10 X 1
María Luisa Arnaiz Sánchez
Retrato de un chico, Egon Schiele
10 X 1
El hombre de mirada que se escondía y la boca que instilaba saliva paró al niño entre el resquicio de la puerta entornada; no era de allí porque después se supo que nadie le conocía. Le dijo que le daba el puño de metras, el rollo de hilo de elevar papagayo, la moneda grande, el trompo con la franja azul, ah y los caramelos, todos los caramelos que él quisiera de la lata. El niño solo tenía que entrar si quería hacer el negocio y jurarle después que no le diría nada a nadie.
El niño se le encimó un poco y le hundió en el ojo más sanguinolento la espina de pescado que recién acababa de recoger de entre los desperdicios de la venta diaria junto a las montañas de los durmientes de ferrocarril que cargan los barcos de la costanera. Por todo el resto de su existencia el sujeto cargó consigo su cuenca vacía a través de la cual podía advertirse el interior del alma totalmente desolada e interminable.
Alfredo Armas Alfonzo
Hola Antonio, acabo de leer tu comentario, yo tampoco puedo acceder a tu cuenta/mail. Si quieres, como yo los comentarios los tengo privados, dejame escrito tu direc/mail y me pondre en contacto contigo. Gracias, saludos.
ResponderEliminarDe acuerdo, Eva.
ResponderEliminarUn abrazo.
Todos estos deberían toparse con un niño como el protagonista de este fabuloso relato.
ResponderEliminarY que la justicia actúe sin contemplaciones contra los pederastas. Saludos, Amando.
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