LOS NUEVOS HERMANOS
SIAMESES
Antonio Campillo Ruiz
Los gemelos Oyens,
David y Pieter Oyens
Era una mujer que
tuvo dos hijos gemelos y unidos a lo largo de todo el costado.
- No podrán vivir -
dijo un doctor
- No podrán vivir -
dijo el otro, quedando desahuciados los nuevos hermanos siameses.
Sin embargo, un
hombre con fantasía y suficiencia, que se enteró del caso, dijo:
- Podrán vivir…
Pero es menester que no se amen, sino que, por el contrario, se odien, se
detesten.
Y dedicándose a la
tarea de curarlos, les enseñó la envidia, el rencor, los celos, soplando al
oído del uno y del otro las más calumniosas razones contra el uno y contra el
otro, y así el corazón se fue repartiendo en dos corazones, y un día de un
sencillo tirón los desgajó y los hizo vivir muchos años separados.
Óscar Wilde, “Los nuevos hermanos siameses”
Un texto muy convincente y muy apropiado, ya sabes, para recitarlo en las clases de "neurosensología emocional" que aunque aún no se si se imparte, debiera.
ResponderEliminarEstá claro para mí el propósito que perseguía Óscar Wilde: demostrar la fuerza del mal, el odio como pasión que alimenta la vida.
ResponderEliminarUn abrazo, querido Antonio.
Pues sí, se deberían impartir, Enrique.
ResponderEliminarEntre Óscar Wilde y Brian de Palma, muchos años después y sin motivo de comparación, con "Hermanas", 1973, nuestras pobres mentes necesitan "neurosensología emocional" en clases de choque.
En cualquier caso, Enrique, aplíquese a la sinrazón de la maldad y a la separación en cualquiera de los ámbitos de la vida.
Un abrazo, Enrique.
Es posible, Isabel, es posible.
ResponderEliminarCreo que capto e interpreto, a través de la obra de un escritor, aquello que pertenece a mi personal visión y que depende de tantos factores que sería un dislate enumerar. Es más, su dependencia del momento, del instante, en el que leo es fundamental.
Esta parábola de la separación, de la duplicidad y de la insistente e impertinente creencia de la lucha entre el bien y el mal creo, como tu, que es un magnífico relato de Óscar Wilde.
Un fuerte abrazo, querida Isabel.