PODER Y TERROR
Antonio Campillo Ruiz
A las siete de la
tarde, cuando la noche se cierra sobre Baibokoum, un equipo de Médicos sin
Fronteras se encuentra a unos treinta kilómetros de la frontera con la
República Centro Africana. Cada día, el equipo hace el viaje de ida y vuelta
entre Baibokoum y Bitoye, una localidad de 10.000 habitantes que ha visto cómo
su población se doblaba con lmiles de personas que han llegado a pie o en
coche, buscando refugio en Chad, tras huir de la violencia en la República
Centro Africana.
En este campamento
de refugiados de Chad, Médicos sin Fronteras inició sus actividades hace tres
semanas, con la puesta en marcha de un centro de salud primaria. Con cien
consultas al día, la sala de espera nunca está vacía. Mujeres y niños,
mayoritariamente, esperan con paciencia sentados en bancos o en esteras bajo un
mango. Una madre amamanta a su bebé de apenas un mes. Explica cómo tuvo que
huir, descalza, hacia el bosque con sus siete niños después de que los
anti-Balaka atacaran Bocaranga, el pueblo donde nació. La misma historia se
repite con otras mujeres, que han llegado aquí buscando protección. Muchas de
ellas son Fulani (Peuhl). Sus maridos o bien se quedaron atrás con el poco
ganado que les queda o bien están muertos. “Nunca había visto algo similar”,
dice Aaron Zoumvournai, un medico de MSF al cargo de evaluar la situación en
Bitoye, Goré y Sido, los tres lugares principales de entrada a Chad para
refugiados llegados desde RCA. Describe las heridas que presentan los
refugiados, principalmente de Bangui: niños con cicatrices en las cabezas fruto
de machetazos, una niña a la que amputaron dos dedos con tijeras como
“recuerdo”, heridos de bala y evidencias de tortura.
Explica la historia
de un paciente en el centro de salud de Bitoye que fue transferido más tarde al
hospital de Baibokoum. “Llegó de una población cerca de Bouar. Ese día estaba
solo en casa cuando los anti-Balaka atacaron su pueblo. Incendiaron su casa.
Cuando intentó escapar por la ventana vio como atacaban con machetes a cuatro
personas, como las mataban. Se preguntó cuántos estarían muriendo, quemados,
por miedo a salir de sus casas. El paciente salió y fue capturado por los
anti-Balaka, que le obligaron a poner los pies en un barril ardiendo. De no hacerlo,
le hubieran matado. Cuando se hartaron de la tortura, se fueron”. Alguien lo
dejó al lado de la carretera, donde un camión que iba camino a Chad lo recogió.
No sabe qué ha sido de su familia, pero visto lo sucedido en el pueblo, no
tiene ninguna esperanza”. En Goré son seis mil las personas que se hacinan
alrededor del hospital. Muchos de ellos provienen de Bossangoa. Duermen en el
suelo y se procuran un techo con ramas y telas. Cuando lleguen las próximas
lluvias, se quedarán sin nada. Un anciano para al equipo y explica que acaba de
llegar de la frontera esa mañana, a pie. Un poco más adelante una mujer se
acerca con un bebé, minúsculo, en sus brazos. Dio a luz, prematuramente, y no
tiene leche. “El niño sólo tiene un problema: hambre”, dice Francis Koné,
médico de MSF en Chad. El bebé no ha comido nada en dos semanas. Es inaceptable
lo que sucede en el sur del Chad con los refugiados de República Centro Africana
¿Cuándo escucharemos una voz alta y clara demandando su defensa en esa
institución mundial denominada ONU, que se constituyó para salvaguardar la paz
y no el poder del terror por las armas que se posean?Consejo de Seguridad de la ONU
Consejo de Seguridad de la ONU
Asamblea general de la ONU
Refugiados bajo el poder
No hay palabras para agradecer la gran labor de éstos héroes. Del Consejo de seguridad de la ONU, ya sabemos demasiado lo que realmente podemos esperar.
ResponderEliminarsi hay pan para mí, no miro hacia atrás, a los que rebuscan mis migajas.
ResponderEliminarLa tortura, algo peor que la muerte, física y psicológica, pues van unidas, NO COMO LAS NACIONES UNIDAS, separadas por lunios intereses particulares, y tan sólo unificadas por el poder. ¡Hay instituciones que han quedado obsoletas!, ¡nos hemos acostumbrado tanto a estas imágenes del hambre en Africa (por poner un ejemplo), que no suscitan en nosotros la más mínima compasión. ¡HUMANIDAD!, ¿DONDE TE HAS METIDO?
Historias para no dormir, amigo Antonio, Así es de grande la hipocresía del mundo occidental al dejar que esto, simplemente, siga pasando
ResponderEliminarLamentablemente que aun siga pasando esto, en el siglo que estamos...
ResponderEliminarInhumanidad por doquier, es vergonzoso.
Y a lo peor ni esperanza de que esto se arregle...
Besos muchosss
Imposible asimilar que sucedan estas cosas.
ResponderEliminarRealmente doloroso.
Un abrazo enorme. Feliz domingo.
Podrían parar estos hechos atroces, pero no lo hacen. El porqué escapa a la más mínima lógica humana. Eso sí, meten las narices, TODOS LOS HIPÓCRITAS en Ucrania, pero en estos dos paises NO!
ResponderEliminarY el Papa qué coño hace?
Dios qué poco me gusta este mundo!
Mil bicos, querido amigo.
Lo más importante Antonio es que no nos acostumbremos a que estas imágenes son parte de lo normal en el mundo y bueno... total yo no vivo allí. ¿No? Es importante que surgan nuevos líderes o héroes si se quiere llamar así. Hoy siguen enterneciendome y dando mucha pena por esas personas pero le sumo la impotencia de tener las manos vacías para poder ayudar. Un abrazo. Como siempre excelente información.
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