JULIETTE HUET
María Luisa Arnaiz Sánchez
Pérdida de la virginidad, Gauguin, 1890
Gauguin se había prendado de “Olympia”, el cuadro de Manet que tenía por modelo a Victorine Meurent, y tanta fue la fascinación que sintió por la pintura, que pidió permiso para copiarla aunque quien le atraía realmente era la modelo, que a sus dieciocho años personificaba a las miles de jóvenes que acudían a París huyendo de la pobreza. Gauguin llevaba en su cartera una foto del lienzo mencionado que fue su guía en “Pérdida de la virginidad” y “Manao tupapau”. El primero, llamado luego “El despertar de la primavera”, quién sabe si para que no se asociara virginidad y seducción y afectara a la reputación del pintor, muestra a Juliette tendida, frágil y vulnerable, en los campos de Le Pouldu con los pies cruzados -como Victorine en “Olympia”- y con los ojos cerrados. Un zorro, “símbolo indio de la perversidad” para Gauguin, es retenido por la muchacha mientras posa la pata en su pecho y una flor de pétalos blancos manchados de sangre sobresale entre sus dedos en alusión probablemente a que el pintor fue quien la desfloró como apunta el título del cuadro. Estaba embarazada de dos meses y Gauguin pensaba abandonarla sin que le preocupara su suerte, a pesar de que habría visto pedir limosna en el Palais des Beaux-Arts, donde se colgaba su famoso retrato, a Victorine, avejentada por el alcohol y la prostitución.
La hija de Gauguin y Juliette nació en 1891 y firmó sus óleos como Germaine Chardon.
Nieuport, Germaine Chardon
Muito interessante querido amigo.
ResponderEliminarUm beijo
Nunca me ha llegado mucho la pintura de Gauguin, desconozco la causa, pero así es.
ResponderEliminarPero tu entrada sí me llega, me enseña y aprendo. Sois un lujo tú y Antonio. Ahora que ando reorganizando el blog, me planteo si meteros enel apartado de bellas artes, porque este blog vuestro es una auténtica obra de arte. Quizá lo haga ahora mismo.
Un beso, querida Mª Luisa.
A mi si me fascina una parte de Gauguin, la bohemia, desenfadada, irrespetuosa etc. que alcanzó un punto algido en Arlés, con Van Gog. Y el fantastico final en la Melanesia (donde por cierto fue a parar tambien J. Brel). Menos me atrae su parte amoral y los cientos de hijos que dejó contagiados de sifilis. En definitiva, ahi está su pintura.
ResponderEliminarHola María Luisa,
ResponderEliminarGauguin nunca fue un pintor que me llamara la atención. Hasta que recibí un encargo para pintar en la fachada de un chalet una reproducción de un cuadro de el.
Te aseguro que en las dos semanas que duro el trabajo,llegue a a tener unas largas conversaciones con el.
Me ha gustado leerte y recordarlo.
Te mando el enlace del mural que pinte.
http://www.duendedelarte.net/murales/muralgaugin.htm.
Un abrazo.
Ah, lo de la flor enrojecida es magnifico
ResponderEliminar
ResponderEliminarUn abrazo
una sonrisa
de espuma blanca.
Rozando
las rocas
el fin de semana
Acariciadas
en continuo cortejo.
por el sol del ocaso.
Murmullo de sonatas
poemas de amor
suspiran las caracolas.
*****
Tan acariciada
como las rocas
me has hecho sentir.
Celebrando a mí lado
un año más de mi vida.
Gracias infinitas
por tan estimada compañía
Te quiere!!
María del Carmen
Me agrada, Gisa, que te haya interesado este pasaje de la vida de Gauguin. Besos.
ResponderEliminarQuerida Isabel: en la mayoría de los ámbitos somos unos diletantes. Eso sí, te diré que no he perdido las ganas de conocer. Cuando algo me seduce, busco, leo. Sobre todo soy lectora. Besos
ResponderEliminarMariano: ¿sería la sífilis un mal divino? ¡Qué guasa! Siempre los abusos en relación al sexo pero Roma lo perdona todo. Y si el sexo es el femenino, pues ¡FLOR!, o sea, “virginidad” según el diccionario. Tendremos que hablar. Besos.
ResponderEliminarYa he visto tu interesante página, Jorge, y la versatilidad con que trabajas. ¡Felicitaciones!
ResponderEliminarMaría del Carmen: tus visitas nos acompañan. Gracias.
ResponderEliminar