UNA CIVILIZACIÓN AL BORDE DEL FRACASO.
Antonio Campillo Ruiz.
La irracionalidad de muchos homínidos nos ha llevado al borde de un colapso que aparentemente ha pasado. No es así. Cuando Carl Sagan realizó Cosmos, el mundo sufría la nefasta e inútil “guerra fría”. Una guerra no declarada que aterrorizó a quienes seguían viajando con los poderosos en una única nave: La Tierra.
No era posible salir de ella y dejar a los locos culpables de un retroceso científico y social como en pocas etapas de la historia ha sucedido. La inutilidad del empleo de grandes cantidades de científicos en el oficio de matar ha sido tan ineficaz que ha supuesto un grave retroceso en aspectos que podrían ayudar a los humanos en su evolución hacia una felicidad y paz duraderas.
Desde los albores del pensamiento científico se han perdido tantas oportunidades de racionalizar el avance evolutivo de los homínidos, que casi nos encontramos como al principio de iniciar nuestro salto hacia una sociedad con una estructura adecuada a la realidad de dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos.
Debemos fijarnos en investigaciones rechazadas por los mismos irracionales que se han ido sucediendo en le historia. No escuchar a los científicos en cada época, desautorizar sus descubrimientos, anatemizar sus hallazgos ha supuesto, en muchas ocasiones, miles de años perdidos, y jamás recuperados, en la larga etapa de la evolución humana.
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