UNA
TERTULIA A LA QUE DEBEMOS ASISTIR
Antonio Campillo Ruiz
¡¡¡FELICIDADES, QUERIDA REPÚBLICA ESPAÑOLA!!!
Hoy,
día de tu cumpleaños, aunque ya conoces estas anecdóticas reuniones, permíteme
que recuerde una de las tertulias distendidas pero apasionadas en la que varios
pensadores exponían pensamientos que todos podían valorar, criticar, aceptar o
modificar. Si, así es, esto que en la actualidad es pura retórica,
impertinente, plagada de ansias de poder por el poder y que posee grandes
deficiencias por no aplicar los principios básicos que deberían regir el pensamiento
y actos humanos.
La
mañana estaba clara y el sol lamía con suavidad a hombres, plantas y templos
cuando, en la casa que Polemarco, hijo de Céfalo, poseía en el Pireo, Platón
garabateaba unas notas y memorizaba gran parte de las opiniones que su amigo y
maestro Sócrates, con su claro método mayéutico alumbraba aquellos espíritus a
los que se refería, mientras Céfalo, padre de Lisias, el propio Polemarco,
Eutidemo, Trasímaco, Carmantides, Citafonte y Adimanto, opinaban e intervenían
en aquella larga y habitual charla. El diferente pensamiento de todos y cada
uno de los presentes, desde sofistas hasta críticos de Platón, imponía un
respeto y pluralidad dignos del mérito de un diálogo abierto.
Sócrates,
al analizar la justicia plantea que, si la justicia consistiese en decir la
verdad y dar a cada uno lo que le corresponde, entonces estamos siendo justos
al negarle a quien confió en nosotros su arma al encontrarse valedor en una
hipotética pelea y solicitarnos su arma para dirimir el entuerto. ¿Se cometería
un acto justo sabiendo que se encuentra en un estado tan alterado que le
convierte en un ser irracional? Sócrates concluye que devolverle el arma en tal
estado sería muy injusto e incluso nunca se le debe decir la verdad del motivo.
Trasímaco
expone que la justicia es “lo que le conviene al más fuerte”, aspecto con el
que , Sócrates está de acuerdo. Trasímaco, siguiendo con su argumentación,
afirma que el hombre justo sufre en todo lugar y, por el contrario, el hombre
injusto siempre saca provecho de todo, así que, reprochar la injusticia no se
hace por miedo de cometerla, sino por temor a sufrirla. Así pues, la justicia
no se practica en beneficio de los demás, sino en el de uno mismo.
“Los hombres buenos no apetecen el gobierno por las
riquezas ni por la honra, porque no son ambiciosos. Ahora bien, el mayor
castigo para un hombre que no se decide a gobernar, es el de ser gobernado por
otro inferior que él. Ese castigo empuja a los hombres de bien a intervenir en
los asuntos públicos e interactuar mezclados con los ineptos, no por interés
personal, ni por placer, sino por necesidad”
Platón
establece que La República es un ejemplo de subordinación del individuo al
interés de la comunidad, bajo un régimen que hace cumplir la justicia, virtud
prioritaria para Platón de entre las cuatro en las que reside la perfección del
Estado:
La Templanza, El Valor, La Prudencia y La Justicia.
La Templanza es la justa medida intermedia, la que debe
moderar los sentidos para que se impida la existencia de extremos.
El Valor se debe entender como la no cesión ante hipotéticos
enemigos, sea cual sea la presión que éste infrinja.
La Prudencia, nacida de la sabiduría, el más alto grado del
conocimiento, conduce a una conducta racional en la vida social en común.
La Justicia colabora estrechamente en una conducta
social en la que cada hombre debe ocuparse de los asuntos propios y quienes
están al servicio directo de la sociedad no debe tener intereses distintos al
de realizar un buen gobierno.
Platón
termina su intervención afirmando que La Educación es el factor que decide la
labor social que debe poseer el individuo, según sus méritos y aptitudes,
siendo esta imprescindible y necesaria para establecer un bienestar social que
alcance a todos los individuos de la comunidad.
¡¡BIENVENIDA, REPÚBLICA ESPAÑOLA!!!
Antonio Campillo
Ruiz
Feliz aniversario, maestro. Feliz y un abrazos.
ResponderEliminarRepublicanos al poder, querido Maestro Campillo. esta loa de hoy no hace más que aumentar tu condición de poeta, de romántico recalcitrante y de gran amante de lo que se ama de verdad.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, amigo
Felicidades!!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Es curioso, por decir de alguna manera, que en el siglo XXI se siga ejemplarizando a los antiguos filósofos....
ResponderEliminary lo hacemos dando un espectacular salto en el tiempo y queriendo hacer encajar hoy y en nuestra sociedad, sus pensamientos...porque no progresa el hombre en pensamientos espirituales???
Ayer, hacia tiempo que no lo hacía, estuve leyendo la letra del Himno Republicano...me gusta la música, suena bien, siempre me gustó; en cambio la letra, la encuentro retorcía. Y que decir de las banderas, hasta cuando vamos a seguir dejándonos llevar por unos colores? Y todo esto lo digo sin ninguna convicción, es que los hombres somos contradictorios por naturaleza, me respondo a mi mismo.
Un abrazo amigo Antonio
Menudo problema el de la justicia, Antonio. Me ha gustado, no la conocía, la cita que apoya esa idea de que "es lo que le conviene al más fuerte”. Quizás por eso se suele decir, como hace El Roto con otras palabras, que a menos justicia más milicia, que es, quizás lo que prefiere el fuerte.
ResponderEliminarUn abrazo.