miércoles, 25 de febrero de 2015

NATURALEZA

CADENA DE SERES HUMANOS

Antonio Campillo Ruiz


   La gradación infinita de seres, que desde el minúsculo átomo se eleva hasta el Ser Supremo, excita nuestra admiración, pero al examinarla detenidamente ese fantasma se desvanece, como los antiguos duendes al rayar el alba y sonar el canto del gallo.

   La imaginación se complace en observar el cambio imperceptible de la materia bruta a la materia organizada de las plantas a los zoófitos, de los zoófitos a los animales, de éstos al hombre, del hombre a los genios, de los genios a las sustancias inmateriales y, siguiendo esos millares de órdenes diferentes, de sustancias que en belleza y perfección se elevan hasta Dios. Esta jerarquía complace a las buenas gentes, que se figuran ver en ella al papa y a sus cardenales, seguidos de los arzobispos y obispos, tras los cuales van los vicarios, sacerdotes, diáconos y subdiáconos, y cerrando la marcha, los frailes.
 
   Pero hay más distancia entre Dios y las más perfectas criaturas, que entre el Santo Padre y el decano del Sacro Colegio: el decano puede ascender a papa, pero ¿el más perfecto de los genios puede llegar a ser Dios? ¿No media el infinito entre Dios y él?

   Esta supuesta gradación o cadena no existe en los vegetales ni en los animales, prueba de ello es que hay especies de plantas y animales que han desaparecido. Por ejemplo, la muria, que ya no existe.

   Los hebreos tenían prohibido comer carne de grifo y de ixión, dos especies de aves que es probable hayan desaparecido del mundo. Aunque no hubiéramos perdido algunas especies de animales, es indudable que pueden extinguirse. Los leones y los rinocerontes empiezan a ser escasos. Si el resto del mundo hubiera imitado a los ingleses, quizá ya no habría zorros en el planeta.

   Es probable que hayan existido razas de hombres que ya no se encuentran. Pero suponiendo que hayan subsistido, como los blancos, negros, cafres o samoyedos, ¿no es cosa visible que ha mediado siempre un espacio vacío entre el mono y el hombre?, ¿no cabe imaginar un animal de dos pies, implume, que fuera inteligente, sin estar dotado del uso de la palabra ni del rostro humano, del que pudiéramos apoderarnos y respondiera a nuestros signos y nos sirviera? Y entre esta nueva especie y la del hombre, ¿no podríamos imaginar otras especies?

   El divino Platón, por encima del hombre, sitúa en el cielo una retahíla de seres celestes porque la fe nos lo enseña. Pero, ¿qué razón tenía para creer en ellos? Aparentemente, no se había comunicado con el alma de Sócrates, y el buen hombre Heres, que resucitó expresamente para enseñarle los arcanos de la otra vida, nada le dijo de tales sustancias.

   Esa supuesta cadena no está menos interrumpida en el universo sensible. ¿Qué gradación hay entre los planetas? La luna es cuarenta veces más pequeña que nuestro Globo; si viajáis desde la Luna por el vacío os encontraréis con Venus, que es casi tan grande como la Tierra. Desde allí vais a buscar a Mercurio, que describe una elipse muy diferente del círculo que recorre Venus, que es veinte veces más pequeño que la Tierra, y el Sol, un millón de veces más grande; Marte, cinco veces más pequeño y da la vuelta en dos años; Júpiter, su vecino, la da en doce, y Saturno en treinta, y éste, que es planeta más alejado de nosotros, no es tan grande como Júpiter. ¿Dónde existe, pues, la gradación? ¿Cómo es posible suponer que en los grandes espacios vacíos existe una cadena que lo ligue todo? De existir alguna, es indudable que ha de ser la que Newton descubrió, la que hace gravitar todos los Globos del mundo planetario unos hacia otros en el inmenso vacío.

   ¡Ah, divino Platón! Temo que sólo nos hayas contado leyendas y escrito sofismas. Has causado más daño que jamás pudiste imaginar. ¿Cómo lo causó?, se me preguntará. No seré yo quien lo diga.

François Marie Arouet, Voltaire


Es importante visionar el vídeo a plena pantalla.

12 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Mariano, pocas veces se utilizan los elementos culturales en las traducciones. Hay que estar muy bien informado y saber los giros o nombres de la época de un escrito pretérito para poder traducirlo con fidelidad. De ello me encargo siempre cuando son traducciones. En este caso, la traducción sí que conserva los cultismos que son muy poco utilizados hoy día. Sin embargo, Voltaire, hombre que conocedor de un vocabulario extensísimo, los utilizaba con frecuencia. Muria es uno de estos cultismos: es un león. Así es, un león como los que existen todavía, afortunadamente. En la época, Voltaire y todos los europeos poseían pocos medios para poder viajar a las selvas que son el habitat de este animal y se creía que había desaparecido. Así que ni animal mitológico, como los otros, ni desaparecido. Un león normal y corriente, sospecho que joven y similar a otros felinos.

      Un abrazo, Mariano.

      Eliminar
  2. Cuando no hay palabras se impone la imaginación, eso creo Antonio, estas bellas imágenes nos hacen pensar en lo poco o mucho que somos.
    Hos precisamente en nuestro paseo por la montaña, ha salido un tema parecido, lo relativo que es todo en esta vida, nos hemos acercadoa un viejo tronco de encina y hemos visto que aunque aparentemente estaba muerto, en realidad estaba lleno de vida, hormigas, arañas etc. un mundo infinito?
    siempre lo he pensado, no hace falta ir a descubrir a otras Galaxias, lo tenemos mas cerca, a tocas, en nuestro propio cuerpo, que somos? a donde vamos? que hay después? no será mejor no hacerse ninguna pregunta y vivir intensamente de una manera sencilla y natural, a donde nos lleva n uestra supuesta inteligencia?
    Un abrazo tocayo

    ResponderEliminar
  3. Genial, maestro Campillo. Me quedo con esta frase para mi cuadro de honor. ¡Ah, divino Platón! Temo que sólo nos hayas contado leyendas y escrito sofismas. Has causado más daño que jamás pudiste imaginar. ¿Cómo lo causó?, se me preguntará. No seré yo quien lo diga. - François Marie Arouet, Voltaire

    ResponderEliminar
  4. Preciosas imágenes Antonio y como siempre bien documentado tu escrito. Esos mundos infinitos siempre me hacen pensar en lo pequeños que somos.
    Cariñoso abrazo Antonio

    ResponderEliminar
  5. No hay mundos infinitos, externos.
    El verdadero infinito está en nosotros.
    Abrazos, Antonio.

    ResponderEliminar
  6. vas adonde no vamos
    exploras lo que no exploramos
    tu blog calma mi mente
    me hace bien leerte

    ResponderEliminar
  7. Estupendo vídeo.

    Y un gran escrito.

    Un abrazo fuerte.

    ResponderEliminar
  8. A pesar de su enorme cerebro, se nota el tiempo transcurrido desde Voltaire.
    Lo que más me gusta es el último párrafo: un pescozón para Platón (con rima).

    Un abrazo, Antonio.

    ResponderEliminar
  9. No se puede negar que Voltaire era un auténtico representante de la Ilustración. Le "daba" a todo. Por cierto, muy interesante tu aclaración sobre la palabra "muria" Yo pensaba que era algún tipo de pescado o batracio. También hay relación con la salmuera (sal-muria) y en la zona de Asturias y León creo que se refiere a muro o pared.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy cierto, elpresley, Voltaire daba a "troche y moche". Una acepción de muria es majano,: muro o pared de piedra. Proviene el latín murus (DRAE), muy similar a majano (muro). Lo extraño, o simplemente muy culto, es que se llamase así a un león.

      Un abrazo, elpresley.,

      Eliminar
  10. Otra de tus buenas maestrías, y en esta me he quedado alucinada ademas...
    Gracias por enseñarme tanto.
    Besos muchos

    ResponderEliminar