues, la raíz latina en la lengua del país
vecino debió de utilizarse con mucha frecuencia mientras en la Edan Media, el
arte gótico impulsó con gran intensidad y acierto, el embellecimiento de estos
desagües que gorgoteaban cuando se encontraban en plena función de evacuación
del agua de lluvia.
Con
frecuencia, muchas figuras alegóricas a monstruos o espíritus que adornan, solo
adornan, el exterior de cualquier catedral para resaltar su efecto demoledor en
aquella etapa para los fieles y peregrinos, es considerada y nombrada como
gárgola, siendo que, si su objetivo no es la canalización y desagüe de las
aguas sobrantes o estancadas, no son verdaderas gárgolas, serían adornos
embellecedores de exteriores.
Además,
la obsesión humana por observar siempre todo aquello que se considera similar
sin serlo, ha relacionado lo imaginario y grotesco con las gárgolas,
demostrándose, cuando se tiene oportunidad de observarlas con atención, que no
es cierta esta aseveración a pesar de que existan, efectivamente, muchas que poseen
tales cualidades. Por el mismo motivo, no siempre debemos considerar que sólo
en catedrales o iglesias góticas existen gárgolas, desde el Renacimiento hasta
nuestros días, grandes arquitectos y escultores se han inspirado en la utilidad
y belleza de las mismas para incluirlas en edificaciones que no poseen
el carácter de lugar sagrado.
Es muy importante visionar el montaje a plena
pantalla.
Me encantó, Antonio, debo reconocer mi ignorancia pues no sabía que cumplían dicha función, sólo me gusta mirarlas y apreciar la belleza arquitectónica, pero después de leerte, creo que pondré mayor atención. Un placer visitarte, muchas gracias. Un abrazo
ResponderEliminarSiempre me resultaron inquietantes estas figuras , pero a la vez hermosas...
ResponderEliminarBesos, Antonio
Me ha encantado esta entrada, siempre me han llamado poderosamente la atención estas obras de arte por su gran belleza y magnetismo extraño pero no imaginaba el uso real en las construcciones.
ResponderEliminarHas creado un vídeo fantástico, muchas gracias por una clase más de arte y saber.
Un fuerte abrazo amigo mío.
Me ha encantado esta entrada, siempre me han llamado poderosamente la atención estas obras de arte por su gran belleza y magnetismo extraño pero no imaginaba el uso real en las construcciones.
ResponderEliminarHas creado un vídeo fantástico, muchas gracias por una clase más de arte y saber.
Un fuerte abrazo amigo mío.
Y además la dualidad. Todo lo sublime queda en el interior de la iglesia. Fuera, desde los propios muros, la fealdad y la maldad. Pero no siempre. A veces una imagen cerca de la sacralidad es colocada para lanzar una plegaria por los foráneos, fieles o no, que la necesiten.
ResponderEliminarAunque casi siempre el gorgoteo fluye de ese cancerbero alado de dragón, águilas feroces, chivos, mitología mixturada de pesadilla y desasosiego. Diciéndonos que sólo en el interior encontraremos la paz, querido Antonio.
Esa cuerda elegante que acompaña el vídeo, que buena elección.
Entre los tesoros de una catedral, que son inmensos, tendría que existir una guía de gárgolas, pues es difícil, por su posición elevada, ser capaces a simple vista su contemplación detallada. En ella nos vemos reflejados los seres humanos, sobre todo en nuestros pecados, bien en forma de figuras humanas o míticas e inventadas. Su deformación no es si no una manera de describir nuestra otra cara: la del vicio y la maldad. Y las gárgolas no son los únicos elementos arquitectónicos en los que aparecen en este tipo de figuras, sino también en los capiteles y las arquivoltas, pináculos y medallones (aunque estos últimos solían reservarse a la otra cara, la del héroe).
ResponderEliminarUn saludo
Es muy interesante, he descubierto cosas que no sabía.
ResponderEliminarTe explicas maravillosamente bien.
una lluvia de besos
Me encantan las gárgolas...... hay tanta imaginación y arte en ellas.. Un abrazo Antonio.
ResponderEliminarEsta entrada me ha gustado muchísimo y no sabes lo mucho que he aprendido.
ResponderEliminarUn abrazo grande. Feliz día.
Cuando visité por primera vez Madrid, hace ya algunos años, me maravillé por por sus tejados que ocultan verdaderas maravillas (Algunos se dejan ver el la película de Alex de La Iglesia: La comunidad)
ResponderEliminarPreciosa entrada. Besos.
Curiosas las Gárgolas, para unos pasaran desapercibidas y para otros como tú Antonio las observan y estudian con detenimiento, supongo de que la imagen que dan de bicho feo, raro o monstruoso es porque por su boca escupen aguas sucias
ResponderEliminarUn abrazo
Interesante reflexión sobre las gárgolas, Antonio, y atractiva presentación. Entre tus fotos he visto hasta una gárgola flautista, y lo que sujeta con las manos tiene toda la pinta de una flauta de pico, una flauta dulce, con su bisel y todo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy documentada tu entrada sobre ese casi misterioso elemento ornamental e hidraulico de las antiguas construcciones. Creo que las de las catedrales de Paris, Milán y Praga son las que más me han fascinado aunque hay gárgolas maravillosas en cualquier rincón del mundo. Un abrazo.
ResponderEliminarQué interesante este entrada sobre las gárgolas. Siempre me han parecido monstruos terribles y amenazantes llenos de vida. Vigilantes de las alturas, guardianes del tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo Antonio
No las veo mucho aqui en miami todo es tan nuevo i liso te diria casi plano
ResponderEliminarmil besos excelentes las imagenes con los textos