TE VEO A TRAVÉS DE MIS
LÁGRIMAS
Antonio Campillo Ruiz.
Alcanzar el blanco
y el negro puros en el cine es difícil, muy difícil. Entre uno y otro existe una
incisión de líneas similares a las trazadas por el buril de Durero en cualquiera de
sus grabados. Separar el banco y el negro en la pantalla supone crear la luz:
toda la luz y la ausencia de luz. En la Dinamarca de 1623 se desarrolla “Dies irae” de Carl
Theodor Dreyer, 1943. Es una de las cinco películas sonoras que realizó
Dreyer y está basada en la obra teatral “Anne Pedersdotter” de Han Wers-Jensen,
1906. Tanto el rodaje, como su estreno en Copenhague, tuvieron lugar en plena
ocupación nazi.
La historia se desarrolla
en un pueblo de los países nórdicos de credo protestante que, junto con el resto de corrientes cristianas, se encuentra en un momento histórico tan
delicado como intransigente. El poder de los dirigentes espirituales está
basado en un fuerte fundamentalismo que irradia desmesura e incluso intereses
personales, chocando frontalmente contra las creencias predicadas.
La potencia de las
imágenes, los encuadres y los aspectos generales cinematográficos son tan potentes que
al espectador se les escapan aunque inconscientemente los percibe y es capaz de hablar de algo indefinido cuando
rememora alguna escena. Es posible que este fenómeno se deba a dos aspectos muy
importantes: la composición química del material fotográfico y la alusión a maestros de la pintura.
Hasta 1950 aproximadamente las cintas de acetato poseían como material fotosensible sólo
nitrato de plata por lo que las películas rodadas antes de este año tenían una luminosidad
que se perdió después al utilizarse película base de color para rodar en blanco y negro. Pese a excelentes fotografías en negro de fechas posteriores, hay que decir que su negro y su blanco no
son ni de lejos tan sobresalientes como cuando la plata fue el alma de la luz, generada entonces durante el rodaje con arcos voltaicos que permitían una iluminación del encuadre similar a la mortecina luz del
plenilunio o a la potente y dura iluminación separadora de blancos y negros. A
ello debemos añadir la parquedad de decoración, peculiar en Dreyer, y la
belleza de los primeros planos de una Anne Pedersdotter (Lisbeth Movin) que es
capaz de gesticular con los ojos, de cambiar el aspecto general de su cara en
función de su estado de ánimo (también lo hace el reverendo Absolom Pederssøn (Throkild Roose) pero por el inmenso peso de su conciencia), de inducir sutilmente al espectador a que admita lo que
para ella es una transformación conducente a cumplir el sueño que expresa
en voz alta a Martin (Preben
Lerdorff Rye).
La luz es la creadora de imágenes que transportan a sentimientos tácitos pero presentes, así, la
aparente serenidad y la calculada frialdad de todos los personajes encierran toda suerte de pasiones, entre las que sobresalen el arrebato, el erotismo, la envidia, los celos y la compunción. La maestría narrativa de Dreyer elide su postura si bien es patente en el amor y la permisividad.
Su posible discurso antinazi, calabozos y tortura a Marte Herlofs (Anna Svierkier), las similitudes con el negro uniforme de las SS alemanas y su opinión acerca de la
brujería, se diluyen en la ambigüedad manifestada por las imágenes.
El segundo aspecto
inimitable de la película se debe a la relación con pinturas del Barroco en adelante. Merete (Sigrid
Neiiendam), la madre de Absalon, y el retrato que de su madre hizo Rembrandt se parecen asombrosamente; los personajes del consejo municipal y
eclesiástico, presentes durante la declaración de la
vieja herbolaria con supuestas dotes de bruja, poseen gran semejanza con "The Staalmesters"; asimismo, la iluminación lateral en determinados planos para irradiar la composición es similar a la de los pintores
románticos y tenebristas.
Por último, no
podemos dejar de hablar de la música que, a diferencia de las músicas
americanas de la época, posee en “Dies irae” una estructura rítmica peculiar y estupendamente utilizada a la vez que introduce, en general, los movimientos de cámara descriptivos o dramáticos. Se escucha pero
casi no se oye por estar integrada en la acción con una sensibilidad tan
delicada como la función que posee en la narración.
Es asombroso
constatar que una producción que posee setenta años sea tan potente fílmicamente con solo siete planos
exteriores, con
todos sus movimientos de cámara horizontales, excepto dos, uno vertical y otro
inclinado, y que el espectador admita que en esta historia las
palabras del reverendo Absolom se aplicasen con toda la dureza de unas leyes piadosas:
“Un
instante de placer es un pecado escondido”.
Es muy importante
visionar la película a plena pantalla
Antonio, ahora he eliminado mi anterior mensaje donde hacía público mi mail, si no te importa, paso a responderte por privado... un saludo!
ResponderEliminarBien, Beth. Todo se encuentra en orden y tendré muy en cuenta la película que me indicas. Después del largo proceso de códigos, trataré de que la veamos en este ciclo.
EliminarUn fuerte abrazo, querida amiga Beth.
He quedado impresionada con los sentimientos que plasman estos actores en las imágenes que nos han brindado. Quiero ver este film sin duda y comentártelo. Así que en la semana estaré por aquí. Muchas gracias por ponerla a disposición Antonio. Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegro, Lou. Tu interpretación de las imágenes adjuntas es muy precisa. No tengas prisa alguna, la película quedará en la publicación y la podrás visionar cuando puedas. En otras realizaciones sobre temas similares no se deja que sea el espectador quien vaya construyendo esta compleja madeja de sentimientos. Es una virtud y un problema porque muchos espectadores no componen fílmicamente la estructura tan deliberadamente cambiante de la protagonista.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Lou.
Las imágenes de las fotos son fuertes y impresionantes. Me gusta.
ResponderEliminarUn beso querido amigo
Así es, Gisa. Todos los planos, todas las secuencias, poseen una fuerza expresiva especial que se encuentran reforzadas por las fríos decorados cambiantes, aunque aparentemente no lo hagan, A la vez, las expresiones de los rostros son tan precisas porque Dreyer no maquillaba a sus actores. Ni siquiera para que no tuviesen reflejos en la cara. Le gustaba la expresión real, la arruga, la piel tersa, pura y sin aditamentos.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Gisa.
!Hola,antonio!
ResponderEliminarEsto es una obra de arte,la vere.Me gusta la forma que has tenido de enfocar el posts,con la eleccion de imagenes y la reseña.Pensaras que soy boba,pero me ha emocionado ver la cara de ella,esos ojos tan tristes,tan indefensos.
Muchos besitos,antonio y gracias por hacerte seguidor de mi nuevo blog.
Gracias a ti, Celeste, por tu entusiasta y certero comentario. Sí, creo como tú que la expresión de la protagonista es el alma de la película puesto que ella es la que va cambiando lentamente, dándose cuenta del mundo tan agresivo y manipulado en el que vive. Cuando la visiones, comentaremos algún aspecto bastante sorprendente de algunos planos.
EliminarUn fuerte abrazo, querida amiga Celeste.
Ese tipo de películas hay que verlas muchas veces, porque tienen demasiada arte y les vamos captando nuevos elementos cada vez. Me encantan!!!
ResponderEliminarTe dejo un gran abrazo!
Bueno, Sara, eso quiere decir que te gusta. Visionarla varias veces requiere un trabajo meticuloso de apreciación de una imagen no captada, una frase cuyo significado requiere atención especial, etc. Me alegro haber acertado con esta película para que la puedas recordar, visionar por primera vez o estudiar aspectos importantes de la historia del cine.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Sara.
Interesantísimo. La conexión con la pintura me ha fascinado, porque la pintura es una de mia grandes pasiones...y el buen cine otra.
ResponderEliminarUn saludo a ti y a Mª Luisa.
Es una alegría compartida, Rosa. Se pueden señalar bastantes momentos de encuadres de la película que recuerdan a artistas de diferentes estilos, desde el XVII hasta la fecha de realización. Dreyer era un amante del arte pero también estaba entusiasmado con su tiempo, no solo con los grandes clásicos.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Rosa.
El poder de las imágenes en el cine de Dreyer, asimilando lo mejor del barroco: contrastes acusados, exageraciones pasionales y, sobre todo, la gran teatralidad de cada fotograma, es siempre fantástica. Una entrada que hace justicia a este cine "imborrable", en todas sus acepciones, según tu mismo lo explicas! Gracias por esta lección. Abrazo, Antonio.
ResponderEliminarCreo, Patzy, que de las tres grandes obras maestras de Dreyer sobre temas religiosos, esta es una de ellas. Su meticulosidad, atención por la lectura del espectador y su auténtica imparcialidad ante hechos históricos es de agradecer. Al igual que otros directores coetáneos, las pasiones y sucesos, casi siempre basados en la realidad, de escabrosa ecuanimidad son reflejados en la pantalla como imágenes poderosas, directas, expresivas y detallistas. Como a ti, el cine que denominamos clásico, es una fuente de aprendizaje de aspectos fílmicos que me resultan muy atractivos.
EliminarUn fuete abrazo, querida Patzy.
Me encantan las clásicas en blanco y negro. Por mi barrio es difícil encontrarlas en el video-club.
ResponderEliminarEs cierto, Marcos. Y lo peor, sin lugar para el desánimo, es que es muy probable que no las encuentres. Posiblemente, en centros comerciales especializados y a precios abusivos, las puedas solicitar. En cualquier caso, vamos a tener una charla particular.
EliminarUn abrazo, Marcos.
Gracias, amigo Antonio, ya tengo otra película para ver. Un abrazo
ResponderEliminarMe parece estupendo, querido amigo Enrique. Ya sabes que lo que encuentro por esos mundos informáticos, si lo quieres es tuyo. En cualquier caso, tendremos una charla vía mail.
EliminarUn fuerte abrazo, mi querido amigo Enrique.
que te puedo decir ante tu obra de arte
ResponderEliminarmuy poco
Mi admiración siempre hacia vos Sos excelente escritor y artista de tu blog
mil besos
Querida MuChA, muy agradecido. He sentido y disfrutado de: a) Todos tus besos; b) Tus halagos, que siento poner en tu conocimiento que no merezco; c) Tu entusiasmo por la publicación de la que espero que visiones la película si no lo has hecho con anterioridad. Eres una encantadora mujer.
EliminarUn fuerte abrazo, querida MuChA.
Es cierto, amigo Antonio, nada como la fuerza del blanco y negro, el dramatismo de sus sombras, la insinuación de la luz... que suerte tienes con el cine de verano, es una delicia, recuerdo los míos del verano en Valencia, veamos 4 películas seguidas, y nos quedábamos tan contentos...
ResponderEliminarBesos
Sí, María, en el cine de verano que recordamos era donde se proyectaban todos los “saldos” y reposiciones que procuraban nuestra evasión de lo cotidiano, limpiaban nuestra mente de problemas y de vez en cuando, solo de vez en cuando, hasta nos ayudaban a ligar. Como este es un cine de verano peculiar creo que no posee casi ninguna de las “cualidades” del que se proyectaba al raso. Sólo se proyecta una película, se puede comer un bocata pero con cuidado para que no caigan migas en el teclado, los argumentos son, algunas veces, sesudos aunque también se proyectan películas de risa o comedias desenfadas y, como no visionamos la película en pandillas de amigos y amigas, ni comentamos todo lo sucedido, de ligar, ni hablamos. Los cines de verano, que en muchos lugares de nuestra geografía continúan haciendo una labor única, han sido, son y espero que sigan siendo, las salas de la verdadera distracción desenfadada y alegre en las que pasamos muchas horas de nuestra juventud.
EliminarUn fuerte abrazo, querida María.
Aprender de un maestro como tú es un lujo.
ResponderEliminarNo dejaré de ver la película,querido amigo. Has abierto la puerta de mi curiosidad.
Bicos para tí,querido amigo.
Ohma, que encantadora amiga eres. Maestro de nada y menos de cine. Digamos que sí un poco peculiar: no cuento ni una sola palabra del argumento de la película, sólo hago notar aspectos que no se comprenden, en parte, si no visionas la película, me interesa mucho el aspecto sentido, el fílmico, que se basa en el buen hacer del aspecto cinematográfico, etc. Y creo que todo en connivencia con los amigos, que como tú, leéis con paciencia algunas frases incomprensibles hasta después del visionado del filme. Me alegro que te propongas ver esta obra maestra de Dreyer.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Ohma.
ResponderEliminar¡Feliz semana y genial comienzo a este mes de Julio!
Al abrir el telón a un nuevo día le he pido,
Todo aquello que te pueda hacer feliz
Y nada de lo que te pueda hacer infeliz….
Un abrazo amando
Y un beso soñando.
(He pasado a saludarte y tengo el placer de llevarme la tarea de ver la película, que recuerdo tiempo atrás cuando nos aconsejaste otra de tiempos ya perdidos en el tiempo, al estilo de esta en blanco y negro que nos tuvo el alma en un vilo hasta el final con el condenado tren...
Gracias por atrapar la curiosidad del visitante)
Atte.
María Del Carmen
Querida Gatita Coquetuela, ¡cuánto me agradan tus palabras! Posees la virtud de la perfecta, amable y cariñosa verso o frase que todos esperamos. Muchas gracias por haber visto aquella tensa película del tren y hacer un hueco, cuando puedas, para esta IV edición de Cine de Verano.
EliminarUn fuerte abrazo, querida María Del Carmen.
Que no, que no,que en la variedad está el gusto, que desde que descubrí el cine en color que se quite el negro, la vida es muy bonita, esplendorosa para vivirla en todo su esplendor, mejor con todo el arco iris.
ResponderEliminarCuando nos levantamos y luce el sol. salimos a la calle, a pasear a vivir
cuando no luce el sol no es lo mismo
Salud tocayo
Nada que añadir, amigo Toni, tocayo. Es cierto lo que dices… pero, siempre existe un pero para todo, en la etapa en la que la emulsión fotosensible sólo podía ser en negro, ausencia de color, y blanco, todos los colores, el cine denominado en blanco y negro poseía color: como poseía el blanco tenía todos los colores según la síntesis sustractiva y además, existía la gama de grises, con matices que no han sido superados, en determinadas escenas, por el color. En esta época dorada de las emulsiones en negro, la multinacional que consumía más plata en el mundo era Kodak y, por orden sucesivo las grandes empresas dedicadas a emulsiones fotográficas. El primer color, en Technicolor, exigía pintar los decorados, incluido el mar, con los colores complementarios para que la emulsión en colores primarios tuviese el tono natural que no captaba la tricromía sustractiva. Cuando el color se ha logrado en gamas minuciosas, ha sido con el cine digital y sus millones de tonos de color que ayudan a reforzar la acción e historia que se narra. Este proceso ahora es fácil y determina nuestra apreciación fílmica en función de la afinidad mediante colores. Es un truco más de la película, que no es malo, ni permite volver al negro, es… diferente. Es indudable que una película con un color cuidado, que exige un estudio de la luz muy serio, es una delicia. Así es, Toni, que estamos de acuerdo teniendo en cuenta el proceso histórico que nos ha traido hasta este momento.
EliminarUn abrazo, amigo Toni.
Me gustó la peli. Intensa. Pobres "brujas".
ResponderEliminarBicos.
Me alegro, Ohma. Sí, ¡pobres brujas! Sólo eran herbolarias casi incultas que recibieron de familiares o amigos los “secretos” de las plantas medicinales. En un mundo en donde la medicina era prohibida y las artes médicas procuraban más muertes que curas, estas personas lograban que se considerase místico un proceso simple. Lo peor: la delación, el miedo y la tortura. El terror por ser delatado por quienes querían tus bienes ante una cohorte de incultos fanáticos era inusitado. Ese, ese sí que era demoníaco.
EliminarUnas preguntas Ohma: ¿Te has fijado que las ventanas, hacia el final de la película, poseen visillos blancos? Las demás ventanas no los tienen. ¿Has notado que desde que el amor nace con decisión irrenunciable en el alma de Anne, las puntillas del cuelo son diferentes? Y el pelo, ¿has notado que lo lleva suelto y sin la retrógrada cofia? ¿Has apreciado sus ojos diferentes con respecto al momento que vive?
Por preguntar algo…
Un fuerte abrazo, querida Ohma.
Es un privilegio visitar tu blog, cuanto se aprende contigo, intensa la peli, sobre todo la mirada de la Ann, y la cobardía de Martin que parece desgargarse la culpa que siente frente a su padre la deja a ella a a merced de las alimañas. besos.
ResponderEliminarCierto, Amparo, muy cierto. Es un niñato que no ama ni ha aprendido a amar a toda una mujer, Anne. La cuestión es que, la prevaricación cometida por el reverendo por conseguir a una niña como esposa, los celos e irracionales mandatos de la madre, y saberse hija de una bruja (herbolaria conocedora de las plantas medicinales), encontrándose en un ambiente tan agobiante, hacen mella en la mente de Anne y cumple lo que le dice a Martin en el bosque: “… me gustaría que muriésemos juntos, que nos unieran a los dos en una felicidad sin fin…” Cuando la acusa su suegra de ser bruja, ella, en el final más terrible que se pueda imaginar, declara que es cierto y que Martin le ha ayudado… Consigue con ello el castigo de este niñato y su malvada familia y un fin en el que los dos se encontrarán juntos, creencia que sigue siendo real para ella. Una tragedia inesperada e inusitada en una amante. Me alegro mucho que te haya gustado, Amparo. Me das fuerza para que sigas con alguna más de las que se proyectarán.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Amparo.
Es que me haces ver tantos detalles, que no dejo de asombrarme.
ResponderEliminarNo conozco a nadie,que enseñe de esta forma tan especial, como lo haces TÚ.
GRACIASSS.
Besos
Me alegro mucho, Inma, de que te guste esta película. Sois los lectores quienes componéis lo que leéis porque yo me limito a procurar la recapitulación de los aspectos cinematográficos de los que, en este caso, un genial director procura a los espectadores los aspectos fílmicos. En cualquier caso, tu extrañeza puede surgir de no comentar el argumento jamás. Debe ser descubierto por quienes somos espectadores.
EliminarUn fuerte abrazo, querida Inma.