URIEL DA COSTA
María Luisa
Arnaiz Sánchez
Victor Brauner
Uriel da
Costa no admitía la resurrección de los muertos y, una vez en los Países
Bajos donde la libertad de conciencia era una realidad
incuestionable, fue una víctima moral de la comunidad hebrea. Había nacido en
Oporto en 1585 en el seno de una familia española, los Acosta, que marcharon a
Portugal tras la persecución de los conversos en España, y fue bautizado como
Gabriel. Según declara en “Exemplar humanae vitae”, sus memorias hológrafas,
llegó a un punto en que, desesperado por la salvación, se pasó al judaísmo y
abandonó el cristianismo.
The strange case of Mr. K, Victor Brauner
En 1640, al acabar
el manuscrito, se pegó un tiro porque no pudo sufrir la presión de sus
correligionarios. “Desaparecido” por los judíos, debido al “herem schamatha” -la pena de exterminio
que dictaminaron contra él-, no se supo de su existencia hasta 1857, cuando, tras
ser despegada la cubierta de un libro de contribuciones a la comunidad
hispano-portuguesa de Ámsterdam, se descubrió que el volumen era su “Exemplar
humanae vitae”.
El triunfo de la duda,
Victor Brauner
Su caso es
espeluznante y más teniendo en cuenta cómo una congregación religiosa persiguió
a un ciudadano libre y lo sometió a toda suerte de vejaciones y castigos. De su
narración se deduce la existencia de un Estado dentro del Estado, asociado al carácter antisemita de los que se llamaban “nación de Israel” en Ámsterdam.
Siendo imposible silenciarlo, se lo ha tildado de loco, consecuencia del
totalitarismo de ciertas religiones y creencias.
Preludio de la
civilización, Victor Brauner
“Comoquiera que
considerara ciertamente poco digno caer en tal temor (ser separado de la
comunidad), yo, que por la libertad había
renunciado al suelo natal y a tantos otros beneficios…decidí mejor soportarlo
todo y persistir en la sentencia”. Pierre Bayle dice en el
“Dictionnaire historique et critique” que Uriel cometió el error de
menospreciar “la fuerza constrictiva de
una comunidad religiosa”, pues no calculó las consecuencias coercitivas
morales que este tipo de asociaciones ejerce cuando un miembro decide abandonar
o retornar al seno de ellas. Uriel comprobó que las cadenas de quienes se atribuyen
el control de las almas son peores que las de los tribunales de justicia.
Retrato en grupo,
Victor Brauner
Precioso. Con tu permiso, lo coloco en el face.
ResponderEliminarSe me ha puesto la carne de gallina. ¡Caramba!
ResponderEliminarUn beso para ti, Marisa.
Con todos los permisos que quieras,Mariano. Abrazos.
ResponderEliminarAunque todas las memorias tengan parte de ficción, si lees el "Exemplar" te sublevas. Me alegro de tu vuelta y de tu pluma, Isabel. Besos.
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