SERVIDUMBRE, EXPLOTACIÓN
Y GALDÓS
La denuncia de una historia doméstica de asedio sexual, seducción, abusos, explotación y corrupción, no es anecdótica en la película “Tristana”. El filme posee dos aspectos que son complementarios: drama y crítica social. Galdós denuncia, a través de la novela, la injusta condición reservada a la mujer a finales del XIX, poseedora de una larga tradición de marginación, sometimiento, explotación y carencia de derechos. Los movimientos sufragistas y reivindicativos emergen en la segunda mitad del XIX. La reacción contra las reivindicaciones de los grupos activistas fue en España de una virulencia desproporcionada y de una crueldad que hoy resulta casi inverosímil. En el marco de estas circunstancias, Galdós escribe la novela como instrumento de denuncia y de movilización. La adaptación de Buñuel de la novela para el cine conserva su espíritu reivindicativo, que traslada a unos cuarenta años después.
El enfrentamiento del espíritu independiente
de Tristana (Catherine Deneuve) y la
falta de escrúpulos de D. Lope
(Fernando Rey) proporcionan la base del desarrollo de un drama que el espléndido
guión dosifica y gradúa con habilidad. Buñuel realizó una elección de actores
especialmente acertada: Nadie mejor que Fernando Rey para encarnar al personaje
de D. Lope, una especie de anarquista,
revolucionario, vago y lujurioso, pero con un porte y presencia propios del
mejor Don Juan. Por otra parte, una bellísima Catherine Deneuve que encarna, con
una sutileza propia de sus interpretaciones con Buñuel, al personaje de Tristana, que evoluciona lenta pero
premeditadamente, de la inocencia angelical a la frialdad más oscura. Y
completando un trío de lujo, Lola Gaos, magnífica en su interpretación de la Trotaconventos de Tristana, la servicial y abnegada Saturna, espejo de toda la servidumbre de la época que soportaba
estoica los desprecios y maltratos del amo/patrón de turno.
Si bien en un solo
plano existe un atisbo surrealista, Buñuel lo aparta de la estructura general
de la película para dedicarse a la fidelidad de la obra que adapta. No por ello
deja de mencionar todos y cada uno de los aspectos que se han repetido en su obra cinematográfica: engaños, simbología fálica, fetichismo, exhibicionismo, frialdad sin pasión ante el
sexo, traiciones y una caballerosidad mal interpretada y obsoleta. La
religión, otra de sus perennes denuncias, sigue siendo una mezcla entre la beatería y
los rituales inútiles a los que hace referencia D.Lope en reiteradas ocasiones.
El tratamiento del color es muy acorde a la época, así como acertada es la elección de localizaciones, reflejando fidedignamente el entorno mayoritariamente rural que caracterizaba al país. Y Buñuel enriqueció el guión no olvidando una ambientación propia del momento histórico, en el que escenas como las tertulias intelectuales, de críticas sociales o humanas en el café, los chismorreos de las mujeres en los patios o las reuniones de fieles en la iglesia, eran el entretenimiento de muchos terratenientes que tenían por profesión ser ricos.
Es importante visionar la película a plena pantalla
Las dos películas las hemos visto en su momento y aún hoy al hacerme recordar aún siento esa sensación de presión interior al salir de la sala después de verlas.
Además hay una escena muy curiosa de Lola Gaos en la cual más de una vez recordamos en casa, cuando algo sale de lo corriente por estrambótico que resultó al ser tocada por la mano directiva de Buñuel...
Antonio, te voy a nombrar a paratir de hoy y para siempre un critico cinéfilo de primer orden.
Amigo un cordial abrazo, deseando tengas un genial comienzo de semana.
Atte.
María Del Carmen
Grande, Luis Buñuel, donde los haya. Siempre me asombró su capacidad para reflejar en la pantalla la crítica social, su azote pertinaz a la burguesía y la iglesia católica, envuelta en ese singular surrealismo. Aunque te reconozco que lo pasaba mal viendo, por ejemplo, “Un perro andaluz” con el ya famoso y perturbador corte en el ojo, por mencionar alguna, ya que rara es la película que no me sobrecogía de una u otra forma .
ResponderEliminarSu cine, en general, cautivaba y molestaba a la vez y la adaptación cinematográfica de la novela de Pérez Gladós no podía ser menos.
Siempre que vuelvo a ver alguna de sus películas me sigo sorprendiendo como si fuese la primera vez.
Gracias, querido Antonio, por seguir abriéndonos las puertas de tu particular y magnífico cine de verano.
¡Voy por las pipas y vuelvo!
Un abrazo
Me impresionó esta película, Antonio. Gracias por traerla aquí, a nuestro cine de verano.
ResponderEliminarUn clásico, Antonio, al menos para mí. Fue de las primeras películas que vi de Buñuel y, con ella, ya me enganchó el aragonés para siempre.
ResponderEliminarNo me importaría volver a verla. A ver si vuelvo con tiempo, que llevo una temporada....
Un abrazo enorme, querido Antonio.
Desde luego dominas el tema de la critica cinematografica, da gusto leerte.
ResponderEliminarHas realizado un trabajo excelente, Antonio, como todo lo que haces. Te tomas tu tiempo y disfrutas de tu trabajo.
ResponderEliminarDifiero de ti en lo que dice que tanta brutalidad es hoy inconcebible . ¿Qué me dices de los niños de Córdoba?
Puede que algo haya cambiado puesto que las mujeres hemos evolucionado y esa brutalidad no siempre puede manifestarse. Porque no les dejamos. Creo que la procesión va por dentro.
Recuerdo cuando vi esta película por primera vez. Qué bonita, y la de Viridiana, en un cine de Arte y ensayo.
A poco que pueda la volveré a ver.
Un abrazo, amigo.
Me gustó mucho,la verdad es que ya no la recordaba muy bien, casi fue como verla de nuevo. El actor que interpretaba al mudo está genial y la ciudad muy bonita.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, querido amigo.
Tengo que reconocer que todavía no he visto ninguna pelñicula de Buñuel, error imperdonable que tengo que subsanar en cuento pueda.
ResponderEliminarLas novelas de Galdó, como las de Delibes, por ejemplo, son susceptibles de llevarse a la gran pantalla porque relatan problemas atemporales, profundos y sin embargo cotidianos.
Un saludo