EL HOMBRE QUE PERDIÓ
SU BROCHA DE MARTA
Atonio Campillo Ruiz
Los valores personales,
Magritte
Cuando llegó a
Madrid de vuelta de Berlín, abrió la maleta y se encontró con que le faltaba su
brocha de pelo de marta.
Inquieto, desolado,
paseando de un lado a otro de la habitación, saltándose las butacas, comprendió
que aquella brocha de marta era como una de esas esposas muy pequeñitas, con
las que a veces suelen casarse los hombres.
Todas las brochas
de las perfumerías se le ofrecían como las mujeres al viudo reciente. A todas
las despreciaba porque sabía por experiencia de otros olvidos, que ninguna
sustituiría a la brocha pequeñita y verdadera, la única que no despeluchaba, la
única fiel en guardar su pelo para todas las afeitaciones, la única que le
superviviría y le cuidaría hasta el final de su vida.
Rehizo la maleta y
salió para Berlín en el tren de la noche dispuesto a encontrar su brocha de
marta.
Ramón Gómez de la Serna
D. Ramón orador. A Marián.
Qué bueno Antonio!!! No había leído este breve texto, y si te soy sincera no leí nada de este autor, creo que debería porque por lo que me dijeron es muy bueno.
ResponderEliminarUn beso grande
Me alegro de haberte descubierto a este gran autor multifacético, escritor, periodista, ensayista, filósofo y mago de la tertulia y lo absurdo. Las personas que te recomendaron a D. Ramón poseen toda la razón.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Eva.
Bueno...eso es como tener fe en que vale más lo malo conocido que lo bueno por conocer...La piel de marta es muy suave, pero...había que comprobar con otras pieles. Quizás haya pieles que arañen un poco pero que aviven el alma serena y te la pongan a trabajar...ja,ja,ja...
ResponderEliminarUn beso, Antonio.
P.D. En mi casa he oído hablar de las Greguerías de ese autor ¿no son frases cortas, filosóficas e impregnadas de humor?
Sí, Marián, humor y filosofía de vida estçan íntimamente unidas en las Gregerías. Las puedes encontrar en la red. En cuanto a los objetos personales, los pelos de marta son excepcionalmente suaves y delicados. Es normal que quien posee una brocha o pincel de pelo de marta se encuentre encantado con ella.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Mirián.
Ah¡ Magritte, muy realista siempre, me gusta.
ResponderEliminarEl hiperrealismo de Magritte es siempre importante e imprescindible.
EliminarUn beso muy fuerte.
A mi modo de entender, esta conducta pudiera corresponderse a cuando la necesidad de descubrir se vuelve un imperativo insalvable. Cuando no se tiene consciencia, o no se aceptan de las propias limitaciones...A saber la escala de cada cuál.
ResponderEliminarUn abrazo, Antonio y feliz semana
Creo que así es, Pilar. Todo lo escrito por D. Ramón posee una “segunda” lectura que se deriva de lo escrito o de la interpretación que se realice de ella. Volver a buscar la brocha, tan querida como importante entre sus objetos personales, puede definir la necesidad de poseer lo que es verdaderamente necesario para la tranquilidad mental del poseedor de un objeto tan particular como único. De igual forma, puede suceder con un pensamiento o creencia que posee un valor incalculable para quien la posee.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Pilar.
Las cosas de Don Ramón.
ResponderEliminarSimpático cuento, Antonio.
Un abrazo con todo mi cariño.
Así es, Isabel. Su brocha era tan importante como si fuese un objeto con vida propia. De hecho, la posee porque es única.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Isabel.
Yo tengo, desde hace al menos 20 años, una brocha de marta que utilizo indistintamente para pintar, afeitarme o, si se tercia, pasearla suavemente por la piel amada. También tengo otras brochas y otros pinceles de muy diverso pelaje, pero, ciertamente, ¡como el de la marta ninguno!
ResponderEliminarEl pintor Joan Reixac guardaba en un cajón las brochas y pinceles que habían llegado al final de su vida útil. Cuando el cajón se llenaba, los envolvía primorosamente (se puede decir que los amortajaba), cavaba un hoyo en el jardín y los enterraba ceremoniosamente. Se negaba a tirar a la basura aquellos instrumentos que tan fielmente y durante tanto tiempo le habían servido.
¡Qué maravilla de comentario, Loam! La primera parte, la tuya, es excepcional. Destila un cariño y una delicadeza que para ti tendría justificación la vuelta a Berlín para buscar la brocha. Las aplicaciones en las que la empleas son tan variopintas y exquisitas que voy a buscar una para compartir tus ideas.
EliminarEn cuanto a Joan Reixac, su amor para con los objetos que le han ayudado en su trabajo es tan considerado y tierno que su ritual es primoroso.
Yo comentario, Loam, posee una importancia excepcional.
Un abrazo, Loam.
Ja,ja,ja,ja. ¡Fantástico, Antonio. ¡Muchísimas gracias¡
ResponderEliminarUn beso enorme.
Te dije que lo haría y ahí lo tienes. Muchas gracias por tu colaboración, Marián.
EliminarUn beso enorme.
Sin brocha es difícil pintar algo, amigo Antonio. MB.
ResponderEliminarSí, Enrique, es muy difícil y siempre algún pelo se queda pegado en la tela del cuadro. Cuando se quiere quitar queda una leve marca que la marta no haría porque no se perdería sus suaves pelos. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo, amigo Enrique.
Supongo que D. Ramón tuvo una brocha de Marta que le inspirase. Yo he tenido una brocha de Marta para afeitarme, y no hay sensación parecida. Me enjabonaba dos veces solo por deleite.
ResponderEliminarTú mismo te respondes, Marcos. Poseer una brocha de marta, difícil en este momento porque lo he comprobado, es una suerte para enjabonarse, rozarse y mil y un uso más.
EliminarUn abrazo, amigo Marcos.
supongo porque le gustaba lo suave de la brocha en su cara
ResponderEliminarcreo que la gente de hoy los mas jovenes
eso no les importa
pero si el telefono y todo lo que los asombra
buenisimo miles de besos
La delicada suavidad de la marta es aplicable para tantas y tantas leves caricias que cuando pasa por la cara con el jabón es un placer. El resto de utilidades debe ser muy personal.. Querida MuCha, me conformo con unos cientos de besos… para empezar…
EliminarUn fuerte abrazo, querida MuCha.
Excepcional, Antonio. El gran Gómez de la Serna. Asiduo a las tertulias del Pombo. Escritor, dramaturgo, ensayista, crítico y un estilo literario que es el sello de una generación de costumbristas. Recuerdo un artículo, que utilizó un viejo profesor de arte para explicar la pintura de Sorolla: exquisito. Rico en adjetivos y matices. Creo que en la hemeroteca de ABC se pueden hallar algunas de ellas. Los cabestros de la política, la guerra y la diabetes acabaron con su talento en el exilio argentino. Un detallazo de tu parte y gracias por el clip. Abrazos
ResponderEliminarAmigo J.C., tu comentario es imprescindible para todos los lectores. Amplia y complementa su relato para conocerle un poco mejor. D. Ramón ha sido uno de los pilares de los pensadores españoles de una época convulsa y que jamás se debería de haber producido.
Eliminar<He tenido la suerte de leer algún estudio sobre pintura, no me gusta denominarla crítica porque no lo es, y ha sido una sorpresa y una delicia poder leerlo. Creo que el clip puede servir para que comprendamos su causticidad y buen hacer como persona polifacética.
Un abrazo, amigo J.C.
¡Qué fidelidad a un objeto tan delicadamente pequeño! Más que "una mujer pequeñita" lo identificaría más con ese caniche peludín y blandito, fiel a más no poder, cuyo pelo se atusa para tranquilizarse uno de los avatares de la vida. Así sería para Ramón Gómez de la Serna su brocha de marta.
ResponderEliminarUn saludo
Posiblemente, Carmen. No podemos saber si verdaderamente la poseía pero debido al amor que expone en el relato y la época sería normal que tuviese una. Sospecho que entre los objetos personales que poseía, la brocha de marta debería ser la más mimosa. De ahí aparecería ese enamoramiento tan importante.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Carmen.
Muy buenos tanto el relato como el orador. Es que cuando se tiene talento, se tiene, Antonio.
ResponderEliminarTe pido disculpas por no haber venido antes. El tiempo no me llega.
Querida Tecla, no hay nada que disculpar. Te comprendo porque a mí no me llega ni para poder contestar en el momento adecuado. Tranquila, sé que estás ahí.
EliminarSí, el talento es válido con cualquier actividad que tenga relación con la principal que se posee. En este caso, lo normal es que siendo escritor y comentarista, ser orador es otra faceta de las letras.
Un fuerte abrazo, querida Tecla.