PABLO GENOVÉS
Antonio
Campillo Ruiz
La mayor libertad nace
del mayor rigor
Paul Valéry
Habitar
en el tiempo. Observar un presente que nunca tuvo pasado o, por el contrario,
un pasado sin futuro. Escuchar la imagen. Visionar los sonidos que conforman
una eterna salmodia que empapa los cambios que se producen en una arquitectura
peculiar, eterna, sin relación de estilos pero con el poder de escuchar, en el
eco de la sonoridad de sus recintos, palabras de reconvención, de dudas
irracionales y mandatos de obligado cumplimiento.
No
existe reconstrucción. La destrucción se encuentra íntimamente atrapada por su
propia obsolescencia. Todo fluye y todo se transmuta a causa de una potente
Naturaleza maltratada y despreciada por quienes están convencidos de una doma
que utiliza malos tratos, espavientos y grandeza mínima comparada con la
indomable fuerza de lo natural, lo que se transforma.
Nada
se desmorona si no es a causa de su propia debilidad o de la inseguridad de los
pequeños seres endiosados a imagen y forma de no saben quién pero convencidos
de su existencia. Una existencia eterna pero cambiante ante el lento oscilar de
la nave que viaja a velocidades inmensas e incomprensibles. Una existencia
pensada pero nunca vivida entre miles de formas, normas y una aparente
creatividad que muere con la misma rapidez con la que se ha concebido.
Movimiento sin movimiento ni en el espectador ni en la realización. Unas formas,
animadas e incluso mal adaptadas a la técnica, con defectos que el espectador
asocia a la propia imperfección perfecta de lo pretendidamente expresado y
difícilmente captado.
Pablo
Genovés y su padre, Juan, expresan, al unísono y en diferentes salas, sus
fantasmas, sus luchas, sus miedos, premoniciones imaginadas por Pablo y
experimentadas por Juan. Conocidas pero olvidadas por muchas personas que, a
causa de su dejadez, se pueden encontrar con una repetición de vivencias jamás
asumidas y causantes de un agónico paso del tiempo en la obra de Juan Genovés, expresado
en la publicación precedente. Tiempo detenido y tiempo imaginado por Pablo
Genovés, veloz, destructor e imaginado en una realidad tan virtual como el medio de representación.
Antonio Campillo Ruiz
Es importante visionar el vídeo a plena pantalla.
LA VIDA ETERNA II from Antonio Campillo Ruiz on Vimeo.
Grandioso eres.
ResponderEliminarBesos a millones
Querida Inma, siempre es muy agradable que valores, a modo de D. Miguel de Unamuno, estas personales apreciaciones acerca del arte y los artistas.
EliminarUn gran abrazo, querida Inma.
¿Entiendes por qué te llamo maestro, maestro Campillo? Eres un primor, amigo. Tu composición del tema, redacción, extractos recogidos y vídeo ... amigo, ¡¡¡Eres un maestro!!!
ResponderEliminarEnrique, que sepas que te quiero y te agradezco, como a Inma a modo de D. Miguel de Unamuno, tu salero y tu perfecta visión del arte y estos autores que poseen una imaginación cada vez más desbordante. Ya sabes que lo mío es tuyo, especialmente, y de todos los lectores en general. Y haz el favor de no llamarme con tu nombre. En la Bloguería sólo hay un Maestro: Enrique Tarragó Freixes.
EliminarUn abrazo, querido amigo.
Gracias, amigo Antonio, casi has conseguido emocionarme.
EliminarFeliz viernes la nuit.
Realmente impresionante el vídeo. Cada vez me convenzo más de lo que he comentado.
ResponderEliminarTía Conchi, ¡cuánto me alegro de encontrarte por estas páginas! Te echaba de menos. Creo que es interesante que apreciemos todo lo que sentimos al percibir una ruptura con nuestra sempiterna forma de comprender lo diferente y bello.
EliminarUn gran abrazo, Tía Conchi.
Ya no sé si es la exposición o eres tu. De cualquier forma, impresionante maestro.
ResponderEliminarYa no sé si es la exposición o eres tu. De cualquier forma, impresionante maestro.
ResponderEliminarUn vídeo maravilloso.
ResponderEliminarMil felicitaciones.
Un fuerte abrazo,
Vi y admiré - Yo estaba tratando de aprender ...
ResponderEliminarGracias, el resultado de "Eko-Jorina '.
saludos
Eko
Finlandia / Laponia / Kuusamo
Buenos días Antonio, para quien le guste lo "retorcio", encontrará en las exposiciones de Pablo Genovés buenos motivo para comerse el coco, desde luego su obra se sale de lo normal
ResponderEliminarSalud