CANTAR DE CANTARES
Antonio
Campillo Ruiz
Cuando
Salomón sublimaba el amor, extendía por entre los papiros miles de palabras que
los amantes comparaban con sus experiencias. Se recreaban asimilando los
diferentes perfumes y diversos olores expandidos por los textos y por su propio
entorno. Sublimar lo inmaterial y hacerlo realidad solo podía transformarlo un
hombre entre los hombres, señalado y eminente entre todos y más excelente que
entre muchos.
Enséñame, amado de mi alma,
dónde apacientas, dónde sesteas
al mediodía, porque seré yo
descarriada entre los ganados
de tus compañeros.
Amada
entre las amadas, mujer que engendra el amor, se embellece con encendidas
mejillas y perlas en su altivo cuello, cual torre de marfil. En sus bellos y
apetecibles pechos, cual cabritos mellizos que pacen entre azucenas, los ungüentos
de mirra crearán un lecho para que descanse la cabeza del amado.
¡Ay, cuán hermosa, amiga
mía, eres tú, cuán hermosa
con tus ojos de paloma!
El
ciprés y el cedro forman las grandes vigas de la casa que los amantes morarán
por siempre, mientras, el rocío de la noche hace caer el dulce vapor perfumado
que se ha obtenido de la fusión de las rosas del campo y los nardos de los
valles. El entorno de la casa debe estar pleno de capullos desmenuzados de
flores, higueras que dan pequeños higos dulces y racimos de vid que
proporcionan el mosto para un vino igual a la ambrosía embriagadora que los
unirá.
Salid y ved, hijas de Sión,
al rey Salomón con la corona
con que le coronó su madre
en el día de su desposorio
y en el día de la alegría de su
corazón.
El
cabello de la amada se ondula al aire y se dirige al monte, por entre los
cachos de granada de las sienes, como el rebaño de cabras que, cual mechones
negros, forman veredas como el azabache. El amado no se marchará hasta que
sople el día y huyan las sombras al monte de la mirra y el incienso.
Robaste mi corazón,
hermana mía, esposa,
robaste mi corazón con
uno de los tus ojos,
con un sartal de tu cuello.
Panal que destilan tus
labios, esposa, miel y leche
hay en tu lengua,
y el olor de tus vestidos,
como el olor del incienso.
Inmensos huertos de granados en flor, juncia olorosa y plantas
silvestres, envuelven a los amados en un prado verde y coloreado por miles de
flores que componen parte de la realidad sublimable. Absorbiendo la dulce miel
del panal, bebiendo vino fuerte con agua, embriagándose de olores y perfumes,
buscándose y abrazándose, sus ánimas se entrelazan y separan reencontrándose y
amándose.
Ponme como sello sobre tu
corazón
como sello sobre tu brazo
porque el amor es fuerte como la
muerte,
duros como el infierno son los
celos,
las sus brasas son brasas de
fuego
encendido vehementísimas.
Antonio Campillo Ruiz
CANTAR DE CANTARES
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RUIZ on Vimeo.
Bella forma de contarlo, querido amigo.
ResponderEliminarTe robo el vídeo, como no.
Un abrazo muy fuerte
El vídeo es sublime
ResponderEliminarEl más bello regalo navideño que nos podías haber hecho a tus lectores, querido Antonio. Unos textos que destilan la dulce ambrosía de las palabras más refinadas. De verdad que estoy emocionada, y hasta diría conmocionada, con su lectura y, hasta he debido sujetar unas lágrimas de nostalgia por lo sentido y, sobre todo, por lo no sentido. Qué erotismo tan delicado envuelve el amor y la entrega de los amantes...
ResponderEliminarGracias
Te deseo lo mejor para estos días y que el año que viene nos sigas regalando tu buen hacer. Un abrazo.
¡¡Qué belleeeeza!!, Antonio.
ResponderEliminarMil gracias y mis mejores deseos para ti y los tuyos en estas Fiestas.
Feliz Navidad y que el 2019 te depare muchas alegrías, salud, bonanza y nuevos proyectos.
Un abrazo grande
Perfecto y apropiado, un fuerte abrazo en estas fechas proclives al recuerdo.
ResponderEliminarOjala pudiésemos meter el espiritud de navidad en jarros y abrir un jarro cada mes del año
ResponderEliminarFeliz Navidad
Lola
No hay nada mas bell que dejar volar lo que te ha causado un problema y recomenzar con amor
ResponderEliminarfelicdades