EL
MINIMERCADO DEL RÍO COCODRILO
Antonio Campillo Ruiz
Una línea
del cielo de intenso color verde ocupa las riberas del río Cocodrilo, en la
intrincada selva de Guatemala. Sorprende apreciar cómo la lucha por la
subsistencia de las diversas especies vegetales es competitiva pero sin dañarse
entre ellas. La búsqueda de luz para poder realizar las funciones vitales
específicas de los vegetales es dura pero no destructiva. Así, las riberas del
río Cocodrilo se encuentran plenas de especies que ocupan la totalidad de la
tierra donde se aferran, donde consiguen los pocos elementos minerales que
necesitan. Apreciar este entorno desde el propio río favorece una visión de los
altos acantilados calcáreos que poseen formaciones rocosas erosionadas por el
agua del río, la de la lluvia y las raíces que horadan la débil roca y cuelgan
de ella hasta el precipicio. Cárcavas cual techos de cavernas desplomadas dejan
entrever que la roca también posee una influencia decisiva en la conformación
de las riberas y se deja cortar y excavar para favorecer la plenitud de las
plantas que la cubren.
El
manglar, hincado profundamente en el lecho arenoso y degradado por el agua
acoge, a su vez, a los habitantes humanos ribereños que poseen unas viviendas
fabricadas por ellos con los materiales que la selva les proporciona. Esta
riqueza en fibras y maderas ha favorecido que, con el paso del tiempo, su
utilización por quienes las conocen y saben obtenerlas de las plantas a las que
pertenecen, se haya convertido en un arte de cestería, tallado y utilización de
las propiedades físicas y químicas de las composiciones de todos y cada uno de
los utensilios que, desde su mínimo mercado, ofrecen a vecinos y visitantes. La
pericia y la perfección de acabado supera sin paliativos la de cualquier
máquina que se diseñe para ello. Los cimientos de su pequeña empresa se
encuentran entremezclados con las potentes raíces del manglar y es desafortunado
no encontrar a estos artistas que cuidan con esmero la selección de materias
primas y su posterior transformación en utensilios sin los que la selva, ruda e
implacable, impediría la supervivencia en ella.
Objetos artesanos adquiridos en
el río Cocodrilo
en su lugar de decoración
La
modernización progresiva de lugares cuasi inexplorados favorece la ocupación
por seres humanos que deben adaptarse lentamente a este entorno, no sin dejar
huella de su aprendizaje como exponente de su cultura anterior. Lentos pero
inexorables procesos de contaminación pueden crear desequilibrios irreparables
en un ecosistema tan frágil como, aparentemente, potente se nos presenta. Es
obligación de todos los nuevos conquistadores respetar y evitar la degradación
de un río y un entorno únicos y de belleza estremecedora.
Realmente. Un lugar maravilloso. Me gusta que se preserve la Naturaleza y los habitantes de la región con esas artesanías tan especiales. No conozco Guatemala. Gracias, Antonio por este recorrido.
ResponderEliminarUn abrazo
Los últimos paraísos de la tierra, que lindo!! y al parecer según oigo en el vídeo, solo hay o había un solo cocodrilo en el río , de ahí su nombre?
ResponderEliminarUn abrazo Antonio
Viajar contigo es un enorme placer, amigo Antonio ... por muy largo y duro que parezca, iría contigo si fuera capaz ... de momento solo envidia, sana envidia
ResponderEliminarExtraordinarios reportajes que me dejan con la boca abierta. Qué riqueza, qué variedad, qué maravilla de planeta poseemos. Merece que lo cuidemos y que lo puedan disfrutar y transmitir como tú lo haces generaciones y más generaciones.
ResponderEliminarLa pena es que el vídeo se ve cortado, a tramos. Hay alguna forma de resolver este problema?
Gracias.
Hermosos sitios, gracias por compartirlo
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