VEREMOS UNA PELÍCULA DE...
Antonio
Campillo Ruiz
El suave ronroneo
del viejo proyector se ha apagado. Ya no tendrá que calentarse con la intensa
luz de la lámpara que ha iluminado los fotogramas para proyectarlos en la
desvencijada pantalla recién pintada o remendada. Conserva las huellas de su esfuerzo
a lo largo de estos meses de verano: ha trabajado duramente. Lo están limpiando
con esmero porque desde hoy tendrá un largo período de letargo. Están
recogiendo las bobinas, repintando de blanco inmaculado su recinto,
interiormente, claro, porque las tres estaciones que debe pasar solo son muy
largas.
Este verano han
pasado por sus cabezales dentados una gran selección de argumentos, directores
y actores, que han hecho felices a los espectadores que han abarrotado la
pequeña sala con sus mochilas llenas de bocadillos y refrescos. Han asistido
gran cantidad de jóvenes, algo siempre agradable porque han podido contemplar
películas que les eran desconocidas. La variedad de la programación ha sido
también muy amplia y se han equilibrado argumentos de tiempos lejanos y cercanos, en el recuerdo o nueva visión, de quienes con interés han asistido y disfrutado con tensión, miedo, risa o aventuras de héroes míticos.
Nubes esponjosas
cargadas de vapor de nuestro mar Mediterráneo son arrastradas lentamente por el
viento de levante hacia el interior del sureste. Presagian leves lluvias o
fuertes tormentas por el recalentamiento tan fuerte que hemos soportado estos
meses de inclemente calor. Ya no se puede proyectar con seguridad en la terraza
de verano. Ya se vislumbra que el cambio estacional empieza a prepararse y los
veraneantes se preparan para una vuelta a lo cotidiano, a la monotonía de los
horarios, las prisas, lo imprescindible, los estudios.
El cine de verano
ha cumplido una vez más su objetivo: ha liberado tensiones, ha ayudado a sentir
lo fantástico, ha dejado la mente en perfectas condiciones para soportar el envite
de una realidad que sumergirá en la rigidez a los espectadores que ha
disfrutado de la pequeña anarquía de la despreocupación.
Un único clamor se
oye en casi todas las bocas: “El año próximo vamos a disfrutar mucho más de las
bellas noches límpidas y claras en la terraza de verano, nos deleitaremos con
una película de…”
Por fi no digas adios que no me gusta, sino hasta el próximo verano.
ResponderEliminarAparte que también me acuerdo de que chanquete se murio en verano y apesar de los años todavía me da penica.
Besitos y como siempre GENIAL
Freiluft Kino sind bei uns nur noch sehr selten, liegt natürlich auch am Wetter in diesem Land. Doch sind sie meiner Meinung nach viel shcöner, als in einem Saal...
ResponderEliminarServus und Carpe Diem
CL
No, querida Inma, jamás digo adiós con la sensación de acabar. Como puedes leer en el último párrafo "...el próximo verano veremos una película de..."
ResponderEliminarPero este verano sí que casi llega a su fin porque con el cambio de mes estamos con un tiempo revuelto y otoñal.
Seguiremos, ¡cómo no!
El cine de verano es tan entrañable, tan seductor, tan bullicioso, que siempre lo llevaré en mi ser.
En cualquier caso, voy a cambiar ahora mismo el título por tu apreciación.
Un fuerte abrazo, querida Inma.
Es normal, Cloudy. En Alemania las noches de verano son frescas y creo que no sería posible la continuidad de más de sesenta días de cine al aire libre. Alguna vez, por un acontecimiento puntual, es posible.
ResponderEliminarEn junio volví a visitar tu país y creo que los empresarios de los cines de verano no tienen futuro debido a la climatología.
En España, y no en todas las regiones, es posible por la tradición de los propietarios de cines ambulantes que recorrían todo el país de pueblo en pueblo y por un clima cálido, demasiado cálido.
El próximo verano la primera película será en tu honor para que puedas ver cómo ha sido este proceso.
Un abrazo, amigo Cloudy.
Mejor así amigo Antonio, ya que así, suena a esperanza y ganas para el próximo año.
ResponderEliminarEn el que seguro que regalas tu magia y tu cariño.
Gracias por todo lo que me dices siempre.
Millones de besos.
Magnífica labor, amigo Antonio. Es como si se acabara algo y, si, eso será realmente lo que pasa. Se va el cine de verano. Un abrazo, amigo.
ResponderEliminarEste verano yo he llegado muy tarde a este cine, pero el próximo espero estar desde el principio haciéndome sitio entre el público.
ResponderEliminarUn abrazo, Antonio y muchas gracias
Me alegro que te guste, Inma. Tienes razón, existen palabras que son excesivamente cortantes.
ResponderEliminarLo que digo siempre es lo que pienso y siento en el momento de escribirlo. las palabras vanas no son mi fuerte. La realidad, lo tangible y lo percibido.
Un fuerte abrazo, querida Inma.
Así es, amigo Enrique, el tiempo es quien marca la etapa que acaba. Por mí llegaría hasta el verano próximo pero el proyector está caliente y el ambiente frío.
ResponderEliminarOtra etapa empezará con más fuerza el próximo verano.
Mientras, tendré unas conversaciones con mi hija Laura que serán las que no me hagan olvidar este arte fruto de la Ciencia mediante la Técnica.
Un fuerte abrazo, amigo Enrique.
Mabel, ya sabes que tienes una invitación de asistencia gratuita.
ResponderEliminarLa dejaré en taquilla para que la recojas el día 1 de julio. Lo único que te tienes que preparar tú son los bocatas, los refrescos y las pipas... ¡Ah, las pipas! ¿Qué sería de un cine de verano sin las pipas? Ayudan a salir del cine a las 2 de la mañana con los labios gordezuelos de la sal y el impenitente castañeteo. Un beso con esos labios es tan sabroso como el que se dieron los amantes en la película.
Un fuerte abrazo, querida Mabel.
Nada mejor que el cine con un cielo inmenso de fondo.
ResponderEliminarNo importa la estación.
Gracias por compartir lo que te brinda placer, Antonio.
El próximo verano, tu verano será indescriptible, eso es lo bueno de la vida, que regresa al principio.
Los cines de verano siempre a reunido a los que están, los que llegaron y los que se irán.
ResponderEliminarAcá el verano es más bien corto, por lo pronto llevamos unos días con temperaturas un poquito bajas...eso si el cine en la playa no falta.
Saludos Antonio C.
PD- Con tu permiso me quedo y gracias por tu atención. Saludos.
Cierto, Alicia. Cuando una escena es oscura y miras el cielo, la bóveda celeste parece que te resguarda bajo ella.
ResponderEliminarSí, espero que el próximo verano pueda disfrutar con igual intensidad de mi pasión por la imagen dinámica y escoja aquellas películas que sean del agrado de todos los amigos.
Un fuerte abrazo, querida Alicia.
Así es E..P.. Los habituales de los cines de verano son los vecinos que poseen una ventana desde la que se ve la pantalla y los veraneantes que no encuentran en sus ciudades estos locales.
ResponderEliminarMe alegro que el cine en la playa se proyecte con normalidad y asistan muchos espectadores.
Tu blog ha sido un bello descubrimiento.
Un gran saludo, E..P..
La función terminó... snif! y todas las caras largas, hasta el prçoximo verano!!!
ResponderEliminarAsí es, Sara, el verano toca a su fin en nuestro hemisferio.
ResponderEliminarA pesar de no dejar el cine en algún momento determinado, será el próximo verano cuando se programe otra selección completa...
Un fuerte abrazo, querida Sara.