EL CORTEJO
María Luisa
Arnaiz Sánchez
Valentina, Andrea Mosley
Publiqué en febrero
unos retratos que Goya hizo a la reina María Luisa de Parma y a la duquesa de
Alba con sendos parches en la sien. No eran sino mensajes cifrados de cara a
los galanteadores y así lo expuso el marqués de Valdeflores en un librito
sobre el “cortejo”, por el que fue a las cárceles de la Inquisición : si el
lunar postizo estaba en la sien izquierda significaba que la dama ya tenía “cortejo”,
si en la derecha, que aceptaba otro, si no llevaba ninguno, que estaba libre.
Daniele, Andrea Mosley
Dice el DRAE que
“cortejo” significa “persona que tiene
relaciones amorosas con otra”, pero hay que aclarar que el “cortejo” solamente
se toleraba en las mujeres casadas, nobles y burguesas, porque el pueblo llano
reaccionó contra las modas que consideraba foráneas. Hablar de “cortejo” es hablar de la necesidad que sentía la
mujer de ser libre (pasaba de la tutela del padre a la del marido) pero,
horror, se vuelven los ojos al código amoroso del “amor cortés” y persiste la
represión sexual en la católica España. Consentido por los maridos, el “cortejo”
tenía unas pautas: por la mañana asistía a la toilette de su cortejada mientras le contaba chismes, la acompañaba
en sus salidas, le regalaba lo que pedía, y le daba conversación, no siendo
raro que esta tarea la ejercieran religiosos, que eran “jóvenes y de buen parecer” se quejaba Gabriel Quijano en “Vicios de
las tertulias”. En esta relación el adulterio era usual: “otras mil putas de elevado timbre / con altos y excelentes tratamientos
/ … satisfacen el lánguido apetito / con pajes, con abates y cortejos”
escribe Nicolás Fernández de Moratín en “Arte de las putas”.
Portrait, Andrea Mosley
Es curioso ver como cambian las "costumbres" y los significados con el paso de los años. Bien en saberlo.
ResponderEliminarSi la del "cortejo" no ha perdurado se debe a la libertad que la mujer ha conseguido pero cuánto gustan a los quince años los "chevaliers servants".
ResponderEliminar¡Qué alegría saber de ti! Un beso, Pilar.
Menos mal que no persiste el uso del cortejo tal y como nos lo cuentas. (Me parto de la risa de pensar que, en nuestros tiempos, alguno acudiera a nuestros baños a contemplar nuestro aseo).
ResponderEliminarLo que sí es cierto es que la palabra pervive y se utiliza para referirse a esos primeros pasos que se dan en la relación amorosa. Ojalá la conservemos: es una palabra bonita y muy elocuente.
Las pinturas de Andrea Mosley parecen fotografías. Qué naturalidad, qué pincel...
Un beso grandote, querida Marisa.
Me has recordado temas de protocolo sobre los que tendré que hablar.
ResponderEliminarEn cuanto a la palabra creo que ya solo queda en los textos literarios y no es de uso común.
Muchos besos, Isabel.