REINAS

UNA SOPA CON DEMASIADOS INGREDIENTES

Antonio Campillo Ruiz

   Uno de los géneros cinematográficos de mayor dificultad de rodaje y posterior éxito, es la comedia. No existen directrices para que una comedia llegue al espectador fresca, desenfadada y divertida. Sin embargo, ayuda en gran medida, unos buenos actores, un guión tan simple como desenvuelto y casi osado, una puesta en escena igualmente sencilla, poco compleja de exposición narrativa y jamás oportunismo temporal momentáneo. “Reinas” de Manuel Gómez Pereira, 2005, posee ingenio en muchos de los diálogos, situaciones que son interesantes, un elenco de actores consagrados que realizan sus trabajos, diría que personalmente, pero también posee vías de agua que se deben achicar, para poder alcanzar un resultado, por el propio espectador. Ayuda a mantener una línea narrativa que es muy peculiar por querer abarcar a una masa coral tan grande y, además, desentrañar de todos y cada uno de los grupos los aspectos más característicos y particulares. Ello, provoca en el espectador una duda por no saber si decantarse por la comedia de enredo o el drama sentimental, quedándose con un conjunto que todo lo contiene pero no se puede dilucidar con claridad cual de los dos es preferible.

  

   Es un filme simpático, que lleva a la indulgencia, pero eso es algo que, por desgracia, es recurrente en el cine español: buenos planteamientos, mejores intenciones y unos resultados regulares. En este caso los resultados no son tan malos como en otras ocasiones pero, al final, las tremendas pretensiones que recorren toda la obra, ni siquiera sirven como homenaje a sus estupendas protagonistas femeninas que son las que la salvan y la sitúan en el terreno de la complaciente indiferencia. Ofelia (Betiana Blum), Magda (Carmen Maura), Reyes (Marisa Paredes), Helena (Mercedes Sampietro) y Nuria (Verónica Forqué) conforman un quinteto de “Reinas” de la interpretación con unas personalidades tan excéntricas como entrañables. Son madres de varones atractivos, son modernas y viven muy ajetreadas. El destino les ha reservado una fantástica sorpresa. Sin lugar a dudas, lo más atractivo de esta cinta, poder ver a estas grandes actrices juntas, aunque hubiese sido algo memorable una interpretación conjunta con otro guión.

   En cada fotograma que aparecen llenan la pantalla de luz y saber estar ante una cámara, exponiendo sus diferentes personalidades: tensión y nerviosismo a causa de sus intervenciones invasivas (Ofelia), egoista e intolerant(Reyes), inestable e inoportuna (Nuria), fría y desatenta (Magda), distante y homofóbica (Helena). Son mujeres de diferentes clases sociales, de diferentes niveles educativos, que se ocupan de oficios muy diversos y que han de afrontar problemas urgentes para llegar compuestas a una gran cita. Pese a todo, son muy similares sus reacciones de celos y de rivalidad con los futuros yernos. La ninfómana Nuria y la entrometida Ofelia soportan gran parte de los gags cómicos. Destaca la elegancia de Reyes, la discreción (con tormenta interior) de Helena y la fortaleza de Magda.

    La intromisión de situaciones sociales y de amistad, intentan ofrecer una crítica inteligente de postulados moralistas conservadores y su resultado, casi acaba siendo aún más conservador del que pretende criticar. Una cámara bien manejada y con bastantes puntos de vista muy oportunos, junto a una música que, pasando casi desapercibida, se deja oír, componen aquello que se pretendió mostrar: una película pensada para entretener y agradar, exagerando la apuesta a favor de una normalización social acosada por prejuicios y consignas doctrinales.

Es importante visionar la película a plena pantalla. Regúlese el sonido.