Los botines de MANET
María Luisa Arnaiz Sánchez
Baile de máscaras en la Ópera, Manet, 1873-4
Cuando Stéphane Mallarmé supo que el “Baile de máscaras en la Ópera” había sido rechazado para el Salón de 1874, escribió: “Para una Academia (y para ello denomino aquello en que, entre nosotros, se convierte por desgracia cualquier conciliábulo oficial) M. Manet es, desde el punto de vista de la concepción de sus cuadros, un peligro”. Y, sin embargo, el lienzo era para él “capital en la obra del pintor”. ¿Por qué? Los veinticuatro caballeros con sombrero de copa, entre los que está el pintor (segundo por la derecha), parecen una comparsa carente de individualidad, uniformada de negro aunque salpicada por algunas figuras de color. Nada se mueve como corresponde a una fotografía. ¿Nada? Fijémonos en el botín rojo que asoma por la barandilla del piso alto. Una enmascarada está a punto de caerse. He aquí un detalle que sin duda anima la escena. Tal vez fuera en el que Mallarmé basó su juicio.
Pues bien, en el último cuadro que Manet hizo de un local público, “Le Bar des Folies-Bergère”, el pintor nos sorprendió de nuevo con un par de botines. En esta ocasión se hallan arriba a la izquierda, en donde una acróbata se está balanceando sobre las cabezas, también tocadas con sombreros de copa, de una clientela mayoritariamente masculina. Es probable que fuera una atracción del establecimiento pero desde luego el ritmo de su bamboleo anima otra vez la escena. Aun así, no sé cómo tomarme los botines de Manet pues tradicionalmente los zapatos simbolizan las relaciones sexuales.
Le Bar des Folies-Bergère, Manet, 1881-2
Muito interessante o texto.
ResponderEliminarUm prazer ler-te querida amiga
Um beijo
Qué interesante. Mira que me encanta este cuadro pero de ese pequeño detalle nunca me había percatado...
ResponderEliminarUn saludo!!
Gracias, Gisa. El interés está en las personas que quieren conocer. Saludos.
ResponderEliminarHola, C. G. Aparicio: no eres el único al que le pasa desapercibido un detalle. Tu comentario me ha recordado el desenlace de "La carta robada" de Allan Poe. Un cordial saludo.
ResponderEliminarSiempre sorprendente este Manet. Lo de las zapatillas es un puntazo.
ResponderEliminarUn beso.
Y más cosas, Isabel, de las que espero hablar. Besos.
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